Armas terroristas y escopetas de caza

Todos recordaremos lo de las armas de destrucción masiva para justificar la invasión de Irak. Una mentira para justificar una guerra. Pues en España ha ocurrido recientemente, guardando muchas distancias, algo parecido: se ha recurrido a una mentira o a una verdad muy a medias, para montar un circo propagandístico y mediático: la ‘destrucción’ de las armas terroristas de ETA y Grapo, como símbolo de la desaparición definitiva de estos dos grupos terroristas que tanto daño hicieron a España.


La idea era representar el adiós definitivo de ETA y Grapo destruyendo sus últimas armas. Y se montó el decorado: varios montones de armas, supuestamente terroristas, sobre las que pasaba una apisonadora de muchas toneladas. La escena tenía toda la fuerza de las imágenes y era muy simbólica. La apisonadora-estado gana, aplasta, al terrorismo aplastando sus últimas armas. Pero claro, en cualquier obra de teatro o en el cine hay que cuidar mucho los detalles, el atrezzo, porque si no, como en este caso y nunca mejor dicho, te puede salir el tiro por la culata.

Imagino que el director de la escena vio que las armas terroristas eran muy pocas, y aplastar varios subfusiles y algunas pistolas no justificaba la contratación de una apisonadora ni la reunión de muchos políticos ni por supuesto tanto periodista, el mejor altavoz para un acto tan espectacular como propagandístico.

Entonces a alguien se le ocurrió sumar cientos escopetas de caza y hasta carabinas de aire comprimido que las distintas intervenciones de armas tienen para destruir, una vez que sus dueños no las quieran recuperar. Me explico, toda escopeta intervenida en una acción supuestamente ilegal o furtiva, o si a su tilular le cumple el permiso de armas que las ampara y no lo renueva. Esas armas, digo, intervenidas o no, si no son requeridas durante un tiempo por su propietario, terminan destruyéndose, pero no bajo el peso de una apisonadora, sino en un horno de fundición.

Como digo, el director de este cortometraje propagandístico movió los hilos para que le llegaran todas las armas posibles. O sea, todo lo que tenía gatillo, cañón, paralelo o superpuesto, y culata tenía que estar en esos montones. Al fin y al cabo eran armas.

Sí, eran armas, pero muy diferentes, en la forma y sobre todo en su finalidad. Unas fueron diseñadas para la guerra y empleadas por terroristas para matar personas y otras se hicieron para cazar y el tiro deportivo. De acuerdo que una escopeta de caza puede matar, como puede matar un cuchillo de cocina, pero su diseño y finalidad dista mucho de un arma utilizada por un terrorista.

Mucha gente, e incluso cazadores me dicen que no es para tanto. Yo discrepo. Primero porque mi gobierno me vuelve a ocultar la verdad con tal de sacar adelante su montaje propagandístico. Y segundo porque han mezclado churras con merinas pensando que nadie se iba a dar cuenta y sin reparar en los daños que esto acarrea. A lo mejor como cazador estoy muy sensible a la crítica continuada que soportamos, pero a mí personalmente, que se mezclen escopetas de caza y tiro con supuestas armas terroristas, pistolas y fusiles, solo refuerza la idea de que son armas para matar y de hecho están juntas en estos lotes mentirosos. No me extraña que luego la figura de un cazador con su escopeta de dos cañones gordos sea una persona provista de un arma asesina y de hecho aparecían muchas escopetas como esas en los lotes de las armas terroristas.

Estás exagerando y la gente no se ha dado cuenta de nada, me dirán muchos. Quizá, pero vuelvo a repetir: me parece importante en primer lugar que a la gente no la engañen, y en segundo lugar, a lo mejor la gente no se ha dado cuenta, pero en su subconsciente queda grabado ese plantel de armas donde se hacía muy visible la escopeta de caza. Eso en marketing se llama publicidad subliminal. Y funciona muy bien. Qué le hubiera supuesto a la Autoridad decir que gran parte de las armas eran escopetas de caza que aprovechando la ocasión, también sufrirían el peso de la apisonadora y hacer así el paripé, porque destruirse, destruirse sólo se destruirán cuando pasen a un horno de fundición, que es como destruye las armas la Guardia Civil.

No me extraña que ahora un partido político pregunte al Gobierno cuántas armas eran de verdad terroristas en aquel paripé.

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