‘Cazar o no cazar’. Esa es la cuestión

Cazar es un deporte noble, pero también es una herramienta de gestión del monte; cuando se unen estas dos acciones se consigue la excelencia, porque el aprovechamiento cinegético es rentable tanto en el aspecto económico como en el medioambiental.


Actualmente el deportista cazador cada vez encuentra más obstáculos para el ejercicio de su deporte; tenemos unas Administraciones de Medio Ambiente timoratas, que en sus decisiones pesan más los condicionantes políticos que los criterios técnicos de conservación de las especies. Hoy la guardería ‘caza’ en muchos territorios gestionados públicamente para efectuar el control de sobrepoblaciones. Esto pone de manifiesto que la Administración sabe que cazar es necesario y que… se lo impide al cazador.   Y hay casos en que la Administración, para restablecer el equilibrio ecológico en la fauna, recaba la ayuda externa procurando que no se oiga ni el disparo ni la palabra cazador. Y se cae en la contradicción de cazar a escondidas, lo que supone que el aprovechamiento venatorio no se realiza bien técnicamente, ya que se limita el tiempo y el espacio para desarrollar la actividad y normalmente ocurre que se procede a matar animales a destajo, para hacer algo ligeramente aproximado al descaste que se necesitaría como medida sanitaria cuando ya no queda más remedio por no haber cazado anteriormente En este enlace se nos da la noticia de cómo se quitan animales silvestres en la Comunidad de Madrid, y cómo se le dice al periodista que utilice el verbo controlar en vez del de cazar cuando redacte el artículo, y cómo se habla de suprimir 2500 cabras montesas y un sinnúmero de jabalíes, eso sí, sin cazar. Merece la pena leerlo. Una vez leído el artículo podemos decir que, sentados a la mesa, nunca comemos, solo nos alimentamos. Por eso el dilema, casi de Hamlet, Cazar o no cazar. That is the question.
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