¿Parcheando?

Recuerdo hace años, en el Karoo, cómo la rueda de un viejo Toyota funcionaba con el sistema de parcheo tradicional en aquella zona, que no es otro que meter con una aguja un trozo de cuerda en el agujero del pinchazo.


El sistema, muy válido para salir de un apuro, se estira allí en ocasiones demasiado en el tiempo, sucediendo al final aquellos días lo que estaba claro tenía que suceder, que el parche se fue al garete en el lugar y momento más inoportuno. Como era previsible según la famosa ley de Murphy, en el punto más alejado de la civilización y sin cobertura para comunicarse. La solución, un laaaaargo paseo y las más reconfortantes cervezas que recuerdo haber tomado en mi vida, como colofón a la situación.
Pues no sé por qué, de aquel Toyota, de aquel parche y de aquellas cervezas, me he acordado al leer la noticia sobre el loable proyecto que la Federación Andaluza de Caza ha puesto en marcha bajo el lema Caza Joven para facilitar el acceso a la actividad cinegética de los más jóvenes y que, espero, no se convierta en un mero parche para que algunos jóvenes puedan aprovecharse de cazar sólo un día. Loable proyecto que, como otros muchos, por fortuna algunos se toman la molestia de intentar poner en marcha, pero que por desgracia la experiencia nos dice que no terminan por cuajar, al menos, en la medida que la ilusión de sus organizadores desearían. ¿Y cuál puede ser la razón? Pues, desde mi punto de vista —y no digo que este sea el caso en concreto—, precisamente ese exceso de ilusión, frente a la falta de horas de pensar, razonar y volver a pensar implicaciones antes de ponerse en marcha, en la mayoría de las ocasiones. Vamos, que en esto de la cinegética, como en otras cosas en la vida, la verdad, existe demasiada tendencia a tirarse a la piscina sin mirar antes si está llena o vacía, caliente o fría, con cloro o sin él. Y eso es algo que siempre debe hacerse. Debería conocerse y analizarse todo muy bien y darle mil vueltas a las cosas, a las alternativas y a los posibles efectos o resultados, antes de ponerse en marcha con cualquier proyecto, no dejando toda la esperanza del éxito a la ilusión que, muchas veces a pesar del empeño y la buena intención, no es suficiente.
Decía un responsable de la formación de los cazadores en España hace tiempo que lo que es gratis no se valora, razón por la que siempre ponía un precio, aunque fuese simbólico, a los cursos y jornadas que organizaba, buscando con ello que asistiesen quienes de verdad tenían interés. Viene este comentario a cuento, al pensar si invitar a un grupo de jóvenes, en muchos casos noveles en la caza en montería, a una jornada, seguramente sin la práctica suficiente en el uso de las armas, o en las normas de comportamiento en esta modalidad de caza, por mucho cuidado y esmero en la seguridad y otros factores que pongan los organizadores, y en la que alguno de los asistentes pensará: «yo me apunto, que es ir a una montería gratis», aunque no sepa lo suficiente para participar en ella, es una iniciativa del todo acertada. Dejo claro que desconozco el fondo de este proyecto y esta iniciativa, así como del desarrollo de la organización para ponerlo en marcha, lo que fácilmente hará que mi opinión pueda estar equivocada. Pero, para aficionar a nuestros jóvenes a la caza y facilitarles jornadas, ¿no existen otras alternativas en principio mejores, más didácticas, más útiles e incluso más baratas? Partiendo del núcleo de cazadores que han realizado las pruebas de acceso a la licencia de caza en los cursos de la Federación, lo que ya deja claro su intención por vincularse a ésta, a su funcionamiento y su interés por participar en un sector desde dentro de una organización, ¿no podría la Federacion Andaluza de Caza poner en marcha una serie de iniciativas que enseñasen a estos jóvenes, poco a poco y de forma continua, introduciéndoles en la caza y ofreciéndoles muchas jornadas en lo que se desea, sea su afición, en lugar de, puntualmente, invitarles a una montería?, lo que no deja de ser pan de hoy, para hambre de mañana.
Seguramente una entidad como la Federación Andaluza de Caza cuenta entre sus miembros con personas propietarias de fincas o responsables de sociedades federadas, que podría invitar a participar mediante acuerdos a algunos jóvenes durante todo el año, colaborando en la gestión, el cuidado y el desarrollo de actividades en dichas fincas o cotos, e incluso en la Federación, en el trabajo cotidiano, de manera que estos aprendan pudiendo salir periódicamente al campo, colaborando en todas las actividades como son incluso la de organización y gestión de monterías, donde podrían participar como postores o en cualquier otra tarea, desarrollando así con sus funciones y trabajos una afición real por la caza. Los más jóvenes podrían acompañar a los veteranos de sociedades, ayudándoles y aprendiendo de ellos, haciendo de morraleros como todos los buenos cazadores han hecho a lo largo de generaciones. ¿No puede una Federación como la andaluza, que tan buen trato tiene con la Administración de aquella comunidad según reflejan sus notas de prensa y publicaciones, llegar a un acuerdo para que parte de la increíblemente grande y barata oferta de caza selectiva en sus reservas, la pudiesen hacer los cazadores jóvenes y aquellos con menos posibilidades económicas, permitiendo a estos compartir jornadas con guardas y guías de los que pueden aprender mucho y logrando así ambas partes, Federacion y Administración, una rentabilidad social que debería ser uno de sus objetivos principales, desarrollando jornadas en las que la seguridad y otros factores, como el económico, serían más fáciles de controlar que en una montería?
No pretendo con mis comentarios decir a nadie lo que debe hacer o cómo hacerlo, pero sí me gustaría hacer pensar a quienes ponen en marcha proyectos como el de Caza Joven, que deberían buscar las formas de centrar sus esfuerzos en aquellos que aman la caza y todo lo que la rodea, estando dispuestos a trabajar por ella todo el año, a sacrificarse en todas sus funciones y aprender poco a poco e humildemente de los que saben, buscando llegar a ser buenos cazadores, antes que dar oportunidad a cualquiera de aprovechar una jornada de caza «a ver si uno tiene la fortuna de cobrar un buen cochino, que además la montería sale gratis». Insistiendo en dar la enhorabuena a quienes trabajan por los jóvenes y por la caza, aunque pidiéndoles que pongan en ocasiones más cabeza que ilusión en todos sus proyectos, de manera que estos puedan ser útiles e interesantes no a corto, sino a medio y largo plazo.
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