En la antesala

Sin darnos cuenta estamos otra vez en lo que podíamos llamar la antesala de una nueva temporada montera. A punto de que suenen las caracolas y los trabucazos en las sierras de nuestra geografía rompiendo ese silencio sepulcral que ha imperado durante meses en todas sus lomas, barrancos, umbrías y solanas.


Actualizado

A tan solo unos días de que nuestros corazones monteros galopen a ritmo de locomotora a causa de la incertidumbre que provoca el no saber si va a romper a nuestro puesto ese enorme macareno de grandes navajas que se les ha quedado retrancado a los perros contra la peñoná que hay en el arroyuelo que delimita la umbría tupida de jaras, madroñas y chaparras de la solana, de ese lugar donde se oye esa nerviosa y escandalosa ladra que algunas veces precede al quejido de muerte de algún perro.

Comparte este artículo

Publicidad