¿Tasazo en Castilla-La Mancha?
Es como aquella temporada que recordarás para siempre, donde la suerte montera te acompaña a cada momento cinegético que se te pone delante. Ya te puede tocar en suerte en una mancha gorrinera, un sopié con un barbecho a tu espalda, que ahí te entra el su
Ya te puede poner mal gesto el guarda cuando le preguntas por la suerte de tu postura, que la flor que te acompaña te permitirá apiolarte una buena collera de venaos escurríos de las rehalas. Pero llega la siguiente y subsiguientes temporadas, donde la sequía te acompaña a cuerdas y traviesas. Pues eso. Dicen en mi pueblo que «a mala lluvia, buen paraguas». Vean si no: después de un año de intenso trabajo con el gobierno regional de Castilla La Mancha, donde se ha modificado por dos veces el Reglamento de Caza, se han aprobado los Métodos de Homologación de Control de Predadores, cuya publicación se hará de inmediato, hemos iniciado las primeras reuniones para una modificación integral de la Ley de Caza y se ha suavizado la burocracia administrativa en los proyectos que necesitan Evaluación Ambiental, viene el mazazo. Se quiere imponer una nueva tasa, que aún anulando las anteriores, no lo duden, supondrá el cierre de cientos y cientos de acotados de la región. Y es que la ignorancia es a veces infinita. No lo duden. Pensará el político de turno de la feliz idea: «éstos de la caza, con la el dinero que se mueve, no les importará un bledo dejar unos buenos euros a las arcas regionales». Y es que, con la excusa de la crisis, aquí vale todo. Seguro que les da igual o desconocen que, excepto un pequeñísimo grupo de privilegiados, que gracias a su buena gestión pueden considerar la actividad cinegética como rentable, el resto, que seguramente sea una cifra cercana al 95%, se dejan buena parte de su dinero. Dinero que sirve para emplear, proteger, invertir, mantener y conservar un medio natural cuyo resultado final no es el fruto de la gestión pública, ni de los agricultores, ni de los ganaderos ni de los convecinos, y mucho menos de los ecologistas en bici. Es de los propietarios y gestores de los espacios agroforestales, es decir, los titulares de cotos de caza, porque, recuerden, el 94% de la región está en un coto de caza. Y si no, de qué carajo iban a presumir diciendo Castilla La Mancha tiene una de cada tres hectáreas en un estado impecable de conservación… Y es que créanme que me duele que, precisamente, el gobierno en el que desde la caza teníamos puestas todas las esperanzas, sea el que termine con la caza social y el que nos imponga el tasazo. Están a tiempo. Desde Aproca y el resto de asociaciones del sector cinegético ya nos estamos organizando para proponer alternativas o si es necesario movilizarnos. El cazador o el titular de un coto no nos perdonaría que volvieran a aflorar los egos que todos tenemos. En estos momentos no. Unidad, sólo unidad. Qué fácil es copiar y pegar. Me explico. Si cuando en Extremadura impusieron aquella tasa desorbitada nos hubiéramos acercado 200.000 cazadores a las puertas del gobierno de turno, no se hubiera movido ni el tato. Ahora es tarde, ahora aquél modelo es el patrón para los ideólogos de la solución a la crisis. Pero también está pasando ahora en Andalucía con la gestión de los subproductos de la caza. Nos la meterán doblada y las comunidades vecinas nos callaremos por si nos toca. Y quizás en ese momento no, pero días más tarde terminamos cayendo en el hoyo. Buena prueba un botón, un botón en forma de tasas con sabor extremeño.