Ecológica demagogia
El pasado 20 de octubre, bien es cierto que apurando plazos hasta el límite, el Grupo Popular en el Senado presentó una enmienda al proyecto de Ley de Parques Nacionales para eliminar el actual límite de 2017 para la caza deportiva dentro de estos espacios protegidos, estableciendo así una prórroga que justifican aludiendo a la «seguridad jurídica» de los propietarios privados de terrenos incluidos dentro de sus límites.
A cambio, la citada enmienda especifica que «las administraciones públicas promoverán la celebración de acuerdos voluntarios en los casos en que la adecuación afecte a derechos de terceros. En estos casos, los plazos anteriores se entenderán prorrogados hasta la celebración de dichos acuerdos o la aplicación de cualquier otro procedimiento para el rescate de los correspondientes derechos». En definitiva, se establece una prórroga a la prohibición absoluta de la caza en esos espacios, a la espera de acuerdos con los propietarios privados. Entre tanto, los parques nacionales seguirán garantizando, como ya lo vienen haciendo, el más escrupuloso respeto por el equilibrio ecológico dentro de sus límites. Pero no lo ven así, o no quieren verlo, las organizaciones ecologistas, que no han dudado en tildar de desastre el establecimiento de la moratoria. «Todo ha empezado para evitar la fecha de 2017 en Cabañeros y, para que se note menos, han abierto el régimen de protección de todos los parques nacionales. Prima la propiedad privada sobre el interés general. Es una aberración, un golpe mortal a los parques nacionales», ha llegado a declarar el secretario general de WWF, quien además adelanta que podría tratarse de «un agujero abierto para que entren otras actividades, como la pesca y la tala de árboles». Y en un comunicado conjunto estas asociaciones sentencian que se trata de «un peligroso precedente para otros parques nacionales donde hay propietarios que también reclaman seguir practicando la caza deportiva». Si la demagogia es un «uso político de halagos, ideologías radicales o falsas promesas para conseguir el favor del pueblo» (WordReference) estaríamos ante un ejemplo de libro. Están alarmando a la opinión pública con datos sin contrastar, cuando no directamente con falsedades. Porque saben perfectamente que la caza en los parques nacionales, tal y como está concebida actualmente, en modo alguno pone en peligro ni la biodiversidad ni el equilibrio ecológico, sino todo lo contrario, ya que podría hacer mucho más por la salud de esos terrenos si su regulación fuera menos contra natura. ¿Por qué no le explican a la opinión pública, esa a la que tanto les gusta alarmar, qué pasaría en esos grandes y agrestes espacios a proteger si no se controlaran las poblaciones animales por mano del hombre? En cuanto a los propietarios privados, no todos son ilustres millonarios, como quieren dar a entender. En León, los municipios de Posada de Valdeón y Oseja de Sajambre incluidos en el P. N. Picos de Europa, a tres años de la moratoria establecida en 2007 para que fueran abandonando progresivamente la caza a cambio de una compensación, siguen a la espera de noticias, sin mucha fe, ciertamente. Porque han hecho sus cuentas: En 2010 del municipio asturiano de Amieva, en la vertiente asturiana del parque, llegó a un acuerdo con el Estado para dejar de cazar rebecos en sus 1.500 hectáreas de reserva a cambio de una indemnización de 2,4 millones de euros. ¿Cuánto tendrían que recibir Sajambre y Valdeón para dejar de cazar corzos, rebecos, ciervos, jabalíes y lobos en sus 24.000 hectáreas de reserva? Hagan cálculos. El posible acuerdo económico lo ven mucho menos probable que una hipotética intervención por las bravas, para desgracia de sus modestas economías. No es la caza la que pone en peligro los parques, pues en sus extensos territorios siempre se ha cazado y gracias a ello es por lo que han llegado hasta nuestros días en tan envidiable estado de conservación. Cuál sería su futuro con su absoluta erradicación está por ver.