Para consolarse

Los cazadores pecamos de soñadores, ya lo dije una vez. Nos acostamos la noche antes de salir al campo con la cabeza llena de lances ideales, el perro de muestra, la perdiz que se arranca, el tiro certero y el cobro a la mano. Y algo así me pasó a mí anoche, que me quedé dormido contando tórtolas y palomas en un puesto tan ideal que no daba abasto para cargar la escopeta. Sí, el mismo puesto en el que esta mañana no he tocado pluma.


Nos pasamos la veda leyendo revistas de perros y caza, sentados en el sofá disfrutando de vídeos de días de caza o viendo Jara y Sedal y al final tendemos a idealizar la afición. Como se idealiza la belleza de tanto ver a modelitos de revista en bikini y a los protagonistas diez de las películas de cine. Así que llega un día la revista "Glamour" -lo he leído hoy en elmundo.es-, saca a una modelo con un michelín de lo más normal pero de lo más infrecuente en una modelo y se disparan las ventas de ejemplares porque resulta que las mujeres de USA se identifican con esa chica estupenda que luce tripa. Y les encanta. Y a mí me encanta también. Y entonces pienso que tengo que contar que esta mañana mi puesto de tórtolas y palomas no se pareció en nada al que soñé por la noche, ni a los que se resaltan habitualmente en las revistas y los programas de televisión. El mío fue un puesto flojo por no decir malísimo, al que llegué una hora tarde porque estuve una hora atrapado, junto a otros muchos conductores, en un paso a nivel con la barrera estropeada. Llegué al puesto sin saber muy bien cómo situarme ni dónde ponerme. Me molestaba el sombrero, el sol picaba y deslumbraba, las moscas me comían y de las tórtolas, nada. Al cabo de una hora de espera, entraron dos o, más bien, dos pasaron a 40 metros del puesto y sin pensármelo dos veces apunté y disparé aguardando un milagro. Pero los milagros no existen, o eso creo. No ansío el éxito de "Glamour" al contarles esta experiencia alejada del bello ideal que se nos exhibe con frecuencia pero que, supongo, debe de ser de lo más normal para los cazadores. Digamos que mi puesto de hoy es como el michelín de la modelo, tan normal y puede que, pese a todo, incluso hasta tan bonito.
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