Cazando en pareja

¡Que le guste la caza! Siempre he dicho que era un requisito básico que debía tener mi pareja. Lo que no me podía imaginar cuando le conocí era que iba a compartir, además de la pasión venatoria, tantas cosas bonitas como las que nos unen aún más.


Una de las cosas que tampoco me imaginaba cuando lo conocí era que me iba a desprender de mi atuendo favorito para ir a montear, mi corbata. Cuando traspaso la frontera de Andalucía en dirección a Castilla-La Mancha me visto con ropa técnica Blaser, y cuando estamos en mi tierra le toca a él ponerse la corbata. Yo soy una pijilla andaluza y él un castellano apasionado de la alta montaña. Dos maneras diferentes de vivir la caza pero, por fortuna, muy fáciles de compaginar, a pesar de las duras caminatas a las que me somete cuando le acompaño de rececho.

Compartir esta afición con él hace que sea el mejor tiempo aprovechado del mundo. Me encanta su manera de vivir la caza, cómo la transmite, cómo se la enseña a los demás y especialmente a mí. No le falta paciencia y delicadeza, de ahí que cada día aprenda algo nuevo. Sin duda hacemos el mejor de los equipos.

Suerte la mía de que Dios le pusiera en mi camino, porque he encontrado un amigo, un compañero y un gran apoyo a nivel personal, sentimental y profesional.

¡Contigo todo es mucho más sencillo! Ahora no me habitúo a salir al monte sin ti… Contigo siempre es mejor, Antonio.

Gracias por todo.

Te quiero.

Comparte este artículo

Publicidad