Triscaidecafobia

Esta palabra tan rara, que aunque proviene del griego (treiskaideka, «trece», fobos, «miedo»), parece más bien uno de los trabalenguas de Mary Poppins (la entrañable niñera de mágicos poderes que popularizó Walt Disney), es sinónimo de mala suerte en muchos lugares del mundo, hasta tal punto que se evita con frecuencia y genera todo tipo de situaciones curiosas a su alrededor.


En lo que al mundo de la caza le concierne, este recién inaugurado año 2013 no es que haya empezado con buenas noticias, sino todo lo contrario. En primer lugar, hace pocas semanas, se confirmaba la triste noticia que tanto había dado que hablar en los círculos venatorios. Bostwana prohibirá la caza comercial de animales salvajes a partir de 2014 en un intento por frenar la disminución que están experimentando algunas especies, según un comunicado del Ministerio de Medio Ambiente. El país de los grandes elefantes ha decidido dar un giro a su política de expansión turística, dejando de lado a aquellos que durante largos años han proporcionado trabajo, comida y ganancias a los pobladores de los lugares más recónditos del país. En la actualidad el turismo aporta el 12% del PIB en Bostwana, de los cuales, los cazadores suponen más de la mitad de este porcentaje. Quizás pronto, los lumbreras que rigen el país se den cuenta de la necesidad de esta actividad, y como en otros países ya ocurrió (véase el caso de Zambia), vuelvan a retomar esta necesaria actividad. Otra de las noticias desalentadoras que abren el año es la falta de acuerdo para instaurar la licencia de caza única en España. Tras la última reunión celebrada a finales de noviembre del año pasado en Valladolid, no se llegó a un consenso para alcanzar el esperado acuerdo entre las regiones que concurrieron a la cita: Galicia, Asturias, Cantabria, Aragón, La Rioja, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Extremadura y Madrid. La idea planteada es que al mismo tiempo que el cazador expide la licencia de su propia región, pagase un plus que le diera derecho a cazar en las otras regiones que estén dentro de este acuerdo. Al menos se ha llegado a un punto de encuentro para diseñar un sistema informático que permita el pago telemático para obtener dichos permisos de caza o pesca en estas comunidades autónomas. Sin dejar atrás el tema burocrático, y siguiendo esta línea nada favorable para los amantes de la caza, desde la comunidad castellano leonesa se anunció una subida de tasas cercana al 60%, con lo que su licencia de caza pasaría a ser una de las más costosas del territorio nacional. Más alarmante aún es la entrada en España de la nueva variante del virus de la enfermedad hemorrágica vírica que afecta a los conejos de campo (Oryctolagus cuniculus), según informes de SEO/BirdLife y WWF. Tras dos décadas luchando contra esta enfermedad que diezmó al conejo, la situación parecía haberse mitigado en las poblaciones silvestres españolas. Sin embargo, el reciente hallazgo ha constatado que esta cepa produce mortalidades de un 30-40% de juveniles en conejos domésticos y que ya se ha trasmitido a poblaciones silvestres. Todo este popurrí de noticias nada halagüeñas no debe desmoralizar al colectivo venatorio, que como en otras ocasiones, se sobrepondrá a estos y otros inconvenientes surgidos en las últimas fechas. Como no soy nada supersticioso, estoy seguro que este nuevo año 2013 va a ser un espléndido periodo para la caza y el mundo que la rodea, colmado de éxitos y logros tanto individuales como para el colectivo en general. Pero por si acaso, ¡toquemos madera!, aunque sea la de nuestra vieja paralela con la que aprendimos a cazar.
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