Las cosechas de maíz, en peligro por los continuos daños de los jabalíes

Los destrozos provocados por jabalíes aumentan sistemáticamente año tras año en Galicia y, solo en la provincia de Lugo, se ven afectadas más de 1.000 fincas cada año. Agricultores, ganaderos y cazadores esperan que la Xunta reaccione de forma inmediata para intentar controlar una situación que afecta a diario a miles de personas que viven por y para el rural.


 Daños jabalí
Daños jabalí

Destrozan cosechas enteras en plena época de siembra. Los cazadores siguen colaborando con batidas permitidas por estos daños, pero el problema persiste en el tiempo y deriva en pérdidas irreparables para los agricultores

Las batidas continúan: el cazador responde a la llamada

Agricultores y ganaderos gallegos luchan por combatir un año más los daños que ocasiona el jabalí en sus cosechas. La mayoría sufren esta lacra desde hace años y, a pesar de que la Xunta autoriza batidas de forma casi autonómica, este es un problema que parece no tener solución hasta el momento.

Las explotaciones de las cuatro provincias se ven afectadas. En algunas zonas próximas a A Coruña las batidas se realizan cada fin de semana, aunque muchas veces es difícil capturar un número significativo de jabalíes que permita frenar los daños que ocasionan estos animales.

Las zonas acotadas para la caza son otro de los problemas a los que se enfrentan los cazadores, que muestran todo su apoyo para ayudar a que los ganaderos y agricultores puedan vivir de la actividad rural, algo cada año más difícil en Galicia.

El lobo sigue matando

Los destrozos se aprecian a simple vista en zonas como Friol (Lugo), en las que los profesionales del campo también se enfrentan a otro animal salvaje: el lobo. Esta semana, otro ataque del cánido propició la muerte de una vaca preñada en una de las explotaciones lucenses más destacadas de la provincia. La petición de los ganaderos es unánime: no quieren acabar con el lobo ni el jabalí, pero necesitan medidas urgentes y la ayuda de los cazadores para poder controlar su población sin que esto afecte a su trabajo.

Un trámite burocrático que requiere de tiempo

Los ganaderos y agricultores lucenses se enfrentan a la Xunta a la hora de dar parte de los daños que sufren por parte de los animales salvajes. Un técnico debe certificar al ganado atacado y detallar cuál ha sido el animal que ha propiciado el ataque. Posteriormente, se inician trámites burocráticos que pueden durar meses y de los que tienen que dar cuenta los profesionales del campo, algo que les quita horas de trabajo y de sueño.

Y para llegar a cobrar una indemnización por la pérdida que han sufrido, tienen que esperar y confiar en que han entregado la documentación dentro de los plazos fijados, muchas veces inflexibles y que no tienen en cuenta el trabajo que esto supone para ganaderos y agricultores. En algunas zonas rurales de Galicia no hay cobertura, y mucho menos internet. Un problema añadido a la hora de presentar la documentación telemáticamente al percibir el ataque de un animal salvaje.

A estas alturas del año ya se han perdido grandes sembrados, sin olvidar el daño que provocan estos animales en los cierres que cercan las fincas. Las pérdidas pueden superar, según estiman los propios ganaderos, los mil euros cada vez que el jabalí ataca y destroza una hectárea de maíz.

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