El gallo Maurice gana el juicio: podrá cantar cuando quiera

Un juez ha rechazado la demanda interpuesta contra el gallo que canta al alba cada día. Los vecinos, propietarios de una segunda residencia, denunciaron al propietario del gallo porque les molesta sus cantos al amanecer. El proceso se ha convertido en símbolo de la rivalidad entre el campo y la ciudad.


 Gallo
Gallo

Foto: Xavier Leoty, AFP

Tras quedar visto para sentencia el pasado mes de julio, ahora hemos conocido que el juez del caso de la denuncia de unos vecinos al propietario del gallo Maurice por molestarles sus cantos tempraneros ha rechazado la demanda.

Maurice tiene todo el derecho de cantar, y sus vecinos tendrán que adaptarse.

Tras el rechazo a la demanda de los vecinos del propietario del gallo, este podrá cantar con toda la fuerza que le den sus pulmones y a la hora que su instinto le lleve a hacerlo.

Estos vecinos, que alegaron que su dormitorio está a tan solo dos metros de distancia del lugar elegido por su vecino para instalar el gallinero, denunciaron hace dos años tras fracasar todos los intentos de llegar a un acuerdo cordial. Se trata de una pareja de jubilados que construyeron en 2004 su segunda residencia en Saint-Pierre-dOléron para pasar allí los veranos.

Similitudes con un caso ocurrido en España

El caso no tardó en convertirse en un paradigma de la lucha entre la ciudad y el campo. Algo parecido a lo acaecido en Soto de Cangas, donde un gallinero fue clausurado por las quejas de unos turistas a los que les molestaba el canto de los gallos. En este caso, la clausura fue ordenada por el Ayuntamiento de Cangas de Onís por una aparente falta de licencia, pero la polémica tuvo la misma raíz: gente a la que les molesta los ruidos propios del campo.

Francia protegerá los ruidos y olores del campo

El caso ha servido para que un político francés haya anunciado un proyecto de ley para «proteger los ruidos y olores del campo». Además, el alcalde de la pequeña población donde se ha producido el conflicto ha reclamado en una carta que la Unesco declare patrimonio cultural inmaterial «el canto del gallo, el mugido de la vaca, el rebuznar de los asnos, los ladridos del perro, el canto de los pájaros y el sonido de las campanas».

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