Primera montería fotográfica

A mediados del pasado mes de mayo tuve el placer ser invitado a las XXII Jornadas Cinegéticas de Castilla-La Mancha, que como cada año organiza el Centro de Formación Profesional de la rama Forestal CPR EFA ORETANA, cuyo centro se encuentra en la localidad toledana de Burguillos.


La temática elegida en esta edición fue Caza fotográfica: Un aprovechamiento alternativo en los terrenos cinegéticos, con el fin de poner en valor esta modalidad fotográfica que cada día cuenta con más seguidores.
Después de aceptar encantadamente dicha invitación, me dediqué plenamente a preparar la charla que debía ofrecer ese día. Decidí poner foco en el disgiscoping, una técnica fotográfica realizada con la ayuda de un telescopio terrestre que permite observar y tomar imágenes desde la lejanía a cualquier especie animal en su hábitat sin afectar su comportamiento. Además, indagué en los números que el turismo de fotografía de naturaleza mueve en España, llevándome una grata sorpresa al comprobar que es una actividad que atrae a un importante número de turistas extranjeros cada año. Otro de los ponentes ese día fue Santiago Sanz-Pastor, gestor y propietario de la finca Valmayor, enclavada en la zona ciudadrealeña de Sierra Morena, quien en su ponencia aportó unos interesantes estudios de diferentes universidades basados en cómo la vida en las grandes urbes y el uso excesivo de los videojuegos pueden llegar a alterar el desarrollo cognitivo y de comportamiento de los niños, así como producirles hiperactividad, ostracismo, obesidad, etc.
Tras algunas jornadas de debate, que ya se habían fraguado antes de nuestra presencia en la Jornadas de Oretana, y gracias a las inquietudes de Santiago, quien llevaba tiempo rondando esta idea, se decidió organizar la primera montería fotográfica, con el objeto de acercar el campo a los niños, y no tan niños, y darles a conocer el mundo rural. A su vez, la pretensión de este evento sería generar una nueva forma de entender el campo y sus recursos, ayudando a la conservación del mismo, y dando a conocer la inestimable ayuda que la caza supone para la preservación de los espacios naturales y el mantenimiento de la biodiversidad. Con todos estos objetivos y una carga superior de ilusión, el pasado 13 de junio se celebró la primera montería fotográfica en España, a la que además de algunas personas vinculadas al sector cinegético, asistieron en gran medida curiosos, intrépidos y aventureros con ganas de conocer cómo sería una de estas jornadas, que pretendía recrear fielmente los trámites de una montería.
Como en una de las citas venatorias, no faltaron las migas, el sorteo, los postores y, cómo no, los ojeadores, quienes esta vez iban armados sólo con unas latas para hacer ruido, dejando las rehalas en sus perreras y batiendo el monte para levantar la reses. Los monteros fotógrafos ubicados en sus respectivas posturas, según les había deparado la suerte, esperaron pacientes, aunque no por mucho tiempo, a que las reses fueran cumpliendo. Éstas, al ser apenas perturbadas por algunas voces, entraban francas y despacio a los tiraderos, dejándose fotografiar cortesmente para deleite tanto de los avezados cazadores, como de los neófitos en estas lides. Después de dos pequeños ganchos en los bellos parajes que alberga el Valle de Valmayor llegó el momento de tomar un taco campero, comer un buen puchero de garbanzos y, cómo no, recoger las reses.
En esta ocasión los carros y arrieros pasaron a un segundo plano, pues ente Chang y José María, ayudados de sendos ordenadores portátiles, recogieron las reses y demás instantáneas inmortalizadas en el transcurso de la montería. Cómo no, las fotos más artísticas y atractivas resultaron ser las realizadas por los más pequeños, que con destreza consiguieron robar al campo unas bellas imágenes que seguro recordarán toda su vida. El fin de semana se completó con diferentes charlas y actividades, como el reconocimiento de sonidos de la naturaleza, observación de estrellas, charlas didácticas, etc., que hicieron disfrutar de unas jornadas únicas a los más de 20 asistentes al evento, y en el que se encontraban un importante número de jóvenes.
Esta puede ser la primera piedra de un proyecto interesante y extensible al gran número de acotados cinegéticos repartidos por España, con el fin de poner en valor lo que la caza supone para el medio rural, y lo que los espacios naturales representan para la sociedad en general.
Comparte este artículo

Publicidad