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Lo primero que tenemos que tener en cuenta, cuando queremos saber cómo debe de ser la escopeta idónea para nosotros, es analizar cómo es nuestra forma de tirar; por eso nunca se puede poner una escopeta a medida sin observar y analizar cómo es la forma de tirar del cazador para lo cual antes de tocar la madera de una culata es imprescindible acudir a un campo de tiro acompañado de un buen profesor de tiro y del armero, que va a poner las medidas a la culata, para que ambos observen cómo tira el cazador, cuáles son sus virtudes y sus defectos y después con un exhaustivo clínic, pasar a modificar las medidas de la culata, pero no sólo viendo las medidas físicas del tirador, sino también analizando su forma de tirar.
Cada tirador tiene su forma personal de efectuar sus disparos y de manejar una escopeta
Por ejemplo, hay personas a las que la culata de su escopeta sobre el papel les queda perfectamente, ya que su ojo queda correctamente alineado con la solista viendo sólo el punto de mira y nada de banda; en teoría esa escopeta estaría bien puesta, pero si observamos cómo efectúa sus tiros ese cazador, quizás podamos comprobar que de una forma repetitiva se suele dejar los tiros bajos, por lo que para él en concreto lo ideal sería que la escopeta estuviera más recta, es decir, que viera banda, lo que haría que sus tiros se elevasen ligeramente y de esa forma el número de aciertos aumentaría, aunque en realidad aparentemente la escopeta estaría mal regulada para sus medidas, pero no para su forma de tirar.
Es cierto que intentar arreglar errores técnicos de la forma de tirar a base de modificar nuestra escopeta es un poco chapuza, pero en muchos casos, cuando los cazadores tienen una cierta edad, los malos vicios están muy arraigados, con lo que el dar una cierta solución modificando las medidas de su escopeta contribuirá a mejorar notablemente la forma de tirar y, por consiguiente, a aumentar el número de aciertos a lo largo de la temporada.
Cada tirador tiene su forma personal de efectuar sus disparos y de manejar una escopeta, por lo que marcar unas pautas de cómo debe de ser el arma ideal de forma general sería imposible, ya que lo que para uno sería perfecto para otro tirador sería totalmente horroroso; no obstante, en este capítulo vamos a daros una serie de pautas generales, las cuales irán bien a la inmensa mayoría de los cazadores, de tal forma que vosotros mismos observéis cómo os queda vuestra escopeta y cuáles deben de ser las modificaciones a realizar para que os quede perfectamente adaptada. Los consejos son partiendo de la base de que vuestra forma de tirar es la correcta y por tanto dando por hecho que vuestro encare y swing son correctos.
Las características técnicas de una escopeta variarán dependiendo del tipo de modalidad de tiro o de caza para la que la vamos a utilizar. Por ello, antes de observar las características del arma debemos tener muy claro cuál va a ser su finalidad. Lo ideal sería tener al menos tres escopetas, con lo que cubriríamos la mayoría de las necesidades que habitualmente se le presentan a cualquier tirador o cazador, como es el tiro en mano, en puesto o el tiro deportivo; pero en muchos casos eso es imposible, por lo que en general lo idóneo sería que nuestra escopeta fuera de las llamadas sporting, ya que con ella cubriríamos la mayoría de nuestras necesidades.
El peso de una escopeta viene determinado por dos circunstancias: el tiempo que vamos a tenerla en nuestras manos y la constitución física de cada tirador. Lo que sí está claro, de forma común para todos, es que con una escopeta más bien pesada se tira mejor que con una ligera, ya que conseguiremos con ello dos importantes ventajas: primero, reducir el retroceso, con lo que ganaremos confort en nuestros tiros, además de poder efectuar nuestros segundos disparos con más comodidad y precisión. Y segundo, podremos realizar un swing más preciso y correcto, con lo que evitaremos parones de mano debido a la masa del arma, y lo que es más importante, el dejarnos los tiros bajos.
A partir de ser conscientes de esto tendremos que ir bajando el peso del arma hasta que se ajuste a nuestras fuerzas en concreto, pero sabiendo que cuanto más peso le quitemos será peor en el momento de efectuar nuestros tiros. Yo, en particular, estoy totalmente en desacuerdo con las escopetas ligeras; creo que sólo valen para que cuando el armero nos las deje tengamos la sensación agradable de decir «qué gusto, que poco pesa» pero luego, cuando tiremos con ella nos quitará las muelas por el retroceso. Un peso idóneo en general para casi todo es 3,5 Kg.
El color del punto de mira viene determinado por dos razones: una, el fondo sobre el que vayamos a disparar. Tener en cuenta que el punto debe resaltar sobre el fondo para tenerlo mejor localizado; no es lo mismo disparar sobre un cielo nuboso con un punto de mira blanco, el cual apenas se ve, que con uno rojo o verde. Y la segunda, será la forma que cada uno tenemos de captar los colores. Sin llegar a ser daltónicos, todos tenemos una cierta mayor o menor capacidad para distinguir ciertos tonos o colores, por lo que en este sentido lo ideal es que cada uno utilice aquel que más resalta ante sus ojos, sin llegar a quitar protagonismo a aquello sobre lo que disparamos.
El selector de tiro es un elemento de la escopeta que cada vez más fabricantes optan por añadirlo a sus armas. Es lógico, ya que antiguamente cuando las escopetas tenían dos gatillos era muy fácil para el cazador utilizar el cañón idóneo para la distancia a la que se encontraba la pieza, pero hoy en día, con un solo gatillo, esto es posible sólo si las escopetas tienen selector de tiro mediante el cual decidiremos qué cañón deberá disparar primero. Aunque, en general, ya os he comentado en alguna ocasión que lo lógico para tener unas buenas características técnicas de una escopeta superpuesta es utilizar primero el cañón de abajo, en ciertas circunstancias es posible que esto lo tengamos que cambiar, dependiendo del choque idóneo para cada ocasión.
Sobre los choques hemos hablado en varios de nuestros capítulos, así que de una forma resumida sólo os diré que el idóneo es aquel que abre al máximo el plomeo de vuestra escopeta, pero sin dejar huecos entre los perdigones. Es importante que uséis aquel que más confianza os ofrezca, además de tener en cuenta sus características técnicas. Yo en general soy partidario siempre de utilizar chokes cerrados para casi todo.
Cuando hablamos de la dureza del gatillo nunca me gusta dar cifras concretas, ya que la dureza ideal es aquella a la que tenemos acostumbrado a nuestro dedo en particular. Da igual que un gatillo esté demasiado duro o demasiado blando, en el sentido de que, si esto ocurre, nuestros tiros se quedarán igualmente traseros, por lo que lo ideal será que tenga la dureza idónea para cada uno de nosotros, de tal forma que el disparo salga en el momento preciso en que nuestro cerebro lo desee, utilizando una presión aprendida por nuestro dedo.
La longitud de la culata deberá estar determinada por el punto de apoyo de nuestra cara sobre ella y no del ángulo que forme nuestro brazo con el antebrazo, medida que de una forma muy poco técnica se suele utilizar por algunos, apoyando la cantonera sobre la unión del brazo y antebrazo y observando dónde queda el dedo del gatillo. Esta forma de ver cómo queda una culata no sirve para nada y ya es hora de que se deje de emplear, ya que sólo sirve para cortar y estropear innecesariamente culatas aquellas personas que tienen los brazos largos y el cuello corto. La medida de la longitud de una culata vendrá determinada de tal forma que el pómulo de nuestra cara quede situado en el primer tercio de los tres que dividamos la longitud del lomo de la culata, partiendo de la cresta de ésta hacia la cantonera.
La forma ideal para saber si una culata está bien de ventaja y de altura de culata es probándola por nosotros mismos de la siguiente forma: ponernos frente a un espejo con nuestra escopeta en las manos en postura de guardia baja, a continuación, cerrar los ojos y sin abrirlos, realizar un encare como normalmente lo hacemos de forma rápida y decidida; una vez que la culata ha quedado unida a nuestro pómulo, procederemos sin quitarla de nuestra cara a abrir los ojos y observar qué es lo que vemos y lo haremos de dos formas diferentes: una, viendo la imagen que nuestro ojo ve de la solista del arma y de su punto de mira, y otra, a través de la imagen del espejo como si nos estuviéramos viendo de frente. En ambas imágenes si la escopeta nos queda bien deberemos tener nuestro ojo alineado con la solista y viendo el punto de mira alineado con ésta. En el caso de que tengamos alguna desviación anómala, deberemos acudir al armero para que varíe las medidas de la culata hasta que al repetir lo explicado anteriormente nuestro ojo quede perfectamente alineado. La cantidad de banda que queramos ver dependerá del tipo de tiro que practiquemos o del vicio que tengamos adquirido de dejarnos los tiros bajos.
Son muchos los años que vengo quejándome de que los fabricantes de cantoneras no tienen en cuenta algo tan importante como es el que éstas vengan con un acabado externo que permita que la goma resbale por el cuerpo del cazador sin engancharse en su ropa. Está bien que la cantonera quede unida al hombro del cazador y que elimine al máximo por su elasticidad el retroceso del arma, pero recuerden que antes de que una cantonera se apoye en el hombro se debe realizar un encare y que si éste se realiza correctamente, la goma de la cantonera se tendrá que deslizar desde la postura de guardia baja, deslizándose por la camisa hasta llegar a nuestro pómulo. Para aquellos que tengáis en vuestras escopetas cantoneras poco deslizantes, un remedio casero y que va muy bien es dejar la culata a vuestra mujer, que suele tener más habilidad en estos temas y pedirle que con esmalte de uñas de color incoloro le dé con el pincelito a toda la superficie de goma de la cantonera. Veréis como en pocos minutos, en cuanto seque la cantonera, se deslizará con toda facilidad sobre el lateral de vuestro cuerpo, ayudándonos notablemente a realizar un correcto encare.
El pitch de una escopeta sirve para que la acción del retroceso del arma se reparta por igual en toda la superficie de la cantonera que está en contacto con nuestro hombro y en absoluto como algunos creen, y he podido escuchar en algunos corrillos de tiradores, para que nuestros tiros suban o bajen. Tened en cuenta que cuando el pitch podría intervenir en nuestro tiro éste ya ha lanzado los perdigones al aire en la dirección deseada por nosotros. La medida del pitch viene determinada por la masa muscular de nuestro pectoral, teniendo que darle la inclinación correcta, la que mejor se ajuste a nuestra anatomía personal, con la precaución de que deberá tener un pitch que impida que nuestra escopeta se resbale hacia abajo al disparar y que, por otro lado, impida que la parte baja de la cantonera se clave ligeramente en nuestra piel al disparar.
Os recordamos que todos aquellos que deseéis formulamos vuestras dudas o preguntas, o asistir a nuestra escuela podéis hacerlo dirigiéndoos a:
ESCUELA DE TIRO
Gonzalo Gómez
Teléfono: 609002992.