La experiencia de la caza en México

Todo ha empezado siguiendo la misma tónica en la que ha ido toda la preparación del viaje, cuando pensábamos que todo estaba perfectamente organizado al final los imprevistos han convertido este primer día en un completo caos de horarios y carreras por aeropuertos.


El viaje es largo, 12 horas de avión desde Madrid a Ciudad de México donde me espera otra conexión de una hora a Guanajuato, viajo solo ya que Manolo vuela con otra compañía aérea y ruta diferente, él hace escala en Dallas. Gran parte del vuelo transcurre de día, así que prefiero no dormir para llegar al campamento de noche y completamente cansado para dormirme rápidamente y no acusar la diferencia horaria. Ahora mismo me encuentro escribiendo esta pequeña crónica desde el avión con el IPad y hace más de 20 horas que no duermo ni un solo minuto por lo que me cuesta escribir de una manera fluida. He tenido suerte con mis compañeros de vuelo (perdonarme pero no recuerdo sus nombres), a mi lado hay un chico que cursa un doctorado en Madrid de bioquímica y otro señor que está deseoso por volver a su casa y poder abrazar a su familia después de un año y medio sin poder verles, me ha impresionado ver como le caían las lágrimas al contarme su historia. Hablar con ellos me hace consciente de la dureza de estar fuera de su hogar y de lo valiente que son por no rendirse al destino y luchar por una vida mejor. De momento mi impresión de los mexicanos no puede ser mejor, gente amable y de una educación envidiable que ya quisiera yo para mi. Siempre me pasa igual, necesito salir y vivir experiencias como este viaje para sentirme lleno, pero desde el minuto uno que salgo por la puerta de mi casa echo de menos a mi mujer y mis hijas, sin duda son lo que más quiero en este mundo… Una pena que muchas veces me de cuenta de ello en un avión y no en casa, tengo que obligarme a pasar más tiempo con ellas. Tampoco puedo dejar de acordarme de Jaume, por desgracia y desdicha del destino ha tenido que caerse del viaje… Sabe de sobra que cuenta con mi corazón y apoyo y que aunque no este aquí esto va por él y por Julián. La llegada a México DF ha sido de locos he tenido que volver a facturar la maleta y pasar otro control policial donde me han hecho sacar todo el material audiovisual de la mochila (cámaras, objetivos, mandos, tarjetas, baterías, etc)… viajar sólo es pesado, muy pesado. Desde qué escribí la crónica anterior han transcurrido varias horas y ya voy en el último vuelo que me conduce a Guanajuato donde me encontraré a Manolo y a nuestros anfitriones del rancho Bernalejo. Hace ya más de 25 horas que salí de casa y aún no he pegado ojo… En estas ocasiones es cuando me pregunto si esto vale la pena, voy muerto y solo tengo ganas de llegar al rancho para tumbarme en la cama. El avión empieza a descender, ahora a cruzar los dedos para tener un aterrizaje sin sobresaltos, nunca he perdido el miedo a volar. Al fin en Guanajuato, ahora a por la maleta y al rancho a descansar. DÍA 2 Acabo de despertarme en el rancho, son las 7 de la mañana de hora local. Ayer al llegar al aeropuerto de León Bajío (Guanajuato) ya me estaba esperando nuestro amigo local Rodrigo Barrio, Manolo llegó a los pocos minutos pero sin maleta… Continuamos con los contratiempos, falta su ropa, su arco y parte del material de filmación imprescindible como el trípode. La llegada al rancho fue absolutamente espectacular, no se puede describir de otro modo, Bernalejo es un paraíso en medio de la nada, sin duda el mejor campamento de caza en el que he estado. Tanto las habitaciones, como el salón, jardines y el atento servicio del staff son inmejorables, hospitalidad cien por cien en un ambiente de completo lujo y rodeado de sabor a caza.
Esta mañana no vamos a cazar, la vamos a dedicar a intentar recuperar la maleta perdida, a probar mi arco y a conocer el rancho y sus instalaciones, grabaremos algo aunque sin trípode estamos muy limitados. Después de almorzar y con la maleta de Manolo ya en el rancho, salimos a cazar en el que será nuestro primer intento de caza real. No tardamos mucho en localizar varios ejemplares de ciervos la mayoría hembras o machos jóvenes. Después de varias horas recechando hemos estado a punto de cazar un ciervo muy bonito pero por no disparar a cincuenta y dos metros en la primera salida lo hemos dejado pasar. Por suerte, se nos presenta otra oportunidad con dos machos que muy encelados se están peleando cerca de un grupo de hembras… Los machos van a lo suyo así que rápidamente les ganamos metros y casi sin darnos cuenta nos colocamos a escasos 20 o 25 metros del más grande, le abro el arco y le apunto metiendo en su zona vital los Pines de 20 y 30 metros, confiando que Manolo lo este filmando disparo y la flecha impacta perfecta en la zona vital del animal. El tiro es perfecto por lo que el pisteo lo hacemos con la total confianza de encontrar al ciervo a no más de cincuenta metros. Como suponíamos el animal está cerca del tiro, la flecha con la punta Rage ha sesgado ambos pulmones. Se trata de un ciervo muy viejo, de unos 8 o 9 años con un trofeo muy abierto y bastante grande. Ahora a relajarse y celebrarlo, disfrutando del momento en buena compañía. Que bien se va uno a la cama con parte del trabajo hecho, ahora a centrarnos en que Manolo consiga su ciervo lo antes posible para aprovechar el resto de estancia para intentar cazar un elk o algún pecarí. La experiencia de la caza en México II La experiencia de la caza en México III
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