Perdiz roja: Un declive de ciento veinte años

Los ojeos en las mejores fincas de España iniciaron la sentencia. La especie fue rematada con las concentraciones parcelarias, agricultura intensiva, depredación incontrolada y perdices de granja…


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La Perdiz roja (Alectoris rufa) es una especie que fue muy abundante en España hasta mediados del siglo XX y ahora va camino de la desaparición. En la Campiña de Jerez están las poblaciones más afortunadas de España con una densidad de alrededor de 1"2 perdices / ha. en los censos de febrero, que van a la baja. También hay otros lugares muy concretos que mantienen perdices autóctonas en Andalucía, Castilla-La Mancha, Extremadura y Madrid, pero con carácter general en estas cuatro comunidades, las más perdiceras, la escasez de autóctonas es cada vez más evidente y se amparan las capturas con las perdices de granja, especialmente en CLM, donde la perdiz silvestre ha perdido más del 90% del territorio y lo mismo en Madrid.

Las poblaciones de Castilla y León, Aragón, Navarra, La Rioja, Cataluña (Lérida) y en el Levante son muy escasas pero están menos influenciadas por las granjas. En toda la Cornisa Cantábrica no hay perdices y en Galicia solamente en La Coruña. Según hemos publicado en FEDERCAZA y en muchos otros soportes a lo largo de estos años, la recesión perdicera ha sido por alguno o por la mayoría de los diez motivos siguientes:

1.— Pérdida de calidad de sus principales hábitat.

2.— Prácticas agrícolas perjudiciales para la fauna asociada.

3.— Problemas derivados de repoblaciones con perdices de granja.

4.— Escasa rentabilidad económica de la gestión cinegética de la especie.

5.— Predación excesiva (56 especies) e incontrolable.

6.— Exceso de presión cinegética sobre la exigua población silvestre, cada año más escasa.

7.— Declive del conejo en algunas comarcas.

8.— Prácticas ganaderas excesivas en ciertos espacios.

9.— Falta de aplicación de planes comarcales de ordenación cinegética.

10.— Condiciones meteorológicas adversas y cambios climáticos.

Vamos a tocar esas cuatro causas que señalo. Muchos analistas de la especie hemos relacionado con esta o con similares series los motivos del declive de la perdiz roja y siempre hemos apuntado a las incidencias más recientes o más específicas de cada territorio; sin embargo, los inicios y motivos de la extinción vienen encadenados desde hace más de 130 años. Los plaguicidas y los ojeos intensivos de las perdices, dos de los más graves acosos, empezaron a finales del siglo XIX. Remataron a la especie las concentraciones parcelarias, los biocidas utilizados ahora y peores hasta hace cinco años y la caza intensiva de perdices en la primera comunidad perdicera, CLM, con las perdices de granja. Algunos románticos y alguna finca excepcional son los escasos lugares que aún mantienen perdices autóctonas, porque no han sucumbido a la granja.

Perdiz roja: Un declive de ciento veinte años

Perdiz despertando en el campo (Foto J Manzano)

Pérdida de calidad del hábitat

La agricultura intensiva cerealista comenzó en España en 1955 con las concentraciones parcelarias. De cómo se labraba entonces la parcela y se recogía la cosecha con cuadrillas de segadores de hoz y zoqueta, a cómo se explotan ahora los espacios agrícolas con esas máquinas robotizadas y dirigidas por ordenador, hay un abismo de mejoras. El medio rural para los que hemos nacido en un pueblo cerealista es nuestro espacio más reconocible en la naturaleza aunque haya sufrido transformaciones casi inconmensurables desde aquellos años en que íbamos a que nos dejaran subir al trillo que hacia círculos sin parar en la parva extendida sobre la era. Este progreso permite ahora vivir dignamente de la actividad a los escasos agricultores que van quedando en el medio rural, cada día más deshumanizado. Pero el progreso agrícola es pésimo para las especies.

Fitosanitarios y plaguicidas

A finales del siglo XIX comenzaron a verterse plaguicidas en nuestros campos y por esas fechas se descubrió el DDT uno de los insecticidas más peligroso de la historia que se empezó a usar en 1945 y hasta 1965 no se concienció nadie de que producía muertes en cadena. El DDT fue prohibido hacia 1971, en pleno auge cinegético, y dejó de distribuirse en 1977. España es el país que hasta hace dos años utilizaba más pesticidas entre los 28 países europeos con 71.000 Tm, aproximadamente, que es un 20% del total utilizado en Europa. España es líder precisamente en el uso de insecticidas (los más letales de los productos químicos venenosos) triplicando a los dos países siguientes: Francia e Italia. La empresa alemana Bayer (que absorbió el año 2017 a la gigante americana Monsanto) es la líder mundial agroquímica con un 25% del volumen de semillas y biocidas y una facturación en ese año de 23.000 millones de euros. Es la distribuidora de los productos más peligrosos para las aves. La nueva fusión de la Bayer-Monsanto ha permitido superar al consorcio de gigantes americanas DuPont-Dow Cheminal, que facturan unos 17.000 millones de euros. Estas dos poderosas empresas manejan todos los fitosanitarios en el mundo.

Fueron prohibidos hace dos años Imidacloprid y Fipronilo (pero no porque se demostrara por FEDENCA-RFEC que estos biocidas mataban a las perdices, sino por acabar con las abejas como denunciaron los franceses). Seguimos usando el Tirán y el Difenoconazol, junto a otros miembros esta misma familia química (Triazoles) como el Tebuconazol, el Triticonazol y el Flutriafol, que han sido los plaguicidas que más aparecen tanto en los buches de las perdices cazadas, como en las semillas recogidas en el campo. Estos fungicidas reducen muchísimo la fertilidad de los huevos entre un 41 y 44%. Quiero finalizar este comentario diciendo que no podemos culpar a todos los agricultores de utilizar ciertos productos que están autorizados, porque ello es un objetivo de su trabajo: hacer rentable la actividad. El problema está en que esos fitosanitarios tan mortales se autorizan por los estados y no se ofrecen alternativas menos agresivas al medio (Piretrinas), porque las poderosas industrias de agroquímicos ponen en mercado los productos más beneficiosos para ellas. (1)

Perdiz roja: Un declive de ciento veinte años

Perdiz planeando (Foto Leo de la Fuente)

Repoblaciones con perdices de granja

El proyecto Mapa Genético y Sanitario Perdiz Roja (Pérez-Garrido JA. 2010-2013) que se resume, fue impulsado y patrocinado por la Fundación FEDENCA de la Real Federación Española de Caza durante tres temporadas 2010-11 a 2012-13 en las que se analizaron 1.852 perdices de campo, cazadas en catorce provincias españolas. Para el análisis genético se consideraron mínimas 150 muestras por provincia.

Los resultados genéticos obtenidos indicaban que todas las provincias analizadas (14) tenían algunas perdices híbridas, pero una gran mayoría de las perdices analizadas en este proyecto tenía escasa o nula hibridación, incluso en cotos con sueltas. Todas las analizadas lo fueron entre las capturadas en las fechas hábiles de caza, de octubre a marzo. También se observó que algunas provincias están mucho más contaminadas que otras, pues hay cotos con porcentaje alto de contaminación, aunque otros, también con sueltas de perdiz de granja, estaban totalmente limpios: ausencia de hibridación. Se ha comprobado con este proyecto que la hibridación está circunscrita a determinados cotos donde se hacen sueltas sin ningún control y a los terrenos situados alrededor de algunos cotos intensivos contaminados. Los cotos intensivos pueden cumplir una labor positiva para las poblaciones de perdices silvestres, pero solamente cuando sueltan perdices de calidad ?con control genético y sanitario?, porque el cazador amortigua su apetencia y hace menos presión sobre las perdices silvestres de su coto, lo que resulta muy positivo para recuperar esas poblaciones autóctonas.

Para los análisis sanitarios se consideraron necesarias al menos 50 muestras por provincia. Se analizaron en total 477 muestras recogidas aleatoriamente por varias comarcas y cotos de once provincias, considerándose suficientes muestras en algunas de ellas. Se ha comprobado que el 54,72% de las perdices estaban parasitadas por coccidios del género Eimeria spp. La detección de huevos de helmintos (huevos de ascarídidos –Heterakis spp. Y Ascaridia spp.-, Capillaria spp., cestodos y trematodos) ha sido positiva sólo en las heces analizadas de las muestras que estaban constituidas por ID, IG y ciegos, con unas prevalencias del 7, 2, 1 y 1%, respectivamente. De los datos sanitarios obtenidos se desprende que la Eimeria spp ha sido el parásito más prevalente y junto a los nematodos descritos en el estudio (T. tenuis, Capillaria spp, y Heterakis spp) son con aquel los principales parásitos asociados a las perdices de granja.

Perdiz roja: Un declive de ciento veinte años

Ojeo de perdiz (Arch. MyM de C.)

La caza de perdices en ojeo

La historia del ojeo nos fotografía el recorrido de la perdiz. Leí hace más de veinte años el libro de Roberto Medem, Cien años de perdiz en ojeo y en el primer tomo los ojeos de finales del siglo XIX y primeros del XX se hacían por quince a veinte tiradores que hacían de cinco a ocho ojeos diarios y de varios días seguidos en las fincas más notables del país. El personaje con mayor rango era el rey Alfonso XIII, hasta 1931 con la llegada de la República. El grupo se conformaba por una serie de nobles y propietarios de fincas que hacían a lo largo de la temporada una ronda de varios días de ojeos por cada una de ellas.

En esta etapa ya se consiguieron una serie de record de perdiz silvestre en diferentes fincas. Cada record, es tal, porque no ha sido superado posteriormente, lo que manifiesta que en esas fincas especiales las perdices disminuían y no se mantenían las poblaciones a ese ritmo de caza, porque buscar un nuevo record fue siempre un objetivo de los cazadores de perdiz en ojeo. Así ocurrió en La Encomienda de Mudela en 1963, que para lograr ese record se hicieron ese día ocho ojeos y alguna cacería en mano a mayores. A este y otros ojeos asistió Franco.

El personaje más famoso del ojeo ha sido Carlos Mitjans, Conde de Teba, el mejor tirador de la historia del ojeo. Bajaba fácilmente seis perdices de una barra (2 de pico, 2 en la cruz y 2 de espalda o cogote). Tiene el récord en un ojeo en la finca La Cepilla, con 448 perdices. Dejó de cazar a los 69 años, cuando llevaba 143.000 perdices, pues le pegaron en un ojo y perdió la vista.

Las muestras de la tabla son de las mejores fincas de España en cada tiempo. En otros territorios donde han perdurado las perdices silvestres, se han seguido cazando en ojeo hasta este siglo. Actualmente los ojeos se hacen en un solo día con diez a quince cazadores y cinco ojeos diarios. En otras fincas de menor rango perdicero, pero con perdices silvestres, la historia se ha repetido y al terminarse el ojeo por la escasez de silvestres, se ha seguido cazando en mano perdices autóctonas, porque había que sacar a la tierra el rendimiento económico de la caza. Una vez llegados a esa situación de precariedad silvestre se volvió a los ojeos, pero ya con perdices de granja, que es en lo que se han convertido los ojeos de perdiz en la mayoría de los mejores santuarios de la caza. Así es como ha acabado la gallina de los huevos de oro.

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