Fiestorros y sainetes cinegéticos y de pesca
Al paso que vamos, en España no va a quedar pueblo, ciudad o villorrio donde no se celebre un evento cinegético o de pesca a costa del erario público. Lo que no me parecería mal si cada asistente pagara la parte alícuota que permitiera devolver a las arcas de la administración el coste de estas francachelas, pero no, detrás de todas ellas está algún listillo que promete promocionar el evento a nivel mundial, no se lo tomen a broma, no, lean y verán el pétreo rostro de cada cual.
¿Quién está detrás de esos eventos? En muchas ocasiones uno o varios caraduras que cobran a quienes van a exponer creyéndose la propaganda. Caraduras que también cobran a los patrocinadores, a los anunciantes, a los expositores, al público asistente, etc. etc. Y por si todo ello fuera poco, le pasan la bandeja a la administración con lo cual el negocio es redondo aun cuando tenga que repartir con algún tapado. Negocios redondos, repito, que no se auditan en su debida forma. Pues los muy ladinos —los caraduras— invitan a los políticos a que suelten una soflama, les obsequian con alguna chuche comprada con el dinero de todos y si les invitan a algún ágape, les dicen a los hosteleros que tengan cuidado con el precio, que además de la asistencia de gente muy principal, él o los embaucadores les van a hacer propaganda hasta digital en el mundo entero y verdadero. ¡Toma ya! ¿Quiénes son los ponentes o los delincuentes? Pues los licenciadillos o doctorcillos especialistas en arreglar lo nuestro a cuyos resultados me remito —la caza menor en total disminución y en la mayor reinando el descontrol—. Los especialistas en hacer planes cinegéticos, planes que todos sabemos que son un paso burocrático más que no ha impedido que la caza menor se vaya al traste, la mayor se desmadre y que las granjas repueblen sin permiso, además de un largo etcétera de aparentes sabios sumisos y chivatos con la administración que se tienen que dedicar a estos menesteres debido a que en su día no pudieron entrar en la administración ni en ninguna institución de prestigio debido a su falta: de vocación, de formación y de ganas de trabajar. Pero ojo, que además de a los políticos de turno, también invitan a los funcionarios que pueden influir en darles ese trabajo que, por desgracia para España entera, la administración externaliza en empresas que en muchos casos pertenecen a funcionarios de la cosa o a esos ponentes que sueltan pogromos a fin de ganar clientes. O sea, gana el que monta el teatrillo, los ponentes y algún que otro espabiladillo. No olvidemos que hay ponentes —tanto funcionarios como empresarios trabucaires— que a punto estuvieron de descubrir el Bosón de Higgs o las ondas gravitatorias, pero se les adelantaron… ¿Quiénes son los paganos de los charlatanes y demás rufianes? Sin lugar a dudas el más perjudicado es el erario público; luego, están los empresarios que llevan el stand y no ganan ni para pagarse el viaje, los centros donde pernoctan o comen a precios de promoción o multiplicados por diez si paga la administración, en cuyo caso también pilla cacho el organizador. Y por si lo percibido fuera poco, suelen cobrar hasta a quienes vamos a hacer bulto para que el promotor y sus cómplices llenen la buchaca a cuenta ajena. Vuelvo a repetir que esos montajes no están lo suficientemente auditados por quienes corresponde. De todas las maneras en estos eventos siempre hay un receso para coger fuerzas y salir a la calle por no aguantar a semejantes sujetos, pues esos refrescos y algo sólido para aguantar el tirón también los cubre la administración, o el organizador tima al restaurador de la forma antes aludida. ¿Qué puede ganar un funcionario, un profesor o un empresario que no cobra nada por su prédica? Por regla general todos estos eventos tienen un merchandising falaz y grandilocuente donde hasta expiden diplomas a quienes pasan por la acera de enfrente. Diplomas y acreditaciones que el funcionario trabucaire expone como si se tratarán de doctorados por la University of Oxford. Es más, el organizador tiene tanta jeta que deja la puerta abierta para que al año siguiente vengan los jefes del ya citado funcionario trabucaire para, de esta manera, ser añadido en las acreditaciones propagandísticas y darle al evento peso de cargos relevantes y currículos importantes que, aun cuando Sabina dice que no son la lámpara de Aladino, suelen ser el comodín de algún cretino. En el viaje el funcionario le dice al político lo mal tratado que está por quienes le critican. Convirtiéndose así en delator y chivato de quienes le hacen sombra. Luego, el organizador propina obsequios a los políticos y similares que enseguida los periódicos de provincias —que, en parte, viven de los anuncios oficiales— lo tratan de forma fraudulenta diciendo que los sinvergonzones de los administradores han participado como personas relevantes por haber sido invitados a tales eventos. Todo es una cadena fraudulenta. Todo es un montaje. Todo es un cambalache. El negocio del organizador consiste en estimular el ego de unos y de otros en beneficio propio. Pero los viajes, dietas, comilonas y excursiones los pagamos todos y ellos se llevan las mieles de los triunfos virtuales. Pero aún hay más… El organizador alicienta a los asistentes significados para que inviten gratis a sus pares de otras administraciones a fin de meterles en el rollo de: «tú me invitas, yo te invito» de gratis y encima nos buscamos entre todos usuarios o clientes de nuestros servicios muy importantes para ellos, que no para el resto. ¿Todo evento es un montaje del trinqué? No. Ni mucho menos. En España hay eventos consolidados que merecen la pena. Pero malo cuando en las mesas figuran ponentes tales como el ‘Presidente de la asociación de la rana colorada, del pato asesino o del club del tordo vespertino’. Malo. Pues la mayoría de ellos hacen planes cinegéticos o tienen algún cambalache de venta de tarjetas de cotos, de perros o son unos meros trapaceros. Lo que no quiere decir que no haya excepciones, pero les invito a analizar el asunto y a no creer en esos vendedores de crecepelo que les dicen que el evento va a salir en todo el mundo. Nota final Todo evento que lleve en el programa el discurso de un político, por regla general es un montaje o un cambalache, pero como hay excepciones, les ruego que lo analicen primero y se informen después adecuadamente. Y si les piden dinero para insertar publicidad en el citado programa, les den con un canto en los dientes. Miren ustedes, la picaresca en España es, fue y será tan habitual, que hasta tiene su propio género literario. Género que no ha variado ni un ápice en siglos, lo que ocurre es que los perillanes saben acomodarse a los tiempos. Y ojo con los edecanes de los políticos, que esos son peores como consecuencia de estar en fase de hacer méritos. No se fíen jamás de las empresas o particulares que dan servicio a los cazadores o pescadores, a los ecologistas y sus pares, ente otros. Esos suelen ser unos negreros del siglo XXI receptando trabajos que externalizan las administraciones y precarizando sueldos (body shoping o outsourcing) depende de lo que se trate. Y no se lo pierdan, que lo mismo se venden como especialistas en la vida y milagros del lagarto mofletudo que de la mariposa escarlata con pintas negras.