Las codornices son incompatibles con la agricultura actual
Quisiera hablar con imágenes. He tenido un cuidado exquisito en no perjudicar a los agricultores y ganaderos, a quienes de verdad quiero con todas mis fuerzas.
¿Que ha sido un año malo de codornices?: nadie lo puede negar con las mentiras que emanan de unos intereses creados a costa de los demás. Las noticias han crecido dándome una razón que no necesito, pero muchas gracias.
¿Que la contrapasa coturna ha menguado con respecto a años pasados?: es una verdad que quien la ponga en solfa quedará como un mentiroso, indocumentado mayúsculo o mamporrero de su dueño.
Lo malo del caso es que, moviendo las marionetas del engaño, hay un Vito Corleone que por ordeñar demasiado la vaca nos está dejando sin codornices. Tanto es así que hay a quienes entre los pocos que le hacen caso, que dejan de cazar como consecuencia de tener que aguantar unas prédicas que evocan a las historias y coplas de cordel de antaño.
Pero hoy sólo quiero que cada cual saque sus propias conclusiones de un laboreo agrario cerealista (además de otros) que impiden aquerenciarse a la codorniz como le corresponde a una gran parte de España. Bien entendido que: «todo el monte no es orégano». Pues puede haber años malos, regulares, buenos y muy buenos, pero cuando todo es mentira trilera, algo pasa, y cuando los estudios son brindis al sol por cráneos privilegiados, el Gobierno de España debe de tomar medidas a sabiendas de que las competencias son autonómicas. SIN NINGUNA DUDA. Pero casos así tienen que zanjarse en Bruselas.
Los últimos 20 años cacé la codorniz y la becada en Valderrábano de Valdavia (Palencia) y allí seguiré cazando cuando me lo permita la salud. Tengo 70 años y a los 13 ya iba de morralero por un modesto estipendio. Me acompañaba un burro que llevaba las alforjas llenas de cartuchos y viandas para los vizcaínos que se quedaban a pernoctar en mi casa, mercancía que sustituía por codornices con una cierta premura. Al final sacaba de los arroyos con mis dos ratoneros más codornices que palomas teníamos en el palomar, a las cuales no dejaba tirar, y si lo hacían, vaciaba las alforjas y me marchaba con el burro a casa. Señores, tengo 70 años muy cumplidos y no dejo de cazar ya casi a rastras, por eso me dedico a hacer esperas de jabalí, de torcaces, pescar a caña fija, pescar cangrejos, fotografiar y alguna cosa más, todas ellas alejadas de la inmoralidad, la envidia y la maldad y, si alguna vez tropiezo, reparo el mal y pido perdón. Pero no soy ningún santo, no. Soy, como decía Chiquito de la Calzada, un pecador, pero no un cobarde.
Este post es muy corto, demasiado para explicar el panorama que algunos cubren con el velo de la mentira para acojonarme, cosa que no conseguirán y menos a través de esos edecanes ambiciosos que se creen que los señores de la caza les van a dar un puestazo en la Cinegética Internacional.
Mi colección de fotografías empieza por los laboreos tirados por semovientes y termina en cosechadoras donde, en su ordenador de a bordo, llevan incorporadas las coordenadas de la finca y las siembras con sus resultados de los últimos 15 años.
He trabajado mucho por la RFEC, pero no por ello me siento mejor que los demás.
«Pero… a la puerta de la cárcel no me vengan con canciones, ya que no me meten ni me sacan, no me toquen los cojones».
Es que en España no hay análisis de los suelos a nivel estatal.