La estrategia de la motosierra

Seguramente muchos de ustedes habrán visto el vídeo que muestra cómo un grupo de individuos destruye a cara descubierta tres casetas de madera ubicadas en la Reserva de Caza de la Sierra de la Culebra, en Zamora, en protesta por la concesión de permisos para la caza del lobo. Y seguramente a muchos de ustedes les habrá sorprendido la agresividad conceptual, verbal y gestual de que hacen gala a lo largo de los 6.37 minutos que dura la grabación.


Se trata, como bien saben, de cinco activistas del movimiento ciudadano Lobo Marley capitaneados por su presidente, el naturalista y divulgador Luis Miguel Domínguez, reciclado ahora, y a la vista de las imágenes que comentamos, al ecoterrorismo, entendido éste como el uso de una violencia penalmente perseguible y con pretensiones simbólicas en defensa de orientaciones ecologistas. Ese denominado ecoterrorismo que nació en Inglaterra hacia 1970 y que tiene en el Frente de Liberación Animal y el Frente de Liberación de la Tierra sus dos más conocidos, activos y extendidos exponentes. Mal camino han elegido. El vídeo comienza con la llegada de los activistas a lo que llaman el lugar del delito, pertrechados de motosierras (que hacen sonar en plan película de terror) y sogas. Domínguez nos pone rápidamente en situación: «a tomar por culo las casetas», dice exultante; sigue con un «preparados, que hay más» y remata con una advertencia/amenaza: dice muy serio que cuentan con «dispositivos especiales» que les permite grabar a quienes hacen uso de las casetas… Los hechos han sido denunciados por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León y por la Oficina Nacional de la Caza. Este Lobo Marley es el mismo movimiento que en la pasada subasta de permisos de caza en la Reserva de la Culebra empleó 10.000 euros en adquirir dos permisos de lobo con el ánimo de indultar a sendos ejemplares, ejemplares que serán no obstante abatidos por la guardería por decisión de la Junta. Se pone así de manifiesto, por un lado, que Lobo Marley tiene más dinero que cabeza para gestionarlo, y por otro que es necesario controlar la población del lobo para que no provoque más daños de los que los habitantes de la zona están dispuestos a asumir. Porque lo que a estos individuos de la motosierra se les olvidó comentar en su vídeo promocional es que los permisos que se conceden para la caza del lobo son legales, y que los concede la autoridad pertinente en base a criterios técnicos, una vez consensuado su número con las partes afectadas. Entenderíamos que defiendan una cuota cero, pero con argumentos. Lo de la motosierra tiene mal encaje, y a quienes peor ha sentado es a los habitantes de la zona, gentes de campo, agricultores y ganaderos fundamentalmente. Lobo Marley. Ciudadanos por el Lobo y el Mundo Rural, que es el nombre completo del movimiento, da la sensación de que tiene más de lo uno (ciudadanos) que de lo otro (mundo rural), pero esta estrategia de la motosierra les abre puertas para poder hacer daño, sobre todo al lobo. El vídeo ha sido visto —seguro— por mucha gente, que para eso madrugaron y sudaron la camiseta de la organización. Mucha gente que acudirá al reclamo, entrará en su página y se apuntará a la causa a razón de 30 euros anuales, que es la cantidad en la que han establecido la cuota. Advertidos estamos: «Preparados, que hay más». ¿Qué harán? No lo sabemos. El frágil equilibrio alcanzado por políticos, conservacionistas, técnicos y ganaderos no será difícil de romper. Para desdicha del lobo.
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