Conocemos al cazador protagonista del vídeo del momento

Pau Pericas es un joven cazador de Cánoves, Barcelona. Y es el autor y protagonista de uno de los vídeos más impactantes de los últimos meses sobre caza de jabalí. Efectividad, nervios de acero, reflejos… Todo esto es lo que demostró Pau en solo unos segundos. Pau nos ha contado el lance con todo detalle tal y como lo vivió.


 Trofeo jabalí
Trofeo jabalí

 Trofeo jabalí
 Trofeo jabalí
 Trofeo jabalí
 Trofeo jabalí

En Club de Caza publicamos el vídeo el mismo día que se grabó, destacando la enorme habilidad y seguridad que había demostrado el cazador que aparece en él.

El jabalí iba levemente herido

«Cazábamos la reserva. Lo solemos hacer un par de veces al año. El lance se corresponde a un jabalí que desencamaron mis perros. Uno de los puestos le disparó y le rasgó un poco la barriga, pero no le hirió de gravedad.

»Los perros estaban muy encima del animal, presionándolo muy bien, pero el jabalí, de repente, paró. Lo estuvieron ladrando unos tres cuartos de hora. Nosotros estábamos en el lado opuesto de la montaña, pero teníamos que ir a asistir a los perros.

»Sufrimos para llegar allí por lo complicado del terreno. Tardamos un cuarto de hora en llegar, corriendo todo lo que nos permitían las piernas. Cuando llegamos, se ve en el vídeo, lo detectamos parado entre el monte».

Allí estaba el jabalí, parado

«Mi compañero me avisa: ‘mira, mira’, pero allí no podía tirarle. Los perros estaban detrás, y son lo primero, nunca hay que ponerlos en peligro. Seguramente lo habría abatido de un disparo, porque era un tiro sencillo, con el jabalí allí parado, pero mis ocho perros estaban allí.

»Decidí ganarle el todo el terreno que fuese posible, con el objetivo de ponerme a la misma altura. Hasta que se giró y me vio. En ese momento embistió directo hacia mí. Yo sabía que eso sucedería en cuanto me viese.

»En esos segundos me dio tiempo a analizar que bajaba un perro mío detrás de él, por lo que no podía disparar. Por esta razón, decidí que debía forzar y arriesgarme al máximo. Le dejé acercarse hasta que lo tuve a un metro. Al disparo, quedó muerto».

Cazador desde siempre, perrero por pasión

La batida era una de las que se celebran con normalidad en el Parque Natural del Montseny, en el pueblo de Cànoves. Pau lleva acompañando a su padre desde que puede recordar. A los 7 años ya asistía junto a él a las batidas que tanto le apasionan y gracias a él se ha convertido en el cazador que hoy es.

Pero pronto le picó el gusanillo de los perros, sobre todo por influencia de su tío, un gran perrero. Desde entonces, siempre que puede va a romper monte junto a sus canes buscando cortar los rastros de los jabalíes. En su zona acuden, sobre todo, a los buenos perros de rastro. Pau nos descubre los perros que le acompañan: «Me gustan los perros que destacan siguiendo al jabalí, que ladran bien cuando lo detectan y persiguen. Yo tengo porcelanas, grifones nivernais, brunos de jura y cruzados, sin olvidar un par de podencos que son terribles frente a los cochinos».

Con 16 años, un lance al alcance de muy pocos

Esto le ha permitido vivir experiencias de caza inolvidables. Recuerda con especial cariño una que le pilló muy joven, con tan solo 16 años, pero que le dejó marcado para siempre.

«Un compañero que también iba con perros desencamó con ellos un gran jabalí, pero el animal se paró en unas zarzas muy apretadas. Los perros estaban en plena lucha con el jabalí, pero no conseguían sacarlo de allí.

»El compañero y nos pidió ayuda por la emisora. Estábamos al otro lado de la montaña, pero teníamos que acudir, porque esa situación es muy peligrosa para los perros. Así que fuimos a toda prisa.

»De hecho, varios fueron heridos e incluso uno de ellos perdió la vida ante los colmillos de aquel jabalí. Cuando llegamos, mi tío me puso a prueba. Sus palabras exactas fueron: ‘no tienes cojones a entrar ahí’. No las olvidaré nunca».

Cuestión de valor

«Aquello era un escándalo de perros ladrando, el jabalí defendiéndose y las matas moviéndose por la lucha. Y vaya si entré. Tuve que hacerlo a cuatro patas por lo apretado de la vegetación. Avancé así hasta que llegué a un punto donde me pude poner de pie. Escuchaba al jabalí a pocos metros. Estaba intentando acercarme cuando lo oí cómo arrancaba en carrera hacia mi posición.

»Intentó embestirme y el disparo tuvo que ser de forma parecida al del vídeo que habéis publicado: hacia abajo porque lo tenía a menos de un metro. Tras el tiro, el jabalí cayó entre mis piernas.

»Recuerdo que toda la cacería estaba pendiente de aquello. Te lo cuento en un minuto, pero aquello duró más de una hora. Cuando encendí la emisora para tranquilizar a todos, aquello fue una fiesta. Un jabalí de 105 kilos con una gran boca y abatido de aquella forma…

»Pero lo primero que hicimos fue llevar a los perros al veterinario».

Un gran año de jabalí

Pau nos cuenta que esta temporada ha sido especialmente buena respecto a la caza del jabalí: «Este ha sido un gran año de jabalí en la zona. Hemos sobrepasado los cien ejemplares, y he conseguido abatir, en Madremanya (Gerona), el jabalí más grande de toda mi vida esta temporada. Nada menos que 127 kilos.

»Cazamos por la mañana, y no se dio nada bien, por lo que decidimos reanudar la caza por la tarde. Uno de mis perros no tardó en cortar el rastro del jabalí. Sabíamos que era muy grande porque algún compañero lo había visto meterse en el rincón que cazamos.

»Fue todo un espectáculo. Cuando llegué al lugar en el que estaba, pude ver cómo le costaba salir de entre las zarzas de lo grande que era. Cuando finalmente salió de las matas, lo hizo a pocos metros de mí, cruzado, un lance perfecto. En lo apresurado de todo aquello no pude darme cuenta del tamaño de ese jabalí, pero cuando llegué a su lado, me sorprendió el tamaño de aquel animal, con 127 kilos y una boca que dio medalla de plata».

Pau nos cuenta que al monte siempre lleva su Browning Long Track en calibre 9,3x62, cargado con munición RWS KS: «En este tipo de entornos, necesitamos un calibre contundente, con un gran poder de parada, porque el jabalí te da pocas opciones para dispararle, y debemos contar con la seguridad de que quede allí donde le alcancemos».

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