Caza, amigos y fogones…

La caza sin amigos, no es caza. Cierto es que algunas versiones de la misma solemos hacerla solos, pero si antes o después no nos juntamos con nuestros compañeros, nos falta algo. Por lo menos a mí.


Será la mezcla de mi vida entre caza y fogones, que siempre me hace terminar mis jornadas compartiendo risas y viandas con mis compañeros, esto hace alargar nuestras jornadas. Pero la cosa no queda en eso, tengo la fortuna de que la vida me ha agraciado con estar rodeado de buena gente, y nada mejor que poder organizar cenas para poder vernos, reírnos, contarnos nuestras alegrías y nuestras penas, eso sí, siempre con una buena cena de carne de caza y rematar con una partida de mus.

Generalmente, en esas jornadas de risas, nos solemos juntar mi hermano Marcos Ruiz, el Gran Jose María Losa (y grande por su corazón), Felipe Alcaide, maestro del mus y gran cazador (con la gran suerte de que no juega al mus como caza, si no volvería bolo a casa todos los días), el decano Pepe Juan de la Moneda y otros amigos que poco a poco se van uniendo a estas veladas.

Al igual que cuando salimos al campo, sabemos a la hora que llegamos, pero no cuándo terminamos, no deja de ser caza ya que es el círculo de nuestras conversaciones, entre anécdotas y risas, nos introducimos en los fogones para dar rienda suelta a nuestra otra pasión. Como buena cuadrilla de caza vamos dando paso a paso en una mano perfecta para poder ir dando forma a nuestros platos como si perdices fueran para dejarlas a tiro. Siempre, como en la caza, se comete algún error. «¿Dónde está la pimienta?» «Si la traías tú». Similitudes al campo cuando alguien se retrasa en la mano o se adelanta haciendo que nuestras perdices se salgan de la bolsa en donde las quereos llevar… Los aromas al campo llenan la cocina, esos aromas que hacen sentirnos vivos, libres y consecuentes con lo que queremos. Esta sensación no es en exclusiva nuestra, ya que siempre la caza ha sido cocina y la cocina ha sido caza.

Amigos compartiendo su forma de entender la vida, valores, principios, los que nos transmitieron nuestros mayores y nosotros debemos de tener la obligación de saber transmitir a las generaciones venideras, no por nosotros, sino por ellos, ya que por mucho que los ecologetas quieran desprestigiarnos, nadie en el mundo ama más a la naturaleza que un cazador o pescador.

Pero me desvío. Cuando ya hemos elaborado nuestros platos, al igual que tenemos nuestras perdices a tiro, nos dispones a poder saborear nuestro trabajo, con cariño, delicadeza, respeto, dejando cumplir los tiempos y, al igual que cuando cazamos, disfrutando de cada lance en cada bocado. Siempre acompañado con el cariño y respeto, tanto a lo que tenemos en el plato, como el mismo día que le dimos caza.

Y eso es cazar, el poder tener la suerte de consumir nuestras piezas abatidas no solo es un privilegio, es un beneficio para nuestra salud.

Nuestras jornadas de cenas de caza vienen rematadas por esas polémicas partidas de mus, pero de eso prefiero no escribir, pero por no hacer sangre a Marcos y Felipe ya que no son capaces de ganar ni viendo las cartas… jajajajjaja.

Amigos, disfrutad la vida, disfrutad la caza y no permitáis que nada ni nadie os arrebate vuestra forma de vida. Para ello os dejo una pequeña receta, para que os acordéis de este humilde cazador y sencillo cocinero en esa otra forma de caza que se realiza en vuestra cocina.

Lomo de Jabalí con chocolate negro y esencia de canela

Ingredientes

  • 1 lomo de jabalí
  • ½ pimiento verde
  • ½ pimiento rojo
  • ½ cebolla
  • ½ zanahoria
  • 2 dientes de ajo
  • 2 ramas de canela
  • 1 hoja de laurel
  • 1 vaso de vino tinto
  • 1 vaso de vino blanco
  • 1 vaso de caldo
  • 100 gramos de chocolate puro

Preparación

Cortamos el lomo en medallones de 4 o 5 centímetros. Los salpimentamos y los doramos por los dos lados, junto con la hoja de laurel y las dos ramas de canela, en una olla con aceite de oliva.

Una vez dorados, añadimos las verduras picadas. Rehogamos durante unos minutos, hasta que la verdura empiece a dorar.

A continuación, incorporamos los dos vasos de vino. Dejamos unos minutos para que se evapore el alcohol y añadimos el vaso de caldo.

Cocer todo junto hasta que la carne esté blanda (si se cocina en una olla a presión rápida, entre 8 y 10 minutos. En una olla convencional, 60 minutos aproximadamente, dependiendo de la dureza de nuestro lomo de jabalí).

Una vez blanda la carne, la retiramos de nuestro guiso, limpiando los restos de verduras y añadiéndoselos a la salsa.

Trituramos la salsa y la colamos, poniéndola de nuevo al fuego. Una vez que comience a hervir, incorporamos los medallones de lomo de jabalí y los 100 gramos de chocolate puro. Rectificamos de sal y dejamos cocer durante 4 o 5 minutos.

Si la salsa nos gusta un poquito más espesa, podemos espesarla con un poquito de Maicena.

Y hasta aquí, esta deliciosa y fácil receta para el deleite de vuestros paladares.

¡Salud!

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