Cazando en el techo del mundo: Natalia Beck

«He aprendido que el mundo quiere vivir en la cima de la montaña, sin saber que la verdadera felicidad está en la forma de subir la escarpada». Gabriel García Márquez.


En la actualidad gran parte de la sociedad aún sigue pensando que la caza es solo cosa de hombres, un estereotipo que cada vez es más cosa del pasado que del presente y futuro.

Cada vez son más las mujeres las que practican nuestra actividad cinegética como afición, e incluso van un paso más allá y se dedican profesionalmente a ello.

En esta entrevista, la caza, más que nunca, tiene nombre de mujer, Natalia Beckm, CEO de Beck´s Hunting, dedicada a la caza internacional con sede en Madrid.

—Natalia, cuéntanos un poquito quién eres y por qué te dedicas a esta profesión tan apasionante y difícil.

—Empecé en la caza por tradición familiar, mi padre montó una empresa de caza en el año 1991, hace exactamente treinta años, gracias a la caída de la Unión Soviética, que permitió cierto aperturismo al exterior.

Cuando yo era pequeña recuerdo que mi abuelo era cazador, cazaba marales (ahora prohibidos excepto en Kazajstán) que son los ciervos que tenemos en Kirguizia, mi país.

Antes de dedicarme profesionalmente a la caza, primero viajé a España a realizar estudios universitarios, después trabaje en el sector del marketing y finalmente terminé dedicándome a la caza internacional, principalmente de alta montaña, al principio un poco como hobbie, luego ya a tiempo completo.

—¿Qué destinos y especies ofrecéis principalmente?

—Los destinos que ofrecemos son muy variados desde Kirguistán (mi país y sede de la empresa matriz), Kazajstán, Tayikistán, Azerbaiyán, Rusia… en definitiva casi todas las exrepúblicas soviéticas a las que se suman Turquía, Mongolia y Nepal como excelentes opciones de caza.

En cuanto a las especies tenemos prácticamente todas en alta montaña, que insisto es nuestra especialidad, pueden cazar con nosotros Carnero de Marco Polo, Carnero de Tian Shan o Argali, de los Ibex disponemos permisos para Ibex siberiano, Ibex de Pamir, Ibex de Bezoar, Carnero de Altai, Carnero de Hangai, Carnero del Gobi, Carnero de las nieves de Madgadan (Rusia), Thar y Blue Sheep, este último es un precioso y enigmático carnero un poco desconocido.

Además de las antes mencionadas de alta montaña también cazamos lobos, corzos siberianos, osos y alces de Kamchatka.

—¿Es peligrosa la caza en alta montaña?

—Cualquier actividad en alta montaña conlleva cierto riesgo, pero no más que hacer cualquier otra actividad de la vida cotidiana como montar en coche o en avión.

Nosotros procuramos adaptar las cacerías a las exigencias de nuestros clientes, es verdad que para practicar este tipo de caza hay que estar bien físicamente, pero tampoco es necesario una preparación especial, cazan con nosotros personas de todas las edades.

Es verdad que hay destinos más duros que otros, pero también ofrecen un alto grado de satisfacción, por ejemplo, Azerbaiyán, donde los cazaderos tienen unas pendientes más pronunciadas.

También he de decir que casi todas las cacerías se realizan a caballo que, aunque no lo parezca, es más seguro que ir a pie.

—¿Consideras la caza una actividad exclusiva de hombres?

—Tradicionalmente así ha sido, y de hecho el noventa y ocho por ciento de mis clientes son hombres, sobre todo en alta montaña, pero ya hay mujeres que empiezan a animarse a acompañar a sus maridos e incluso a cazar ellas mismas.

Recuerdo en una ocasión a una joven cazadora danesa que nos acompañó con su padre, que era una auténtica máquina cazando y vadeando ríos, abatió un Ibex, pero es verdad que al final es una caza que hoy por hoy la practican mayoritariamente los hombres.

—¿Cómo afectó la pandemia a vuestro sector?

—Afecto al cien por cien, de hecho, en el mes de marzo de 2020, a primeros, estuve cazando el Bezoar en Turquía y nada más llegar a España nos comentaron que se cancelaban todas las cacerías.

Imagínate, cacerías que estaban previamente señalizadas hubo que suspenderlas, con el trastorno burocrático que supone y el parón económico.

Este año, gracias a dios hemos podido arrancar, aunque aún muchos destinos siguen cerrados al cazador español, pero ya podemos cazar en Kirguizistán, Tayikistán y Turquía.

—¿Merece la pena viajar a los destinos que ofrecéis? ¿Qué le recomendarías al neófito?

—Cuando la gente comienza en la caza internacional, normalmente suelen empezar por África, creo que es un error. Me explico, en África se suele cazar con un sinfín de comodidades, desde resorts, terrenos más llanos y más medios técnicos, estas cacerías es mejor hacerlas después y aprovechar los años de buen estado físico para cazar en Asia, donde la caza sigue teniendo un elevado nivel de exigencia, y donde las comodidades son pocas, en definitiva es una caza más pura en esencia, y un reto, si se quiere ver así.

Claro que merecen la pena nuestros destinos, la intensidad de la cacería y los paisajes que se pueden observar, añadido a la satisfacción personal de haber conseguido un difícil reto hacen que la experiencia sea inolvidable.

—¿Cómo se gestionan los ingresos de la caza? ¿Repercuten en la población local?

—Al final la caza es una actividad económica, y repercute casi al cien por cien en aquellas zonas donde se practica.

Una cacería de este tipo implica a muchas personas, desde guardas, traductores, porteadores, taxidermistas, etc… también en el conjunto del país donde se practica, no debemos olvidar el pago de tasas, licencias etc., en mi opinión se genera riqueza y se contribuye a mantener la biodiversidad de determinadas zonas rurales que de otra manera quizás no existirían en la actualidad.

—¿Qué calibres se suelen utilizar en alta montaña?

—Hay gran variedad y las preferencias dependen de las nacionalidades, yo recomiendo 300 Winchester Magnum, 270 short magnum y 7mm, aunque hay gente que usa otros calibres, incluso 30-06, que yo personalmente pienso que se queda algo corto, en definitiva, calibres con gran rasante para disparos medios y largos, incluso por encima de los trescientos metros.

—¿Qué opinión te merece el cazador español?

—Bueno, comprenderás que por mi trabajo siempre estoy rodeada de cazadores, los españoles suponen el setenta por ciento de mis clientes, son los más simpáticos y los más sociables (risas), puro carácter español.

En la caza cuentan con una gran ventaja, aparte de ser excelentes tiradores, son capaces de abatir piezas en movimiento, lo que reduce las posibilidades de fracaso de la jornada, ahorrando tiempo y fatigas para el resto de la expedición, guías etc…

—Para el que se esté planteando una excursión de caza, ¿qué porcentaje de éxito tenéis?

—Yo diría que el noventa y nueve por ciento consigue su trofeo, es inusual que no se cace nada, salvo circunstancias climatológicas adversas.

—Para terminar la entrevista, ¿cómo ves el futuro de la caza internacional?

—Tengo la esperanza de que la vida y con ello la caza va a volver a los niveles normales de actividad, se irán reduciendo restricciones paulatinamente en algunos destinos, que hoy en día están cerrados.

Hablando a medio y largo plazo soy más pesimista, hablo dentro de 20-30 años, la caza debe ser una actividad controlada, muy controlada, con unos permisos y autorizaciones que deben de respetarse al cien por cien, para ello es importante la estabilidad política de los distintos destinos.

Otra cosa que me preocupa en cuanto al futuro son las nuevas generaciones, en España aún es fácil encontrar jóvenes que practican esta actividad, pero en otros países cada vez menos, se está imponiendo una sociedad alejada de la actividad cinegética, supongo que es un cambio cultural, pero a día de hoy es una realidad preocupante.

 

Pues hasta aquí nuestra entrevista a Natalia Beck, sin duda un referente internacional en la caza de alta montaña, sinónimo de profesionalidad, éxito y de aventura garantizada.

Deseamos que os haya gustado y os animamos a dar caza a los grandes íbex y carneros de las cumbres de Asia, de la mano de nuestra protagonista, por las cumbres y los valles de las exóticas y místicas tierras de la ruta de la seda, tras las huellas del gran Alejandro Magno, en el techo del Asia.

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