Sarkozy, el listo

A un político se le conoce por las suelas de sus zapatos. Y Nicolás Sarkozy, el presidente de la República Francesa, las debe de tener bien gastadas de patearse la vida.


Sabe lo que piensa la gente, lo que quiere la gente, lo que necesita la gente. Empezó prometiendo en el programa electoral que obligaría a los alumnos a ponerse de pie en clase a la entrada del profesor, para poner pie en pared a la creciente falta de autoridad instalada en la docencia; siguió diciendo que no todo el mundo puede caber en un país así porque sí, con la ventaja de ser hijo de inmigrante al que sólo un osado se atrevería a llamar xenófobo, y acabó volando a Chad para rescatar a las azafatas españolas detenidas, como un supermán vestido de etiqueta. Por cierto, que es más listo que el hambre y desvela ahora que ZP y Prodi le han planteado posibles expulsiones masivas de inmigrantes, salvando así su pellejo por adelantado. Ahora, Sarkozy, nos dice que "la caza es verde" y servidor se alegra porque ese mismo es el lema de nuestro frontispicio. Pueden seguir el pasillo de club-caza y abrir otra puerta, la de "Diario de Caza", y ahí leerán lo que dice el presidente de los franceses sobre la caza. Inteligencia. La diferencia entre Sarkozy y cualquiera de los que nos gobiernan es que al francés le trae al pairo lo que le digan los ecologistas. Hace lo que considera conveniente para su país y no es que no ceda a ningún chantaje, es que a uno le da la impresión de que no hay ningún listillo allende los Pirineos al que le pase por la mente intentar chantajear a Sarkozy. El listo es él. Y sabe mejor que nadie que a la caza hay que tenerla de parte, y nunca en contra. A ver si aquí empezamos a darnos cuenta de que la cacería no es cosa de ricos, pijos ni priveligiados, sino del pueblo. Ojalá nuestros políticos se atrevan e intenten descubrirlo.
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