Los perros de compañía son las nuevas víctimas de los lobos y el cazador ofrece su ayuda

Ganaderos y agricultores de la provincia de A Coruña denuncian las pérdidas que producen los ataques del lobo sobre sus cosechas y rebaños. Los cazadores de la zona muestran su apoyo ante este problema y solicitan batidas por daños.


 Ataque de lobos
Ataque de lobos

 Ataque de lobos
 Ataque de lobos
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 Ataque de lobos
 Ataque de lobos

El lobo lleva tiempo atacando a perros que duermen en las casas de las zonas rurales de la provincia de A Coruña. Vecinos de toda la comarca alertan del incremento en el número de ataques y cuentan cómo los lobos se adentran en áreas habitadas a las que antes ni se acercaban.

«De nuestro perro solo quedaba el rabo»

El último ataque ocurrió en Monfero, a escasos kilómetros de las Fragas del Eume, en A Coruña. «Nos levantamos y de nuestro perro solo quedaba el rabo. Aquí también viven niños y me da miedo pensar que el lobo se pasea a sus anchas al lado de nuestra casa», explica la ingeniera agrícola Marta Blanco, afectada desde hace tiempo por los ataques del lobo, que también tiene una ganadería extensiva de vacas y becerros. En el último año, esta mujer sufrió grandes pérdidas económicas ya que el lobo atacó su explotación en más de una ocasión y acabó con la vida de varios de sus animales.

Además, recientemente apareció un corzo muerto al lado de su casa con las heridas características de los ataques del lobo. Esto es algo que, asegura, atemoriza la vida cotidiana de los vecinos de la zona.

Nuevos ataques al ganado

El lobo continúa al acecho en Galicia y afecta a la vida cotidiana de miles de personas que viven en el campo. Hace unos días este mamífero atacó a un rebaño de ovejas en Paderne, una parroquia que está a escasos 30 minutos de A Coruña.

El lobo hirió a dos ovejas que posteriormente fueron sacrificadas y mató a otras dos. La mujer que perdió a sus animales se llama María José Manivesa y es la presidenta de la cooperativa gallega Agroflor. «No puede ser que esto pase todos los días y que no se tomen medidas», declara la mujer, que exige acciones inmediatas para controlar la población de lobos.

Pero el problema, explica, se extrapola al jabalí, que también produce pérdidas millonarias en las cosechas de maíz y trigo que se plantan tradicionalmente para abastecer al ganado gallego. Ganaderos y agricultores coinciden al destacar la labor fundamental de los cazadores para regular y controlar la población de animales salvajes.

Bidones disuasorios de los cazadores

Los cazadores están de parte de los ganaderos que están afectados por los ataques masivos del lobo. Así lo explica Manolo Albela, presidente de la Asociación de Caza de Paderne. Él y otros cazadores han decidido colocar bidones disuasorios en los montes con el fin de despistar a los animales salvajes para evitar así que bajen hasta los núcleos urbanos y disminuir las pérdidas sobre los rebaños y plantaciones.

Los comederos disuasorios son unos bidones de plástico agujereados que los cazadores llenan de maíz y distribuyen por el monte, al objeto de que el jabalí se entretenga comiendo allí y no baje tanto a los sembrados.

La Xunta autoriza desde hace meses batidas por daños, aunque, explican los cazadores, está resultando difícil alcanzar a los animales. «Nosotros formamos parte de la solución, el problema es la dejadez de los montes porque los animales se esconden y llegan a sitios a los que no podemos acceder. Muchas veces nos cuesta mucho cazar un solo jabalí durante el fin de semana», explica Manuel Albela.

Al mismo tiempo, este cazador contribuyó a la colocación de más de 30 comederos para perdices en el monte gallego. «Es muy importante darse cuenta de que no solo comen las perdices; estamos alimentando también a otras especies no cinegéticas», explica Manuel, consciente de la problemática existente en el campo gallego por los ataques de los animales salvajes.

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