Maldición Mediática

Que tenemos perdida la batalla mediática no es nada del otro jueves. Que a la mínima de cambio el tonto de turno, de cualquier medio, se pone a hacer relojes de madera, con esto de la caza, y además le dan la hora, los relojes, está a la orden del día. Y más ahora, con esto ‘de la Internet’, que en cualquier tabloide digital escribe cualquiera y sienta cátedra a lo Kapuscinski. Es como si todos estos plumillejas quisieran ganar el Pulitzer a costa del sufrido cacero de turno.


El otro día, sin ir más lejos, una aspirante al galardón, Pilar G. del Burgo, de reconocido prestigio en su casa, a la hora de comer, en un digital de éstos, publicaba la noticia sobre dos energúmenos que se liaron a tortas. Pues no. El agresor era un cazador –y lo recalca con saña hasta siete veces en una noticia de veinte líneas– y el agredido un emigrante, de raza negra y malí. El panfleto, que no noticia, lo remataba de esta guisa: «…son muchos en el pueblo los que no quieren ni oír hablar del cazador de quien dicen que tiene pocos amigos. Algunos le califican de racista y agresivo». ¡Toma ya información objetiva! Lo de Público y SM el Rey clama al cielo. Aprovechar un escrito de SM la Reina al zoo de Barcelona –solicitando más dignidad para algunos de los animales allí encerrados de por vida– para sacar a cuento la mentira, probada, del oso Mitrofán, sus cacerías de juventud y exigirle poco menos que deje su afición por la caza, sólo puede gestarse en mentes de una cierta progresía estalinista. De paso, arremeten, con el estilo de las técnicas del doctor Paul Joseph Goebbels, contra un colectivo que genera unas ingentes cantidades de ingresos entre los más humildes. ¡Toma ya progresía solidaria! De lo de Fernández Bermejo… ¿qué quieren que les cuente? La campaña que nos orquestaron a bombo y platillo fue como para echarse al monte. Al final… ¿para qué? Al ex ministro, como a todo hijo de vecino, le han impuesto una sanción administrativa, que es lo que, en justicia, le corresponde. Tanto en este caso, como en el del dimisionario Alberto Sáinz, el problema en sí no es su actuación –ilegal la de uno, por cazar sin licencia, y presuntamente legal la del otro, que ha presentado sus facturas de caza–, el problema, para todos estos progres mindundis no es otro que el hecho de ser cazadores. Porque sus atávicos prejuicios no lo pueden consentir. De lo de Sierra… mejor no hablar. ¡Ahí está la noticia! Que cada cual la interprete como Dios le dio a entender. Eso sí, y aunque no venga a cuento, no puedo despedirme sin recordar –para que sepan, que sé que lo saben, en manos de quienes estamos–, que al cierre de esta edición, con la media veda en puertas, aún faltan por publicarse ¡ocho órdenes de vedas! Y yo con estos pelos… EDITORIAL DE LA REVISTA CAZA Y SAFARIS DEL MES DE AGOSTO
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