Un regalo imprescindible… ‘Made in Spain’

Hace un par de meses atrás, mi ‘colega articulista’ Luis de la Peña, destacaba la importancia de un elemento básico pero más que necesario para la práctica cinegética, las botas.


Muy acertadamente, describía Luis, lo que significa para un cazador de montaña, como lo es él, y de los buenos, esta prenda. También descubría a la mayoría de los lectores como este calzado se convierte en objeto de culto para montañeros, que tras épicas hazañas al coronar los más inaccesible picos del mundo, guardan para toda su vida en lugar preferente como recuerdo vivo de dicha efeméride. En algunos casos esta cultura llega a los cazadores, quienes tras conseguir un codiciado trofeo tras un dificultoso y agotador lance, guardan sus compañeras de viaje como símbolo del esfuerzo y sacrificio realizado. Pero en este artículo quiero llegar más allá al rendir culto a esta imprescindible prenda, no sólo mirando a alpinistas o cazadores de montaña, sino a todos los cazadores y amantes de la naturaleza en general. Y es que este sencillo artículo, puede considerarse como uno de los más importantes dentro de nuestro equipo de caza y campo. Elegir el calzado más apropiado para la actividad que vayamos a desarrollar, tendiendo muy en cuenta la orografía, clima y la comodidad de cada uno, supone sin duda el éxito o fracaso de la misma. No son pocas las veces que por calzar un material inadecuado se han visto frustradas las intenciones de hacerse con un determinado trofeo, alcanzar una cota o simplemente pasar un día de perros en una cómoda montería. En otros casos, los peores, las lesiones y hasta los accidentes, pueden dar con nuestros huesos en la cama por algunos días e incluso semanas. Hoy día hay una gran variedad de marcas y modelos, específicos para cada época del año, modalidad o necesidad del cliente, elaboradas con la más alta tecnología y con todo tipo de materiales. En mi caso particular, la elección de las botas que uso llegaron por la recomendación de un amigo. Tras desgranarme las mil maravillas del producto, tanto en comodidad, agarre y confort, me recalcó que además eran Made in Spain. Y es que a pesar de tener un nombre que suena más bien a tierras nórdicas o teutonas, la verdad es que es el apellido de la familia mallorquina que fundó la marca. Bestard Mountain Boots fue fundada en 1940 en el pequeño pueblo de Lloseta (Mallorca). Desde entonces, su buen hacer, siempre bajo con la máxima calidad y tecnología posible, le han llevado a ser una empresa bien consolidada y reconocida, tanto en España como internacionalmente. De esto puede dar fe, pues tras decantarme por las Bestard Zambia hace algo más de un año, las sigo teniendo en perfectas condiciones, como el primer día, y eso que las he castigado demasiado en los últimos meses. Tras recorrer desiertos pedregosos como el Karoo, arenosos como el Kalahari, deambular por glaciares, volcanes y terrenos sulfatosos en Islandia, e incluso someterlas en los humedales de arroz en la provincia de Guilin (China), siguen conservado su forma y estructura original, eso sí, cada día más cómodas y a la vez más sucias. Ahora que se aproximan las Navidades y es momento de hacer algún que otro regalo a los hijos, parejeas, etc., unas botas Bestard serían la perfecta elección. Estas pueden ser el primer paso para iniciar en esta noble actividad a los más jóvenes, o ser el paso definitivo para compartir nuestra afición con nuestras parejas.
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