.375 H&H Mag

No deja de ser curioso que podamos formular esa pregunta tratándose de una munición que ya ha cumplido un siglo. Pero el mundo de la cartuchería tiene un buen número de ejemplos clásicos y también centenarios que siguen siendo utilizados por millones de usuarios y que hasta cuentan con cada vez mayor interés. Son cosas de la evolución.


Efectivamente, nuestro protagonista en esta ocasión fue presentado nada menos que en 1912, pero es que la edad no siempre es un rasgo negativo en el ambiente de la cartuchería, y si es cierto que ha habido desarrollos que no han prosperado, o que han pasado de hecho al olvido no mucho después de su aparición, también podemos comentar otros varios en los que ese paso del tiempo ha servido para afianzar su presencia y alcance y hasta para ser mejorados incuentionablemente con el paso de las décadas, precisamente por la evolución de las pólvoras y por supuesto de los proyectiles que pueden disparar, entre los que se ha producido asimismo una espectacular evolución en diseños, pesos y prestaciones.

El .375 H&H Magnum tiene ya 104 años, pero sólo como ejemplo me limitaré a citar al 9 mm Parabellum, que es sin duda el cartucho de fuego central para pistola más extendido en el mundo y que apareció nada menos que en el año 1900 junto a la pistola del mismo nombre, la que más tarde sería universalmente famosa como Luger por el apellido de su creador. Y en cuanto a los de arma larga, otro buen ejemplo lo encontramos en el americano .30- 06 Springfield, en cuya denominación el .30 indica el diámetro de su proyectil, mientras el 06 se refiere al año en que fue adoptado por el Ejército de los Estados Unidos, es decir: 110 años de edad.

Y por supuesto que, al margen de sus evidentes posibilidades, han sido los cambios ventajosos producidos en la fabricación de las pólvoras los que han permitido que las prestaciones de la cartuchería se ampliaran espectacularmente, contando también para ello con los no menos importantes avances producidos en los proyectiles, con muchos diseños diferentes para ofrecer el mejor rendimiento en cuanto a la caza, la defensa o el tiro de precisión.

.375 H&H Magnum: el origen

En estas páginas comentaremos varios de esos proyectiles que hoy conceden al cartucho que tratamos una versatilidad extraordinaria desde las cargas propuestas por muchos fabricantes o para el trabajo de la recarga manual. Pero antes vamos a recordar cómo se produjo la aparición de nuestro protagonista, hace 104 años y en la emblemática capital de Gran Bretaña, Londres.

Y es que en esa ciudad tenía, y sigue teniendo, su sede una empresa armera que ya figuraba entre la élite internacional gracias a su fenomenales escopetas y a sus rifles express para caza, incluyendo los destinados a las especies peligrosas, animales que los británicos tenían bien a mano en las distintas colonias que componían su imperio, tanto en África como en Asia.

Y Holland & Holland, pese a su indiscutible calidad, tenía también que demostrar un alto grado de modernidad y evolución, puesto que existían otras marcas de también gran prestigio que suponían una evidente y constante competencia.

Las armas británicas eran ya tan clásicas como excelentes, pero en 1898 se produjo en Alemania la aparición de un fusil militar cuyo mecanismo de cerrojo acaparó en muy poco tiempo el interés de múltiples empresas de armas deportivas que vieron aquella mecánica como una magnífica posibilidad para complementar sus propios catálogos, y por supuesto que Holland & Holland fue una de ellas.

Las posibilidades en cuanto a seguridad, fiabilidad y precisión que aportaba la acción Mauser 1898 para poder elaborar rifles de cerrojo de alta potencia, era el complemento perfecto para los magníficos rifles express de H&H, situación que iba a verse aún mas beneficiada con la presentación de un también nuevo cartucho cargado con pólvora sin humo de calibre .375 de pulgada (9,52 mm) y en dos versiones: una destinada a los rifles de cañones basculantes y otra para los de cerrojo.

La nueva munición de H&H debía ser nombrada con varias palabras para hacerlo con total corrección según las reglas británicas, siendo entonces: .375 Belted Rimless Magnum Nitro Express. La cifra se refiere a su calibre en pulgadas, el apelativo Magnum implica que es “potente”, Nitro porque empleaba la moderna pólvora sin humo con base de nitrocelulosa, Express porque era rápido, y Belted Rimless porque empleaba la entonces nueva vaina caracterizada por disponer sobre su ranura de extracción de un anillo de latón, la que realmente había sido desarrollada por Holland & Holland con anterioridad y utilizada en una munición del mismo calibre, aunque menos potente que se llamó .400/.375 Belted Rimless Nitro Express, que apareció en 1905 y que no tuvo mayor éxito comercial.

Importante señalar que las palabras “Belted Rimless” hacen referencia al diseño de la vaina en cuya base existe el anillo o cincha comentada y que por tanto carece de reborde o pestaña para facilitar la extración desde las recámaras de los rifles express, cuyas municiones incluían en su caso la denominación Flanged.

.375 H&H Magnum: extraordinario

Como es lógico, también en aquella época los rifles de doble cañón eran armas caras de fabricar, en muy buena medida por el trabajo que implica conseguir que los proyectiles salidos de ambos cañones agrupen en un mismo punto sobre el blanco para resultar eficaces en la caza. Sin embargo, la aparición del mecanismo Mauser 98 suponía un nuevo horizonte muy atractivo, también para la industria deportiva. En primer lugar, las armas resultaban mucho más económicas de producir, podían disparar cartuchos de muy notable potencia, podían almacenar varios para resultar más eficaces y seguros, y también eran más precisos que los de cañones basculantes.

Y la simbiosis entre el mecanismo de origen Mauser y el cartucho .375 H&H Mag supuso en muy breve tiempo que ese conjunto trascendiera del ámbito británico donde se había creado. De hecho, este .375 venía a dar la réplica a otro fenomenal cartucho desarrollado por los alemanes, el 9,3x62 mm, diseñado en 1905 por el armero Otto Bock, en Berlín, que estaba consiguiendo un muy notable éxito en las colonias alemanas en África, también porque con él y el M-98 se había conseguido un conjunto accesible para los cazadores y granjeros, que sin ser lo idóneo para todas las especies que se daban en aquellas regiones “cumplía” con muy razonable efectividad si el tirador ponía de su parte lo adecuado en oportunidad y precisión.

Y por supuesto que el cartucho británico estaba por encima del alemán. Aún así, los germanos insistirían más tarde con su fórmula de los 9,3 mm, aunque montando la bala en una vaina con 64 de longitud, lo que les permitió conseguir un cartucho de mayor potencia y excelentes características que se llamó precisamente 9,3x64, pero que en absoluto puede equipararse al inglés en alcance y difusión, ni tampoco en la versiatilidad que hoy ofrece desde las numerosas cargas disponibles.

Y dando por sentado lo mucho y bueno que el .375 H&H ya demostraba hace muchás décadas, otro hecho que impulsó claramente su difusión fue que en 1925 la empresa estadounidense Western Cartridge & Co inició la producción del .375 Holland & Holland Magnum en USA, lo que supuso que al poco fuera añadida por otros fabricantes de cartuchería y de rifles de caza. No obstante, no fue hasta 1937 cuando apareció el primer rifle comercial estadounidense para dispararlo, en concreto el Winchester modelo 70, lo que por otra parte sirvió para que en poco tiempo rifles para ese calibre fueran comercializados por otras diferentes marcas dentro y fuera de los EE.UU.

Y es asimismo de destacar que si el cartucho como tal alcanzó una enorme fama y prestigio por sus resultados, su vaina sirvió de base para un gran número de otros cartuchos desarrollados desde reputadas fábricas y también desde expertos que experimentando a título particular lograron resultados espectaculares que incluso serían comercializados posteriormente. Nombres tan emblemáticos como Winchester, Remington, Weatherby, etc., se basaron en la vaina del .375 H&H Mag para crear nuevos cartuchos, lo que también se produjo en nuestro continente, como por ejemplo realizó la empresa sueca Norma en el desarrollo de potentes municiones, como los .308 y .358 Norma Magnum.

¿Uno para todo?

Está claro que la eficacia de un cartucho acaba demostrándose por la efectividad de su proyectil sobre el blanco, y por supuesto que el en caso del .375 H&H Mag esa eficacia se basó en los tres pesos de bala que la empresa fabricante desarrolló para él, con opciones de 235, 270 y 300 grains en configuración semiblindada, y otra también de 300 blindada para los animales de mayor talla.

Y tal como antes comentábamos respecto al 9,3 alemán, tampoco el .375 es las “receta definitiva” para un búfalo o un elefante, pero la experiencia de un siglo en expediciones de caza ha demostrando que si la ocasión se desarrolla en buenas condiciones para el cazador en cuanto a la visibilidad del entorno y éste dispone del tiempo adecuado para colocar correctamente el tiro, la excelente penetración de los proyectiles blindados de 300 granis será perfectamente capaz de alcanzar los órganos vitales de especies como las nombradas, lo que no quita que un servidor de ustedes incluyera un .416 Rem Mag en su batería cuando tocó tratar con los búfalos, por aquello de que “más vale que sobre que no que falte” y también aunque sea el primero en ensalzar las muchas cosas buenas que se pueden conseguir desde el cartucho que estamos tratando. Es decir, que serán incontables los animales de las especies más grandes y peligrosas del planeta que habrán sido abatidos por el .375. Pero es que desde ellas “para abajo”, y ya se trate de antílopes de toda talla, de enormes osos, de gigantescos ciervos, etc., etc., las balas semiblindadas de H&H resultaron perfectamente resolutivas.

El proyectil de 300 grains vuela en torno a los 750 m/s de velocidad inicial, lo que se traduce en una energía que se acerca a los 5.800 julios, cifras ya de muy considerable entidad que implican la efectividad de las balas de envuelta completa originales, incluso sobre elefantes y otras piezas entre los “Cinco grandes” de la caza peligrosa.

Curiosamente, el uso de las balas blindadas se da también an las especies más pequeñas de antílopes en África, precisamente cuando no se quiere perjudicar en exceso ni la carne ni la piel de la pieza, consiguiéndose un límpio orificio de entrada (y sin duda también de salida), de 9,5 mm de diámetro, algo muy distinto al efecto de cualquier otra bala semiblindada.

Pese a todo, y aunque la precisión de nuestro protagonista es realmente buena (lo que no quita que siempre se deban probar distintos tipo de bala en cada rifle para optimizar), su alcance “útil” es asimismo muy superior al que muchos pudieran suponer, y baste decir que todos los artículos y manuales leídos a lo largo de los años hacen referencia a que la trayectoria de un proyectil de 270 grains del .375 H&H Mag es equiparable a la de un 180 grains disparado desde un .30-06. Es decir, que conociendo “cómo actúa nuestro rifle” podemos realizar sin mayor problema tiros sobre objetivos a unos 250 metros de distancia, sin olvidar que podemos hacer una puesta a tiro que por ejemplo sitúe la bala unos 5 cm por encima del punto de referencia sobre el balanco a 100 metros, o que hoy disponemos de una muy interesante variedad de balas, de entre 205 y 380 grains de peso, que seguro van a ofrecer bien diferentes prestaciones y posibilidades de uso. Eso sí, si lo que se pretende es practicar la caza en recechos de montaña, con la presa a muchos cientos de metros, sin duda que éste no es el calibre recomendable, como tampoco lo serán la mayoría de los rifles que lo disparan que por razones evidentes no son precisamente los más Light de los catálogos. Pero en este caso no podemos olvidar que si bien disparar con un .375 H&H Mag por lo menos “se nota” en el hombro, en ese efecto del retroceso van a influir factores como el diseño de la culata o el propio peso del arma, y por supuesto al margen de que hoy existan soluciones como son los frenos de boca (que según su configuración pueden reducir más o menos el retroceso a la vez que aumentar el nivel sonoro), o los accesorios que se sitúan en el interior de las culatas con el mismo fin de minimizar el golpe en el hombro del tirador por efecto de racción, a la vez que aumentan como en medio kilo aproximadamente la masa del rifle.

Y una vez más tenemos que insistir en la absoluta importancia que tiene el proyectil en la efectividad del tiro. Por supuesto que el rifle será fundamental en la precisión, lo mismo que el visor nos permitirá conseguirla de foma consistente y hasta reiterada. Pero el elemento que definitivamente “caza” o consigue los puntos sobre el blanco es la bala.

.375 H&H Magnum: versatilidad

Las cifra de Vo del proyectil de 300 se eleva en más de 800 m/s con el 270, algo eficaz (según configuración), para la caza de “casi” todas las especies, y si antes me refería a su trayectoria muy similar a la de un .30-06 de 180 grains, tampoco se puede obviar que la energía generada se incrementa como en un 40%. Es decir, de efecto demoledor.

Llevo ya unas cuantas experiencias de caza en África, en las que desde el primer día pude ver cómo el .375 H&H Mag era el cartucho utilizado por la mayoría de los profesionales, dándose además la circunstancia de que todos llevaban al menos dos o tres tipos de balas distintas, tras comprobar que sus agrupaciones eran parecidas para poder utilizarlas sobre animales muy diferentes llegado el caso.

A lo largo de ya muchos años, por mis manos han pasado unos cuantos rifles del .375 H&H Mag, y el primero que yo tuve de ese calibre fue un precioso Sako Safari Grade, hará unos 25 años, que conservo con mucho cariño. Con él cacé en más de una montería y en alguna espera, aunque reconozco que estaba muy apegado (y acostumbrado), a otro rifle de esa misma marca, pero del .338 Win Mag, cartucho que he utilicé fundamentalmente desde mucho tiempo atrás con excelentes resultados.

Pero desde hace un tiempo cazó más en África, y hablo de “sesiones” de 15 días seguidos cazando de sol a sol (y también muchas noches), en muy distintas localizaciones, sobre especies muy diferentes y apreciando la ventaja de poder conseguir toda esa caza con un mismo rifle (con las enormes ventajas de tener un mismo manejo, encare, gatillo, seguro y hasta miras (con las correcciones correspondientes llegado el caso), en vez de necesitar varios de ellos. Es decir, que en el caso de no tener mi vicio por “los hierros” no haría la menor falta tener cinco rifles del .375. Aún así, no sería sincero si no reconociera que esas ventajas incluso se multiplican si se emplea un rifle de cañones intercambiables con el que la versatilidad ya se puede escribir con mayúsculas.

Por último, comentar el extraordinario rendimiento que el .375 H&H demuestra en nuestras batidas y monterías, con proyectiles en torno a los 235 gr, con muy buen alcance, con retroceso muy asimilable y con efectos más que resolutivos sobre la caza, por supuesto. Lleva más de un siglo siendo bueno y resulta que hoy es todavía mejor.

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