¿Y si todos los cazadores comenzamos una huelga?

Y llegó la hora…


Llegó la hora de que los cazadores dejemos de poner la otra mejilla y expongamos nuestro hastío de forma general y contundente.

Llegó la hora de dejar de vigilar la fauna salvaje y de actuar de forma altruista cuando detectamos cualquier indicio de epidemia en los animales de nuestros montes.

Llegó la hora de dejar de controlar a aquellas especies que sufren una explosión demográfica exagerada y provocan daños en cultivos, inciden negativamente en las poblaciones de otras especies y provocan accidentes mortales en nuestras carreteras.

Llegó la hora de dejar de incidir en el control poblacional de especies alóctonas en nuestro Medio Natural.

Llegó la hora de dejar de colaborar con las diferentes administraciones en la creación y mantenimiento de cortafuegos y senderos de acceso al monte para facilitar la actuación de bomberos en caso de incendio.

Llegó la hora de dejar de dedicar esfuerzos económicos y personales en la recogida de miles y miles de toneladas de basura que irresponsablemente lanzan al monte millones de desalmados usuarios ajenos al mundo rural, aunque en las noticias solo salen nuestras cuatro vainas.

Llegó la hora de decir a los medios de incomunicación televisiva, prensa escrita generalista, programas radiofónicos y redes de comunicación basadas en la tecnología de internet que ya está bien de mentiras y calumnias, que ya está bien de ese sectarismo intencionado y facineroso, que basta ya de sucumbir bajo el yugo de esos lobbies animalistas, porque ellos son los lobbies de presión y coacción, y no nosotros.

Llegó la hora de plantarse delante del desprecio y el ninguneo que de forma descarada y soberbia se muestra hacia nuestro colectivo desde las diferentes administraciones de gobierno.

Llegó la hora de hacer entender al mundo que desde el sector ecologista se tergiversa y manipula la realidad para poder seguir lucrándose de suculentas subvenciones gubernamentales.

Llegó la hora de demostrar que la caza es imprescindible para el buen funcionamiento de toda la sociedad y fundamental para la subsistencia de una España rural denostada y olvidada.

Llegó la hora de no incrementar las arcas del Estado con los impuestos que nos gravan en cada una de las acciones que llevamos a cabo para poder realizar nuestra actividad de forma legal y responsable. No olvidemos que la caza mueve miles de millones de euros al año y genera cientos de miles de puestos de trabajo, siendo un motor económico muy relevante e imprescindible para muchas zonas rurales de nuestro país.

Llegó la hora de explicar que la Dirección General de Bienestar animal es un pozo sin fondo donde se destinan millones de euros para que cuatro oportunistas se lucren con los impuestos que todos los ciudadanos pagamos. Dirección General que de forma oportunista y traicionera, como haría cualquier carterista, aprovechándose de politicuchos de medio pelo y baja ralea y en un momento en el cual el país está pasando la peor crisis sanitaria, social y económica que se recuerda, con cientos de miles de enfermos, decenas de miles de muertos, miles de empresas echando la persiana y un número insoportable de parados, pretende aprobar una Ley irrisoria de Protección Animal con la descarada intención de perjudicar a sectores primarios, todos ligados al mundo rural, y muy especialmente a la caza y la pesca, proponiendo de soslayo una prohibición solapada en su redactado. Muchos de sus artículos presentan en su desarrollo una clara incompatibilidad con estas actividades.

Llegó la hora de demostrar que se nos sanciona con cuantías económicas desorbitadas por acciones inevitables y que no conllevan ningún riesgo físico a terceros ni implican perjuicio a otras personas o entidades, como puede ser el salto de una linde de un coto colindante por parte de un perro que cobra una pieza herida.

Por estas y otras decenas de razones que todos conocemos y sufrimos en primera persona por culpa de pseudopolíticos llegados de no sé qué estercolero y chupones agarrados a ellos cual rémoras marinas, debemos de decir de forma contundente y firme ¡BASTA YA, COJONES, BASTA YA!

Es totalmente injusto que para que se escuche la verdad, la única e irrefutable verdad del mundo cinegético, seamos nosotros los que tengamos que sacrificarnos y llevar a cabo acciones que nunca querríamos ejecutar y que no son de nuestro agrado, pero ya no podemos esperar más. Es ahora o nunca.

Desde UNYDERAL llamamos a todos los cazadores a una HUELGA GENERAL y animamos a todas las instituciones ligadas al mundo cinegético a que secunden este llamamiento a nivel nacional.

Te pedimos que guardes el arma, que respetes y apoyes la no acción de tu sociedad de cazadores, que no te derrumbes cuando el consistorio local presidido por tu vecino te implore que actúes para controlar determinadas especies que están creando conflictos con otros sectores o complicando el tráfico motorizado, que no inviertas en material cinegético ni un solo euro, que no realices actuaciones de mejora ni mantenimiento en tu coto. Solo así pondremos en valor nuestra actividad y podremos hacernos visibles en un mundo que nos está dando la espalda de forma desconsiderada e injusta.

Bajo ningún concepto debemos permitir que el desconocimiento por parte de una clase política inepta, la avaricia de sus secuaces y acólitos, la dictadura descerebrada del sector animalista y el odio que sienten hacia todos los congéneres que no piensan como ellos, acabe con una actividad ancestral, respetuosa, ecologista donde las haya, generadora de riqueza, de ámbito social e innegablemente ligada al desarrollo y la cultura, sin la que no se explica la evolución del hombre y su progreso, prohibiéndola y denigrándola.

¡Somos imprescindibles, demostrémoslo!

¡La caza es vida!

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