La caza no es un juego

Esperando a propósito la finalización del Campeonato de España de Caza Menor con Perro, con el fin no desconcentrar a los participantes, saco a relucir mis discrepancias con el evento tal y como está realizándose hasta ahora.


El mundo evoluciona de manera imparable minuto a minuto y el modo de ver y entender los acontecimientos sociales van en el mismo tren. Las ideas prefijadas sobre los diversos temas que nos rodean, unas veces las ponemos al día por ser igual que el vecino, otras por no quedarnos atrás y otras por imposición social o moda. Los campeonatos de caza al uso han chirriado desde siempre, y con el paso del tiempo cada vez más. No pretendo con esto señalar ni acusar a nadie, no, simplemente dar una llamada de atención a tiempo que nos invite a reflexionar a todo el colectivo. Debemos ser los cazadores, representados por la Real Federación Española de Caza, los primeros interesados en renovar nuestro armario con ideas y actuaciones de vanguardia ante la sociedad, y no esperar a recibir un tirón de orejas desde cualquier lugar de Europa. Ya saben… más allá de los Pirineos.

¿Ustedes imaginan que la Asociación Española de Sumilleres organizara un concurso donde aplicaran los mismos factores determinantes que en un campeonato de caza?

Los motivos que me han empujado a este callejón que para mí tiene una fácil salida, son dos. El primero; por la gran confusión a la que nos han sometido y estamos sometiendo a las nuevas generaciones —de cazadores— con los conceptos de la caza en general. Por una parte les estamos concienciando la caza como un deporte cuya principal doctrina es el contacto con la naturaleza para conocerla, respetarla y equilibrarla. Y por otro lado les lanzamos a los campeonatos de caza, donde el que más perdices, liebres, conejos etc. mata es el ganador, es decir, el mejor cazador. Interpretación filosófica de foráneos y no foráneos.

A todo esto los organizadores son la R.F.E.C y las Autonómicas, sin pensar —los organizantes— en la repercusión que directamente transmiten estos campeonatos, con metas de caza real. Por imitación, son antagónicos modelos para la conservación de las especies de caza, el sector y su imagen. ¿Ustedes imaginan que la Asociación Española de Sumilleres organizara un concurso donde aplicaran los mismos factores determinantes que en un campeonato de caza? (cantidad y tiempo). Hace unas décadas, gracioso y divertido. Hoy, impensable. Y no precisamente por el hecho en sí, que también, sino por lo que transmitiría a las nuevas generaciones y al resto. Como ven no solo cambian los móviles y los coches, también la manera de comprender las circunstancias sociales, entre muchas otras.

Por otra parte, en nuestro sector —de cazadores— como en todos, siempre hay alguna oveja negra, pero por lo que percibo, oigo y veo tenemos más que la media. No es una consecuencia de los campeonatos, honestamente así lo pienso, pero favorecen y animan bastante a personajes con instintos díscolos. Sin calentarnos mucho la cabeza, casi todos conocemos algún aprietagatillos, cuyo único fin dominguero es llegar al cupo o pasarlo sea como sea, sin entrar en detalles. El cupo es una norma que sirve para saber dónde está el tope en un día de fortuna. Pero éstos —los aprietagatillos—, piensan que al cupo hay que llegar cada día de caza, convirtiendo tal tope en un compromiso dominguero. Con la justificación de un buen faroleo, una apuesta o simplemente por ser un socio que paga al corriente. ¡Vamos, como si matar perdices fuese igual que matar marcianos! Otra moneda y partida nueva. Señalando tales hechos una falta de conocimiento del valor que tienen como patrimonio natural y venatorio nuestra perdiz roja y cualquier especie salvaje, en el caso.

Los campeonatos de caza como se han hecho y se están haciendo, tanto si la caza es salvaje como si es sembrada, no tienen una identidad competitiva como juego

Los campeonatos de caza como se han hecho y se están haciendo, el Social, el Provincial, el Autonómico y el de España, tanto si la caza es salvaje como si es sembrada, tampoco tienen una identidad competitiva como juego, me refiero como el fútbol, tenis, tiro al plato, recorridos de caza, etc… La razón se debe a las condiciones en las que se presenta el juego, no garantizan por su singularidad una clara similitud para cada jugador o equipo. Tendrían que competir entre los mismos concursantes muchas veces para poder identificar al ganador, por acumulación de puntos una vez finalizada la liga, como en otros deportes como los referidos que realmente son competitivos. Producto de la igualdad de condiciones del juego para los concursantes o equipos, más las repetidas veces en las que se enfrentan.

Analizamos los factores de un campeonato de caza para considerar si es juego competitivo,

  • 1. Capacidad física del concursante o jugador: Factor no competitivo, al no ser el mismo circuito para los concursantes, cada uno elige el más interesante para conseguir su fin. Dificultándose unos a otros, sobre todo en la salida, por no tener una definición única el circuito.
  • 2. Puntería del concursante o jugador: Factor no competitivo, al no presentarse las mismas condiciones de tiro igualitaria, tanto en dificultad como en cantidad de lances para los concursantes.
  • 3. Munición: Cada concursante puede elegir libremente el tipo de munición a utilizar. Cualquier cazador sabe perfectamente que cartuchos ha de usar y cómo, para parar la caza sin destrozarla. Otra cosa es un campeonato, no es un reproche al concursante, sino al reglamento. La munición siempre debería ser la misma para todos. Evitando la tentación poco ética del uso de “bombas” para bajar una perdiz, es lo único que lícitamente le importa al concursante. La competitividad es solo para los fabricantes de munición.
  • 4. La caza. Salvaje o sembrada: No es factor competitivo pues siempre se presenta de forma aleatoria o casual, dependiendo solo del azar o suerte. Aclaro esto; dos “competidores”, uno termina con dos perdices y el otro también con dos. A otro día, a la semana, o a los quince días me da igual, intercambian el circuito. ¿Se les presentarán las mismas oportunidades? No. Pues eso quiero decir. Aquí radica una de las grandezas de la caza.
  • 5. El perro: Como auxiliar, tiene un papel importante para arañar unos puntos valederos para subir a su dueño al primer puesto. Quien se magnifica es el concursante y su percha, quedando el perro finalmente en el olvido. Para perros hay otros concursos específicos en los que el can es el único protagonista, dejando al dueño en un segundo plano.

Como podemos evidenciar, de competitividad real nada. Una mera exhibición con un ganador al cual se le atribuyen ciertas grandezas por su hazaña y suerte. En ningún caso quiero desmerecer personalmente a los concursantes —no van por ahí mis tiros— sino a la figura que el propio campeonato les otorga (…premiar y distinguir al cazador federado).

A continuación el segundo motivo; no me parece una razón defendible ante la sociedad vender al ganador como el mejor cazador de España o de donde sea. Simplemente por que no es así, la caza no es un juego competitivo, en todo caso un juego de fortuna o lotería. Quien más apuesta es quien más gana o más pierde, no se sabe nunca donde está el premio. Después de todo, la sociedad nos juzga —a los cazadores— no por lo que somos sino por lo que aparentamos y por nuestros hechos. Y estas apariencias y hechos no son muy convenientes para el sector, ni en los tiempos que estamos ni después. Salvo, mientras no inventen un cartucho que pare a la caza sin dañarla —no es broma— ¿Por qué no? La pesca ya lo ha conseguido. No se alarmen, como he dicho al principio, el mundo evoluciona de manera imparable minuto a minuto y no sabemos qué nos queda por ver. En la última década han aparecido municiones de cobre, acero, cúbica y sin plomo (que yo sepa) ¿Lo siguiente…?

El campeonato de caza podría haber sido más parecido a un juego competitivo si algunas de las condiciones hubiesen sido estas:

  • La munición: 10 cartuchos por concursante, si se considera según el cazadero que pueden presentarse más de 10 lances. Y si se considera que difícilmente llegarían a 10, entonces 5 cartuchos por concursante. Homologada por la R.F.E.C, del mismo tipo para todos los concursantes. Con esta “escasa” cantidad de munición, se evitarían tiros llenos de incertidumbre y premios sorpresa.
  • Piezas de caza: Inexcusablemente salvajes. Es una descortesía para nuestra perdiz salvaje, y para mí como cazador español, recurrir a congéneres de granja en un campeonato de caza en España. Si en el coto donde se realiza el campeonato hay poca caza, mejor. Estamos compitiendo ¿O no? Aparte, las granjeras no se comportan todas igual, -me refiero a relativamente “salvajes”- aunque la suelta se haya realizado meses antes. Con estas, un concursante puede toparse con el podio en cualquier asomada, mientras el resto remueven todo el coto intentando poner alguna perdiz a tiro.
  • Puntuaciones: Según el Reglamento Art.15 dice, 3. Solamente se computará una pieza por cada disparo efectuado, aunque como consecuencia del mismo, sean abatidas más de una. Aquí no debería puntuar ninguna pieza, pues se deja abierta la opción de hacer los dos disparos sobre un bando con la idea de descolgar un mínimo de dos. Sería una actuación poco ética por el riesgo que supone dejar pinchada alguna que morirá horas o días después. El Reglamento tiene que ser un referente de las buenas prácticas cinegéticas.
  • Campeonato Social: Tantas jornadas competitivas como concursantes, siendo la puntuación acumulada la que califique al ganador del social.
  • Provincial: Tantas jornadas competitivas como concursantes. Cada campeonato se realizará en cada coto elegido por cada uno de los participantes, mostrando cada adversario su destreza en el escenario de sus contrincantes. La puntuación acumulada calificará al ganador del provincial.
  • Autonómico: Tantas jornadas competitivas como concursantes. Cada campeonato se realizará en cada coto elegido por cada uno de los participantes, mostrando cada adversario su destreza en el escenario de sus contrincantes. La puntuación acumulada calificará al ganador del autonómico.
  • Nacional: Tantas jornadas competitivas como concursantes. Cada campeonato se realizará en cada coto elegido por cada uno de los participantes, mostrando cada adversario su destreza en el escenario de sus contrincantes. La puntuación acumulada calificará al ganador nacional.

En principio parece inviable, pero no, no es inviable. En todo caso mucho más complicado. Les recuerdo que otros deportes el sistema de competición es muy similar, por no decir igual. Es cierto que en una temporada no se podría hacer, en vez de un campeonato nacional al año, cada dos o tres o cuatro años, según consideren comprimir o extender el calendario. Estos básicos cambios en el modelo de campeonato son los que hubiesen avalado al verdadero ganador como Campeón de España de Caza Menor con Perro. Al tener una similitud más extensa de oportunidades que no idénticas, donde el factor suerte no tiene la misma cabida que en un campeonato a una partida, al no repetir la misma varias veces. Un detalle psicológico para los participantes de el Social, el Provincial, el Autonómico y el de España, el ganador se sentiría más ganador y los perdedores menos perdedores, contrariamente al sistema actual el cual los perdedores se quedan con la sensación que todos podían haber sido el ganador. Solo por cuestión de un poco de suerte, que al campeón le ha bastado.

Hasta aquí, están expuestas muy sintetizadas mis diferencias. Lo más fácil para mí sería haber acabado, pero no hubiese sido correcto ni decente sin antes dar como mínimo una alternativa, guste o no guste. Intentaré sintetizar también la alternativa como una propuesta marco, pues lo que importa es la esencia de la idea general. Entendiendo que cualquier cambio debe ser viable legalmente para reglamentarlo.

Para situarnos, la competición seguirá siendo la clave del acontecimiento, pero de una forma igualitaria para cada concursante y sin muerte de animales. Se trataría de la combinación de un circuito con una longitud total de 12.500 metros en un medio natural aprovechando caminos y algún tramo de campo a través, intercalando puestos de tiro de recorridos de caza cada 500 metros, con un total de 25. Entregando en cada puesto la pieza de caza (lastre) con su peso correspondiente. Si todos los platos fuesen buenos el peso total máximo estaría en 15 Kg. El circuito y la dificultad cada en puesto de tiro serían los mismos para cada uno de los concursantes, puesto que irían saliendo uno detrás del otro cada cierto tiempo. Resumiendo, una clásica contrarreloj especial caza.

El arma: Cada concursante llevaría su propia arma. Para los detalles se pueden usar los mismos del reglamento de recorridos de caza.

La munición: Un cartucho por plato que proporcionaría la organización en cada puesto de tiro, el mismo tipo para todos los concursantes. Debiendo homologar la Real Federación Española de Caza una munición específica para usar en este campeonato tanto en el nacional como en los autonómicos. Por supuesto con la expectante nueva munición libre de plomo. Como entre puesto y puesto el concursante no llevaría munición, se elimina el riesgo de accidente por disparo. El público podría estar participativo en el circuito entre puesto y puesto sin peligro.

Los puestos de tiro (25):

- Contarán con un árbitro y un auxiliar si fuese necesario.
- Funcionarán como controles.
- Abastecerán la munición a usar en ese puesto. (Un cartucho cada plato)
- Anotarán el resultado del tiro.
- Entregarán la pieza de caza (lastre) al cazador por cada plato bueno.

Piezas de caza:

- El peso total del lastre de las piezas de caza no será superior a 15 kilos.
- Cada plato representará una pieza, zorzal, pato, perdiz, conejo, liebre, zorro etc… con los pesos proporcionales.

Perchas para las piezas de caza (lastres):

- Serán homologadas (opcional), diseñadas de forma que el concursante lleve las piezas de caza (lastre) con la máxima comodidad, con un sistema de enganche que no pueda perder ni manipular las piezas.

Otras normas: El concursante que tenga diez fallos o ceros en puestos, queda automáticamente descalificado, aunque no haya terminado el circuito.

Estas serían las normas en líneas generales para un campeonato de caza menor, y donde el ganador sí es merecedor de ser el mejor cazador del año. Pues todos han demostrado su capacidad en igualdad de condiciones en un juego competitivo, aunque solo sea en una partida única.

Mi empeño en demostrar que es hora de cambios en el campeonato de caza tiene un objetivo más profundo, y es colaborar con una crítica constructiva en la protección de la caza en España. Enemigos al sector le sobran, plaguicidas, viales, urbanismo, furtivos, la crisis, apuros económicos ante administraciones sin piedad, etc. y si faltaba algo, aunque ha dado marcha atrás con el entuerto hecho… el eurodiputado. En principio creí que era extranjero pero no, es de aquí. Aprovecho para agradecer y felicitar a la R.F.E.C por la rápida acometida al caso Perelló —al César lo que es del César—. En fin, todos sabemos que no será el último ataque político, somos un blanco muy a mano para cualquier demagogo. Y después, si la opinión pública le tira los trastos a la cabeza, donde dije digo, digo Diego. Me era necesario decir algo sobre esta eurodiputada anécdota nada graciosa, a la que no está vinculado este artículo. Solo es una coincidencia en el tiempo.

Continúo; para el cazador o personaje de instintos díscolos, ante cualquier contrariedad relacionada con la caza, por ejemplo; falta de caza, subida de precios, días de caza etc., le es muy fácil culpar a la junta directiva de la sociedad de cazadores, a la federación o al gobierno —el más usado—. Que sí, algunas veces llevan razón. Luego, escopeta en mano, hacen lo que les viene en gana, no respetan cupos, y puestos, barbaridades imaginables. Son furtivos camuflados entre cazadores, con una empatía cinegética arrolladora alrededor de unos cafés. Es una minoría, cierto, pero una minoría que nos perjudica mucho a todos. Y curioso es, aquellos quienes intentan quitarnos el prestigio les tengamos dentro. Aunque sabemos muy bien defendernos de los ataques externos, este detrimento interno nos impide invalidar con mayor contundencia a los que continuamente nos rebuscan el punto débil. Cada uno desde nuestra trinchera aunque sea pequeña, y como estamos haciendo, debemos seguir combatiendo identificando a los enemigos que la caza tiene en nuestra sociedad de cazadores o en nuestro coto, por ende, estaremos defendiendo la caza en España.

Por todo lo dicho, no debemos esperar cándidos a que desde fuera del sector o incluso desde fuera de nuestro país, nos digan que no lo estamos haciendo bien. Sencillamente por no adaptarnos a los tiempos, que la evolución del pensamiento social indiscutiblemente marca.

Termino invitándoles a leer un recorte de prensa con una pregunta final, para que cada uno de ustedes interprete sus impresiones desde la perspectiva del ocaso del 2013 a 28 años atrás:

«Un total de 159 perdices, 33 liebres y tres conejos cobraron los 17 participantes en el Campeonato de España de caza, disputado en Corral de Almaguer (Toledo). Lo ganó Ismael Tragacete, de 40 años, que en siete horas anduvo 65 kilómetros y cazó 24 perdices y cuatro liebres. El número de perdices cobradas ayer es el récord de los 18 campeonatos celebrados hasta la fecha, pese a que la actual federación es partidaria de situar las finales en terrenos con escasez de caza». (El País. 15-Dic-1985)

¿La opinión pública lo aceptaría hoy?

FELIZ NAVIDAD

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