Detectada triquina en un jabalí abatido

Ayer, una clínica veterinaria zaragozana hizo públicos los análisis realizados a las muestras tomadas en un jabalí procedente de una cacería en las que se ha detectado la presencia de triquina con una elevadísima carga parasitaria.


 Triquinosis
Triquinosis

La cacería tuvo lugar el pasado fin de semana en el término municipal de Uncastillo, en el norte de la provincia de Zaragoza. Tras la conclusión de esta, se tomaron muestras de todos los jabalíes abatidos y fueron enviados a la Clínica Veterinaria Cinco Villas, ubicada en Ejea de los Caballeros.

Destrucción de la carne

Los profesionales veterinarios se han puesto en contacto con los cazadores. El siguiente paso es llevar a cabo la destrucción del cuerpo del jabalí y de todos los demás que se cazaron en esa misma jornada mediante empresa gestora de residuos. Los informes veterinarios han destacado la elevadísima carga parasitaria del ejemplar positivo. 

Extremar las precauciones

Las autoridades sanitarias recuerdan la obligatoriedad de realizar estos análisis a todos los jabalíes abatidos por parte de, en este caso, los servicios veterinarios habilitados por el Departamento de Salud y Consumo del Gobierno de Aragón. La normativa indica que las muestras tomadas a cada animal abatido deben ser de un peso de 150 gramos procedentes de los siguientes músculos: diafragma, masetero (carrillera) y extremidad anterior. La correcta toma de muestras es el paso inicial fundamental para la correcta determinación de la aptitud para el consumo de la carne de jabalí.

La triquinosis

Los ejemplares de esta especie pueden ser portadores asintomáticos de las larvas de Triquina. Si el ser humano consume carne afectada por la larva, adquiere los quistes y el parásito y, tras un breve periodo en el sistema gastrointestinal, invade los músculos del individuo, pudiendo ocasionarle la aparición de un cuadro de grave sintomatología o incluso la muerte. 

A su vez, los servicios veterinarios han recordado que se deben recoger los despojos de las piezas abatidas, ya que, en caso de ser portadoras de triquina, su vertido en el medio natural supone una fuente de contagio para otros animales que los consuman. 

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