Piden prohibir la caza a menores de 18 años

Ayer amanecíamos con otro ataque frontal contra la caza y el cazador, esta vez en Galicia. Colectivos que se hacen llamar ecologistas y animalistas sacudían a los medios generalistas con lo de siempre: presentan de manera sesgada e interesada cifras en las que se apoyan para pedir vetos y prohibiciones.


 Dos generaciones
Dos generaciones

 Piden prohibir la caza a menores de 18 años
Piden prohibir la caza a menores de 18 años

Son ya varios los años, generalmente por estas fechas, cuando dos de estos colectivos tiran de calculadora para que los medios generalistas de siempre les presten una atención que, desgraciadamente, suele ser sesgada y sin un trabajo periodístico de contraste de información.

Datos sesgados y lejos de su contexto

El pasado año, Libera y Fundación Franz Weber (FFW), citaron una cifra de 51.000 firmas a favor de su propuesta. Este año hablan de veinte mil más. También han inventado una campaña llamada No es un juego, por la que quieren convencer a la sociedad de que la caza «entraña un riesgo para la infancia y la adolescencia».

Lo que no dicen es que llevan intentando inflar las firmas de esta petición durante más de dos años, y que en ella pueden votar personas de todo el mundo para un asunto que atañe tan sólo a los gallegos. Esto no lo recoge ningún medio de comunicación ni, por supuesto, lo reflejan ellos en sus informes.

La Ley de Caza de Galicia de 2013 estipula que la edad mínima para participar en actividades cinegéticas es de 16 años, pero esta norma se estipuló mucho antes, en 1997. Estos grupos radicales quieren que nadie pueda cazar en suelo gallego hasta cumplir los 18 años.

La FGC deja las cosas claras

Hemos acudido al representante de los cazadores gallegos, el presidente de la Federación Galega de Caza, para que nos informe sobre la postura de la entidad y del aficionado a la cinegética ante esta situación. Javier Nogueira nos ha atendido amablemente y ha respondido a nuestras preguntas.

Estos grupos ecologistas hablan de 71.000 firmas recogidas durante más de dos años en una plataforma en la que pueden votar personas de todo el mundo. ¿Estas cifras representan a la sociedad gallega? ¿Qué importancia tienen en el conjunto social de Galicia?

—En primer lugar, Galicia cuenta con 2,7 millones de personas. Esa cantidad es respetable, pero, teniendo en cuenta que pueden votar personas de todo el mundo, representa a una parte muy pequeña de la sociedad gallega. Además, no representan al entorno rural. Se trata de personas que viven a mucha distancia del campo gallego, que es donde se desarrolla la actividad cinegética, por lo que el desconocimiento que muestran ante ella es enorme.

Sus datos son sesgados, poco rigurosos. Hablan de la prohibición de la caza para menores de edad, cuando Galicia es la comunidad más restrictiva en este sentido. Mientras que en el resto de España, un menor de 14 años puede cazar acompañado de un tutor, en Galicia no puede hacerlo hasta cumplir los 16. Nosotros hemos hecho alegaciones a esa parte de la ley, pero no se han tenido en cuenta.

Estamos cansados ya de que grupos minoritarios ataquen a la caza y al cazador. La realidad muestra que cuando han pedido apoyo social, no les respalda apenas gente. Nosotros este año en Santiago de Compostela éramos 12.000 personas en las calles.

Se trata de una fijación radical de unos grupos muy minoritarios que no podemos compartir, pero, como cualquier opinión, tenemos que respetar.

En su notificado, aseguran que tienen el apoyo de algunos grupos parlamentarios. ¿Esto debe preocupar al cazador gallego?

—Su estilo es criticar y atacar, pero la mayoría de la gente no piensa de esa manera, si lo hiciera, tendrían una representación parlamentaria mayoritaria, y no la tienen. Pretenden cambiar una normativa sin esa representación parlamentaria, cuando todo el mundo sabe que, para cambiar una ley, es necesaria es mayoría.

¿La Federación ha mantenido contactos con los grupos parlamentarios para sondear su opinión sobre este tema y otros que afectan a la caza en la autonomía?

—Nosotros hemos tenido reuniones con casi todos los partidos políticos que cuentan con representación parlamentaria, incluso con algunos que no la tienen pero que cuentan con apoyo social. La sensación ha sido satisfactoria, con las lógicas diferencias entre unos y otros, pero tenemos que recalcar que ninguno de estos grupos políticos nos ha manifestado intenciones de restringir la actividad cinegética ni la edad para practicarla.

¿Cuál ha sido el grupo que no ha respondido a la propuesta de reunión con la Federación?

—El grupo que no ha respondido esta vez, porque en otras ocasiones sí hemos dialogado con su portavoz, ha sido el Bloque Nacionalista Galego.

A la hora de tratar de captar la atención social, se han apoyado en datos como las 14 muertes relacionadas con la caza que se han producido en la última década en Galicia. ¿Oportunismo, amarillismo? ¿Cómo se puede catalogar esto?

—En primer lugar, hay que dejar claro que ningún menor ha perdido la vida nunca mientras cazaba. Tengo entendido que un joven murió en un accidente, pero no tenía que ver directamente con la caza. Por tanto, una vez más se recurre a datos sin rigor para intentar manchar la actividad cinegética. Además, hay muchas actividades en Galicia, que no voy a nombrar, que causan muchas más muertes que la caza con muchos menos practicantes, y no por ello hay que cargar contra ellas.

También incluyen en su discurso que la práctica de la caza entraña un riesgo para la infancia y la adolescencia…

—La caza es una actividad completamente ligada a la naturaleza, totalmente regulada por una normativa muy estricta, donde la seguridad es lo primero que se inculca a los nuevos practicantes. Así es el cazador del siglo XXI, y eso no lo toleran, no les gusta que los cazadores hayamos evolucionado junto con la sociedad, y la caza sea una herramienta de gestión y conservación medioambiental. Esto es lo que más temen, porque su objetivo es retratarnos como cazadores primitivos, sin valores ni respeto, y el cazador actual es el primero en defender esta actividad como algo compatible con la conservación de la naturaleza. Es más, la caza es algo imprescindible para la conservación, en la gestión de los ecosistemas.

Parece que cada cierto tiempo surgen estas iniciativas en suelo gallego…

—En Galicia no hay un solo Tecor que no tenga un plan de ordenación cinegética, adaptado a toda la normativa vigente. Y esto ni siquiera lo conocen. En ocasiones critican las zonas de seguridad, quieren prohibir la caza en zonas donde la caza está prohibida por ley, como en muchas zonas de Coruña. Pero ellos acuden a la prensa denunciando que se caza al lado de zonas urbanas para intentar prohibirlo, con un desconocimiento total, pues la caza en esas zonas ya está prohibida debido a los perímetros de seguridad y las restricciones que incluye la Ley Gallega de Caza, algo que desconocen totalmente.

Lo mismo sucedió con el problema de incendios. Lo primero que hicieron es exigir que se prohibiera la caza en las zonas afectadas por incendios, cuando la Ley dice claramente que está prohibida la caza en zonas incendiadas durante tres años. Aprovechan estas situaciones para intentar tocar la fibra sensible a la sociedad.

Lo que no quieren asumir es que la caza es una actividad completamente regulada. Pero, además, regulada para ser compatible con el medio ambiente. El mejor ejemplo lo tenemos en que las fincas de caza son los lugares con mejor nivel medioambiental a nivel nacional.

Nosotros siempre exigiremos el respeto que la caza merece, sobre todo teniendo en cuenta que se trata de la segunda actividad más practicada en Galicia. Y no actuamos intentando reventar actos, ni pedimos que se le retire las subvenciones a nadie. Nosotros respetamos, y solo exigimos lo mismo que hacemos.

Con la ley en la mano

Hemos hablado con Santiago Ballesteros, abogado experto en medio ambiente y caza y habitual colaborador de Club de Caza. Nos ha confirmado la extrañeza legal que representa que un menor de 16 años que resida en cualquiera de las cuatro provincias gallegas, no pueda practicar la caza, pero sí lo puede hacer en el resto del país. Esto no tiene ni pies ni cabeza en un país en el que se supone que todos los ciudadanos son iguales ante la ley, donde hay igualdad de derechos y obligaciones. Estamos hablando de una cuestión de ejercicio de derechos civiles. Es muy posible que una comunidad que esté estableciendo esa diferencia haya invadido competencias de carácter estatal. ¿Es competente una autonomía para limitar el ejercicio del derecho de un ciudadano?

Además, esta petición no responde a una necesidad real. Los menores de, por ejemplo, Madrid, han tenido la posibilidad de contar con permiso de armas y licencia de caza desde la Ley de Caza de 1970. Y no ha habido ningún tipo de problema. No se han producido incidentes con menores durante el ejercicio de la caza.

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