La tularemia vino de la mano de los topillos

Siguen causando estragos en las liebres ibéricas de Castilla y León y ya se les ha visto por Navarra.


Según afirmó el día 07/09/2017 el IREC —Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos— en nota a la que les hivervinculo: El topillo campesino contribuye al aumento de la tularemia en el medio agrario. (El IREC es la entidad que me ofrece mayor fiabilidad de España).

Los topillos llegaron en 1966 procedentes de las zonas montañosas de la mitad norte de la Península Ibérica donde eran muy conocidos y hasta hay por ahí alguna tesina sobre ellos. Antes de que las plagas de topillos campesinos (Microtus arvalis) que asolaron y siguen asolando los campos cerealistas de Castilla y León en general y muy en especial las grandes llanuras como por ejemplo la Tierra de Campos o la Moraña de Ávila, así como otras llanuras donde los topillos habitaban y cuando conquistan un lugar, nunca se marchan del todo. Pero en 1966 llegaron en tropel para quedarse y todos conocemos el problema como LA PLAGA DE TOPILLOS DE 1967. Desde un año antes de su instalación definitiva que crecía a pasos agigantados como consecuencia de que tenía todo lo que necesitaba en las llanuras agrícolas castellanoleonesas donde la especie pasó a ser considerada, varias veces, plaga, pues las explosiones demográficas que se empezaron a producir en áreas agrícolas causaron importantes daños en la agricultura a nivel regional y no contentos con arruinar cosechas de alfalfa, fundamentalmente, nos trajeron la Tularemia a los humanos cuyo número de afectados solo la Junta de Castilla y León lo saben, además de Dios, claro.

Enfermedad letal, en algunos casos, que sigue campando a sus anchas mientras los sucesivos gobiernos tanto estatales, como autonómicos, provinciales y municipales salen por peteneras diciendo que en el extranjero es una enfermedad corriente que la coge cualquiera. Ya, pero ellos están acostumbrados y nosotros no. Ya ven, yo que soy terracampino de Fuente Andrino (Palencia) y cuando no es por la caza, es por la pesca o simplemente a pasear por esos caminos que me vieron crecer, sé lo que se cuece y por desgracia, sé cómo y porqué lo sufren estoicamente.

Como era de esperar, los científicos se pelearon y no acertaron en buscar una solución, los políticos se contentaron con echarse la culpa unos a otros pero los sindicatos agrarios dieron el do de pecho recurriendo a lo que todos, incluso ellos, quisimos evitar desde un principio. Se quemó el campo, se echaron toneladas de veneno (rodenticidas) y anticoagulantes). Se utilizaron motoniveladoras, retroexcavadoras, excavadoras, pesados rulos de arrastre mecánico con más peso que las apisonadoras utilizadas en las carreteras, arados de reja grande, subsoladoras … Una guerra con humo y todo. Con decirles que vinieron a hacer el ridículo expertos alemanes, creo decirles todo. ¿Soluciones?: las de los cuatro felones de siempre qué, por supuesto, no funcionaron. Pero salieron a la palestra presumiendo de lo que desconocían. Los demás, dijimos lo que vimos avalados con lo que fotografiamos. En mi caso se utilizan las fotografías de los topillos hechas por mí en toda tierra de garbanzos. Las quemas se llevaron a cabo en linderas, linderones, perdidos, cunetas y todo lo susceptible de ser quemado (repito).

Soluciones biológicas

Soluciones biológicas como las de poner miradores a los depredadores alados o cajones en la punta de un poste viejo de la luz para que críen los citados, lo cual ha resultado ser un descalabro al no coincidir las fechas de migración con las de cría continua de los topillos en sus pocos meses de vida (seis como mucho), pero cada vez paren de 2 a 10 topillos. Otra cosa que no tuvieron en cuenta o callaron esos señores que deciden o informan sin pisar el campo, fue que en las grandes llanuras castellanas cada vez se siembran más alfalfas de secano que están resultando ser una comida muy preciada para los caballos árabes y de otras naciones. Pero los árabes pagan pronto y más que lo que pueda pagar cualquiera. ¿Y qué pasó?: Pues qué los topillos se refugiaron en las alfalfas donde tenían comida fresca para dar y tomar. Luego les dio por los pimpollos de las vides. Miren ustedes, Castilla y León tiene 9 (NUEVE) denominaciones de origen y la cosa llegó a mayores con las quemas y los venenos.

Yo, no quisiera pecar de pedante, pero un tanto por ciento muy importante de las fotografías de los topillos las he hecho yo, para lo cual tenía que tirar de azada en un principio y de bidones de agua y cazamariposas más tarde. Luego secarlos, etc. etc. Pues bien. Estos artilugios no me libraron de algún mordisco que otro a pesar de llevar guantes de cuero, pero no me paso nada. ¡¡¡Cual no sería mi sorpresa al enterarme de que en el Hospital del Rio Carrión de Palencia había unos cuantos ingresados!!! Claro, dado el estado de la situación los enfermos de Tularemia estaban repartidos en varios hospitales. Decirles, eso sí, que la mayoría eran pescadores de cangrejos, cazadores, agricultores y en definitiva gente del campo. En otro orden de cosas, es una maravilla ver a las lechuzas al anochecer y a los cernícalos durante todo el día alrededor de esas cajas de madera sujetas a un poste viejo de la luz donde uno se puede encontrar desde culebras a nidos de gorriones, predominando –eso sí— los de cernícalo primilla, que no tienen reparo alguno en ponerse a la orilla de las cosechadoras y zamparse todos los pollitos de codorniz y perdiz amén de todas las aves que anidan en el suelo. Y, es cierto, teniendo mil casas viejas a tiro casi de piedra anidan y se airean en esos cajones que asustan al viento.

Distribución de las cuatro especies de liebre existentes en España

Liebre Europea (Lepus europaeus): En Asturias (casi ausente en el centro y con irregular distribución en el norte y el sur), Cantabria (con aceptables poblaciones), norte de León, norte de Palencia, norte de Burgos, Vizcaya, Guipúzcoa, Álava (por los montes alaveses de la Sierra de Toloño —al sur de Álava— pasa la línea que separa a las liebres europeas de las ibéricas), norte de Navarra, norte de Aragón, y prácticamente en toda Cataluña a excepción de las zonas costeras y el sur del río Ebro.

Liebre de Piornal (Lepus castroviejoi): Sierra de los Ancares (Lugo y León) y parte de Peña Labra entre Cantabria y Palencia. Ocupa una franja muy estrecha al sur de Asturias. En el norte de Palencia y León. No es muy precisa la descripción porque yo mismo las he visto por la zona de Cervera de Pisuerga (Palencia). Pero es mejor pecar por defecto que por exceso.

Liebre Ibérica (Lepus granatensis): La Liebre Ibérica ocupa toda la Península y Mallorca, salvo los lugares antes descritos y ocupados por las otras tres especies de liebres y los pocos lugares ocupados por ninguna (costa Catalana y Costa oeste Gallega).

Liebre Magrebí (Lepus capensis schlumbergeri): Es muy similar en tamaño a la liebre ibérica y está presente tanto en Ceuta, como en Melilla.

NOTA DEL AUTOR.— Esta distribución no está de acuerdo con lo publicado en varias webs e incluso en alguna enciclopedia. Pero en el caso de Álava, tengo que decirles que yo he capturado liebres europeas en el norte y liebres ibéricas en el sur. Y en Vizcaya, veo liebres europeas cada dos por tres.

La tularemia

Allá donde haya topillos en abundancia las liebres que ocupen su misma área de dispersión, tendrán Tularemia.

A finales de 1997 tuvo lugar un brote de tularemia, una enfermedad que hasta entonces nunca antes se había diagnosticado en España. El brote se prolongó con gran virulencia a lo largo de 1998 y parte de 1999, con un saldo final de 559 casos confirmados, la mayor parte (513 casos) de la Comunidad Autónoma, y el resto de otros nueve territorios autonómicos, principalmente relacionados con la CAZA, el eviscerado y manipulado de las liebres. O sea, que bien se puede afirmar que el brote de tularemia estuvo relacionado, principalmente, con la manipulación de liebres, especie que sufrió de una importante mortalidad a lo largo del verano y otoño de 1997 debido a la citada tularemia.

Un segundo brote, menos numeroso, con 19 casos humanos, tuvo lugar en la provincia de Cuenca en 1998, relacionado con la manipulación de cangrejos en la localidad de Moncalvillo de Huete, próxima al río Mayor y el embalse de Buendía. Se detectó la presencia de Francisella tularensis por PCR a partir del estómago y hepatopáncreas de los cangrejos y se aisló la bacteria de las muestras de agua procedentes de una depuradora situada en el tramo de río autorizado para la pesca del cangrejo. Los diagnósticos humanos se confirmaron por serología. Estas cifras, tan altas, han sugerido comentarios a propósito de su comparación con los niveles ordinarios en otras latitudes. Según señalan Eirós y Rodríguez Torres.

Los brotes han sido varios y la mortandad de las liebres continúa a pesar de los muchos y bien documentados muestreos que lleva a cabo la Junta de Castilla y León. Espero volver lo antes que me permitan mis débiles defensas. Un servidor a ITALYL, TRACSA y el IREC les tiene en gran estima. Y a la Junta de Castilla y León en varias provincias, también. .

De los daños colaterales de las soluciones «in extremis» en detrimento de los topillos, prefiero no escribir. Nuestra buena gente del campo no tuvo la culpa y nunca se me olvidará el nombre de Donaciano Dujo, un hombre de pueblo que luchó a vida o muerte a favor de los agricultores más modestos sin olvidarse de los demás. Un sindicalista de verdad. Pertenecía a ASAJA y todo ente en España suele ser un apéndice de un partido político. Ese señor da la cara por todos sin importarle militancia o rango. Un hombre honesto, de los que tan necesitados estamos.

Lo malo es que cuando más tranquilo está uno, arranca un brote o una epidemia sin venir a cuento, pues a punto hemos estado este año con el brote que arrancó en la epidemia de 2019 a la cual les hipervinculo. Desde el punto de vista sanitario, la epidemia de 2019, con 171 casos de los que 76 estuvieron plenamente confirmados, superó a la de 1997 (151) y a la de 2014 (88).

Para ser honestos y decir la verdad sin hacer tanatoestética hay que decir que al principio se ocultaron los casos en humanos por miedo político. Fue la extinta Interviú la revista que primero dio datos completos. La Junta los daba, cómo no, pero repartidos por provincias y con retraso. Es una norma difícil de explicar que se ha vuelto a utilizar con la COVID19. Claro, si en causas de la muerte se hubiese puesto «parada cardiaca» no hubiesen mentido. Pero tampoco si se dice la verdad diciendo «causa anterior o principal» y, posteriormente se hubiese sometido a un elemental conteo cuyos datos se enviaran de forma diaria y a la misma hora a un lugar determinado. La forma actual no me parece mal siempre que se parta de magnitudes fiables sin ninguna mira preconcebida.

Enfermedades que matan a la liebre ibérica

Las dos principales enfermedades que matan a la liebre ibérica, por el momento, son la Tularemia y la Mixomatosis.

Pero no debemos de olvidar que la liebre ibérica puede ser portadora (y de hecho lo es en muchos casos) de las siguientes enfermedades:

La cisticercosis.

La leishmaniasis.

La toxoplasmosis.

El síndrome letal de la liebre parda (EBHS).

La pseudotuberculosis.

La brucelosis.

La pasterelosis.

La coccidiosis hepática.

La coccidiosis intestinal.

Guía de vigilancia sanitaria de fauna silvestres. Pinche aquí para ver o hacerse con un manual gon la garantía y participación del CSI y del IREC.

Los lagomorfos ibéricos: liebres y conejos R. C. Soriguer

Especies Cinegéticas y Plaga. Estación Biológica de Doñana. C.S.I.C. Sevilla.

F. PALACIOS

Museo Nacional de Ciencias Naturales. C.S.I.C. Madrid. Pinche aquí.

NOTA FINAL: Amigo nosemevauno perdona que no te dedique este artículo a las granjas de liebres por razones de espacio. Pero no por olvido.

Recibe un cordial saludo y te pido perdón, una vez más. Tengo todo preparado.

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