La caza y los medios de comunicación: Israel Hernández

Nuestros compañeros de Cazaworld publicaron el pasado diciembre un espléndido trabajo en el que, después de contactar con diferentes responsables de medios de comunicación cinegéticos, hablan sobre la imagen que la caza tiene en la sociedad actual. Lo que viene a continuación es la entrevista a Israel Hernández, director de Jara y Sedal.


—¿Cuándo nació el medio de comunicación que dirige y cómo ha evolucionado? ¿Cómo lo definiría?

—La revista Jara y Sedal nace en el año 2001, animada por el éxito del programa de TVE que comenzó a emitirse en La 2 allá por 1991. En sus comienzos, con Lucas Arteaga como director, estuvo enfocada desde un punto de vista muy diferente al actual, muy cercano a la “crónica social”, si se puede llamar así. En su siguiente etapa, con Adolfo Sanz como director, viró a un contenido más cinegético. Tuve el honor de comenzar a dirigirla en 2008. El planteamiento que yo y mi equipo hicimos desde el principio fue el de poner la experiencia adquirida como periodistas de medios generalistas al servicio de los cazadores. Bajo esa premisa comenzamos a aplicar los géneros periodísticos al mundo de la caza, incluido el de investigación, que es una de nuestras principales señas de identidad. Intentamos utilizar el periodismo para hacer un futuro mejor para la caza. Esa misión social es una de las más importantes de esta profesión.

Podemos decir que 2013 supuso un punto de inflexión para Jara y Sedal. En ese año los trabajadores de la revista iniciamos una aventura editorial propia al fundar Innova Ediciones SL y asumir la edición de la cabecera. Desde entonces redoblamos esfuerzos por convertir Jara y Sedal en un proyecto de comunicación moderno, utilizando recursos periodísticos hasta ahora inéditos en el sector de la caza de nuestro país. Esta evolución implicó un cambio de diseño y de concepto a la hora de plantear nuestros contenidos que es muy palpable. Desde entonces Jara y Sedal no es más que un laboratorio de técnicas de comunicación en constante progreso. Cada número incorpora nuevas ideas y deshecha otras que consideramos obsoletas en nuestra eterna búsqueda de la revista de caza perfecta.

Ese mismo año, 2013, nació jaraysedal.es, nuestro portal de internet. En sus dos primeros años de andadura siguió la inercia de otras páginas del sector, en cuanto a tipo de contenidos y estructura, pero en octubre de 2015 vio la luz un nuevo concepto, también totalmente inédito en España en una página de estas características, con una redacción digital totalmente independiente de la de nuestra revista en papel. Pero esto no es nada extraordinario, es el camino seguido por la mayor parte de los medios de comunicación escrita de ámbito nacional.

—¿Qué valoración cree que tiene la sociedad actual de la caza?

—Desvirtuada en cualquier caso. Hablo de la sociedad no cazadora, no de la cazadora o la anticaza. El gran grueso de la sociedad desconoce qué es esta actividad, cómo se desarrolla, cuál es su sentido, qué aporta a la naturaleza y al país… Y lo es porque desde el propio sector cinegético nunca se ha desarrollado una labor de comunicación que diseñe un mensaje que defina a la caza y a los cazadores. Por el contrario, los sectores animalistas y ecologistas más reaccionarios sí que han sabido realizar un ejercicio propagandístico bombardeando al resto de la sociedad con mensajes goebbelianos que han dibujado a un personaje y una actividad maligna y perniciosa que, obviamente, no tiene nada que ver con la realidad. Por eso, el resultado general es una valoración desvirtuada y puede que negativa.

—¿Cree que la imagen que tiene la sociedad de la caza ha cambiado? Si es así, ¿cuáles podrían haber sido los motivos?

—Evidentemente está cambiando. A medida que la sociedad, casi completamente urbana, se aleja de la realidad de la Naturaleza y empieza a observarla como un producto más de marketing o de propaganda, la percepción de la caza como actividad natural y necesaria se pierde. Las ciudades viven en una burbuja de hormigón sometidas a un sistema de consumo, hedonismo y falsa felicidad que destierra la muerte, el sacrificio y, en general, cualquiera de esas partes amargas que nos reserva la vida. Todo eso que no ayuda a vender. En ese contexto, con una sociedad alienada por lo políticamente correcto y un universo falso de felicidad, cuesta entender que la muerte es algo necesario y, menos aún, que un semejante la ejecute en el marco de esa imagen idílica que se ha dibujado de la naturaleza. Acudimos al súper y compramos los filetes de pollo, pero esa desconexión con el drama y con la vida animal que estaba detrás, cuando se suceden varias generaciones, hacen que la imagen de la caza se vaya viendo como algo anacrónico.

—La imagen de la caza que se da por las redes sociales (RRSS), ¿cómo la valoraría en términos generales?

—Pues muy polarizada, como casi todo lo que genera debate en las RRSS. Este nuevo espacio de comunicación genera un universo paralelo, una realidad virtual totalmente deshumanizada en la que el discurso populista y los bajos instintos silencian los discursos reflexivos y bien argumentados. En un debate serio, como los que se realizan en los foros de naturaleza y conservación más importantes del planeta, la caza siempre es reconocida como un importante elemento de conservación de la naturaleza. Una y otra vez. Pero en las redes sociales, tan inmediatas y poniendo al mismo nivel tanto a expertos en un determinado tema como a los ignorantes más recalcitrantes, por desgracia suele prosperar el mensaje simple, fácil y amarillista. Es un pecado en el que incluso caen hasta los grandes diarios generalistas, que tristemente han degenerado en una prostitución por el clickbait, haciendo más cierto que nunca aquello de: “Que una mala noticia no te estropee un buen titular”. El ejemplo lo tenemos con el famoso león Cecil. Acaba de hacerse público y corroborarse que toda la cacería fue legal. Que nadie hizo nada que no debiese. Ninguno de los grandes medios que durante días abrieron sus medios con este tema ha hecho referencia a ello.

Luego, que una posición gane a otra en un debate concreto y no generalista es simplemente es una cuestión de número: siempre hay más gente que desconoce que la que conoce. La ignorancia siempre gana por goleada.

—¿Cómo valoraría la imagen que se transmite a través de medios tradicionales como son los impresos?

—Yo sólo hablo por la parte que me toca. En Jara y Sedal ofrecemos una imagen del cazador vinculada a los valores en los que creemos y tratamos que se perciba desde la sociedad no cazadora como lo que es: un amante de la naturaleza, apasionado, aventurero y cargado de rasgos y motivaciones comunes al resto de los mortales.

—La imagen que tiene la sociedad de la caza y del cazador, ¿cree que es producto de lo que se ofrece a través de las RRSS y los medios tradicionales? Si no fuera así, ¿a qué cree que se debe esa imagen?

—Desde luego que no. Porque los medios especializados nos dirigimos a nuestro público bien definido. En las RRSS la cosa no es muy diferente: nos rodeamos y seguimos sólo aquello que nos agrada. La responsabilidad de la imagen que de la caza tiene la sociedad recae sobre los medios generalistas. Unos medios que, casi siempre, están asesorados o beben de unas fuentes que, como decía antes, tienen especial interés en ofrecer un mensaje muy negativo y destructivo de la actividad cinegética.

Tampoco debemos perder de vista que las RRSS son un medio de comunicación en sí. Cualquiera puede convertir en viral su mensaje, no sólo los medios tradicionales. Por eso es importantísimo que todos tomemos conciencia de la responsabilidad que tenemos cuando lanzamos nuestros mensajes a este inmenso medio. Cada imagen, cada vídeo que compartimos puede ser visto por la sociedad no cazadora, que en algunas ocasiones no está preparada para ver ciertas cosas, por lo que hemos expuesto antes: su desconexión con la muerte es total. Por tanto debemos ser responsables y tomar conciencia que la imagen de la caza y los cazadores es cosa del colectivo, no sólo de los medios especializados.

—¿Cree oportuna una defensa activa de la caza o no es necesaria?

—Por supuesto que es necesario. Al menos, por la parte que humildemente nos toca, llevamos ya varios años en esta guerra. Porque además es casi exclusivamente un conflicto de imagen, de comunicación. La ciencia, los expertos… todos justifican la acción de cazar. Pero la razón por sí sola no puede luchar contra la propaganda, porque es una guerra que corre serio riesgo de perder. El populismo siempre es peligroso, y la caza hoy es objetivo populista.

—La imagen de la caza en la sociedad, ¿puede llegar a convertirse en un concepto ampliamente respetado? ¿Cómo podría lograrse esto?

—Sí. De hecho, de los Pirineos para arriba la caza es vista con mucho respeto. Francia, Alemania, Austria, en todo el norte de Europa el cazador es admirado y respetado. Hasta en esto vamos con retraso en España. Pero como digo, debemos definir un mensaje claro, profesional, y hacerlo llegar a través de los diferentes canales de difusión que tenemos, que cada día son más. Comunicación es la respuesta a todos nuestros problemas.

Comparte este artículo

Publicidad