Sin pólvora

Desde lo alto de una chaparra le doy permiso a mi flecha para que vuele; sólo espero que la suelta sea limpia, que no tropiece con nada en su camino y caiga en ‘tierra fecunda’, entusiasmando cada vez a más gente en este mundo ausente de pólvora. El de los arqueros.


¿Y si hablamos de la caza con arco tratando algunos puntos y respondiendo a algunas cuestiones que desenmascaren ciertas dudas, hagan caer falsas creencias y cuenten las cosas tal y como un servidor piensa que son? Vamos a ello.
Caza con arco, ¿una nueva modalidad? Pues no. El arco sólo es una tipo de arma con la que poder cazar. Es una opción legal con la que poder disfrutar pudiéndose practicar muchas modalidades de caza con él, aunque, por sus limitaciones, sólo algunas son verdaderamente las que encajan con la correcta praxis de esta herramienta. ¿Qué modalidades se pueden practicar con la caza con arco? Todas aquellas que te permitan cumplir con las exigencias mínimas de este tipo de caza que, para mí, son: tirar a muy corta distancia, a un animal quieto o prácticamente quieto, en una postura idónea, permitiéndonos un tiro limpio que nos asegure unas altas probabilidades de cobro. Las modalidades donde se dan este tipo de situaciones son el rececho y la espera, tanto para la caza mayor como para menor, debiendo evitar monterías y caza al salto por presentarse la mayoría de las veces las piezas en movimiento, que no nos aseguran en modo alguno la certeza de cobro. ¿Qué se puede cazar con arco? Todas las especies cinegéticas, tanto de mayor como de menor, se pueden cazar con arco por ley. Pero, además, es que un arco lo puede hacer limpiamente con cualquiera de las especies de caza mayor de nuestra Península, por si alguno tenía dudas de la eficiencia de esta arma. Por su etología, las principales especies que se cazan en nuestro país son todas las especies de caza mayor y, en la menor, las de pelo. ¿Quién puede cazar con arco? Para cazar con arco lo primero que hay que ser es cazador. Tener ese conocimiento del campo y de la caza y, sobre todo, del comportamiento de los animales que intentamos abatir, que no es moco de pavo. Si esta parte la tenemos bien aprendida, tenemos mucho camino recorrido. Después, tenemos que dominar el arco y eso es relativamente sencillo, si hablamos de arcos de poleas, y algo más complicado, si lo que utilizamos es un arco tradicional. Cualquiera es capaz de dominar un arco con las características mínimas que se exigen para cazar. Finalmente, lo que hará que consigamos capturas o no tendrá mucho más que ver con nosotros y no con el dominio del arco que tengamos. ¿En qué se diferencia un cazador arquero de otro que usa arma de fuego? En nada. Por mucho arco que cojas seguirás siendo lo mismo, el mismo cazador. El cazador lo es por lo que lleva dentro y por cómo se comporta, no por el arma con la que cace. Lo que importa, como se suele decir, es el indio… no la flecha, la persona… no el arma. Y nadie es mejor o peor cazador por utilizar un arco, eso que quede claro. No nos engañemos a nosotros mismos ni a los demás, se trata de sentirse a gusto con lo que uno está haciendo, con su forma y manera de cazar. Con lo que siente, siendo, eso sí, correcto con el campo y con las leyes que lo rigen, tanto las escritas como las que no lo están, independientemente del arma. No nos comparemos los unos con los otros, que todos estamos en el mismo gremio. En todo caso, tan sólo nosotros mismos con un arma u otra. La caza con arco ya es admirable de por sí, lo veo en las caras de la gente que no cazan con arco, en la mayoría. No hace falta que los cazadores arqueros nos pongamos en un lugar donde no estamos. Todos somos cazadores y no por empuñar un arco somos diferentes. ¿Qué me da el arco que no me da el arma de fuego? Cuando dominas el poder tirar caza con arco a distancias insultantemente cortas, entiendes y comprendes los límites del animal al que cazas; pero, sobre todo, acabas descubriéndote como cazador. Tú, como cazador… al desnudo. Aquí no hay trampa ni cartón. La suerte se reduce a la mínima expresión, tú eres el único que pone la carne en el asador y, entonces, sabes hasta dónde eres capaz de llegar en la caza, una y otra vez. Cuál es tu límite se descubre ante ti y conocerlo es muy gratificante. Me atrevería a decir que esto sólo es posible si cazas con un arco. Muchos cazadores de arma de fuego me dicen que saben lo que es sentir o vivir un lance de un guarro a escasos metros en un aguardo, o que han recechado un corzo hasta casi tocarle el lomo con el punto de mira. Vamos, que saben lo que es estar al límite. Y, por supuesto, que sí, yo mismo lo he vivido infinidad de veces con el rifle, buscándolo o sin buscarlo, es una opción que te da el arma de fuego. Con el arco debe ser una obligación. Lo que me da el arco y no me da el arma de fuego es saber lo que realmente soy cuando cazo. Cualquiera puede abatir una pieza con un arma de fuego. Muchos se podrían pasar media vida con un arco intentándolo. El rifle o la escopeta nos enmascaran como cazadores y evitan que salgan a la luz nuestras torpezas a la hora de cazar. El arco nos pone a cada uno en nuestro sitio en el campo. ¿Qué se siente cazando con arco? Es difícil hablar de sentimientos en la caza; lógicamente, aquí sólo hablo por mí, por lo que yo siento o, mejor, por lo que no quiero dejar de sentir. Sigo siendo cazador de arma de fuego, todo lo que no se puede cazar con arco lo hago con mi escopeta o con mi rifle. Cazo al salto la menor, la media veda en verano y los zorzales en invierno. Cazo los zorros en batida y en madriguera y voy de montería con mi rifle. Hago algunos puestos del perdigón, incluso, a veces aguardo los cochinos con el rifle, pero lo que me desvela y me quita el sueño es cazar con mi arco siempre que puedo. ¿Que qué siento cuando cazo con arco? Pues no sé si algo diferente a cuando cazo con rifle o escopeta, quizás no. Porque con la escopeta a mí me han temblado las piernas viendo un par a través de la tronera o se me ha nublado la vista cuando tenía un guarrazo en plaza. Se viven emociones muy fuertes con la caza, sea cual sea las formas y maneras de presentarse, pero el arco… no sé que tiene el arco que hace que eso lo sientas más a menudo, hace también que sientas que te lo has ganado un poco más. Cuando tengo un buen cochino localizado, prefiero intentarlo con el arco, aún sabiendo que, casi seguro, no lo cobraré, a hacerlo con rifle, solamente por no dejar de vivir esa posibilidad de cazarlo con arco y flecha. En pro de la caza con arco La caza con arco no es una moda, no es pertenecer a un colectivo de tíos que se “disfrazan” de camuflaje y hacen el indio en el campo, pinchando animales sin ton ni son. Espero que, poco a poco, nos vayamos alejando de estas falsas creencias de algunos que hablan sin saber y critican sin conocer. La caza con arco poco a poco va calando en nuestro país y, más pronto que tarde, tendrá el lugar que se merece, con reglamentaciones adecuadas a sus exigencias como en otros países y con un número de cazadores arqueros suficientes como para hacerse notar en el colectivo. Sirvan estos escritos para allanar el camino a lo que está por venir y para sumar adeptos a la caza con arco. El probar es bueno, creo que todos, en la medida de nuestras posibilidades, deberíamos hacerlo con aquello de la caza que aún no conocemos, aunque sólo sea por enriquecemos como cazadores, y ya no sólo lo digo por probar la caza con arco, pero, como es el tema tratado, pues también. La caza con arco para mí ha sido volver a nacer como cazador, encontrarme en un mundo totalmente nuevo, he recordado sensaciones de mis comienzos, me han vuelto a aparecer infinidad de dudas que, poco a poco, he tenido que ir resolviendo solo. Está siendo una auténtica aventura de sensaciones y retos diarios que, espero, no haya hecho más que comenzar. Un auténtico descubrimiento que deseo compartir y dar a conocer. Si le pedís algo más a la caza, si tenéis la inquietud o necesidad de vivir experiencias nuevas…, en la caza con arco encontraréis una fuente inagotable de posibilidades. Cuando a la caza le quitamos la pólvora… es otra historia, os lo aseguro.
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