¿Vuelve el conejo?

No hace muchos años, cada temporada, por estas fechas, las alarmas saltaban en todos los cotos de España por la prematura muerte de conejos. Por aquel entonces, enfermedades como la mixomatosis, o la hemorrágica vírica, acababan tanto con los pequeños gazapos, como con los conejos adultos.


Según indican los estudios de José Luis Garrido, la primera y gran epizootia del conejo se produjo en gran parte de España durante el quinquenio 1955-1960 con la llegada de la mixomatosis en 1954 y la muerte del 90% de las poblaciones donde llegaba el virus. En aquellas fechas se cazaban en España unos dieciséis millones de conejos. La segunda peste se produjo a partir de 1986 cuando ya estábamos recuperados de la mixomatosis. Después de estas dos oleadas víricas, la población del conejo en España quedó totalmente resentida, y con ella un buen número de predadores que de ellos dependían, como el lince. En la última semana han sido varias las noticias aparecidas en la prensa regional, en donde las plagas de conejos pasaban a encabezar los titulares de las mismas. Uno de estas áreas más castigadas por los lagomorfos es Andalucía, donde los conejos han vuelto a convertirse en una auténtica plaga en numerosas comarcas de Andalucía. Tanto es así que las autoridades han aprobado medidas excepcionales para darles caza y controlar el incremento de las poblaciones de conejo silvestre y evitar daños en la agricultura. Daños que se registran en pueblos de las provincias de Cádiz, Córdoba, Jaén, Granada, Málaga y Sevilla y que se pondrán en marcha en 138 pueblos andaluces. Por otro lado, desde Valladolid, varios sindicatos agrarios han lanzado ya la alerta de un repunte excesivo en las poblaciones de conejos, y que tras la recogida de las cosechas, se empiezan a valorar mejor los daños, y comprobar in situ la presencia desmedida de estos animales. De esta forma, advierten desde los sindicatos, todavía se está a tiempo de hacer un control escalonado y ordenado para que este problema no vaya a más y se convierta en ingobernable, pasando no sólo a ser una preocupación para los agricultores, sino también de salud para los habitantes de localidades próximas. Castilla-La Mancha tampoco se libra de esta situación anómala, pues en algunas zonas de la provincia de Toledo los campos de vides se han convertido en el objetivo alimenticio de los concejos. Según han informado desde las Administraciones competentes, los agricultores temen que la plaga acabe con el fruto cuando queda poco más de mes y medio para que comience la vendimia. Así, desde estas comarcas se han solicitado a la Junta los permisos pertinentes para ampliar los periodos de caza. Mientras esto sucede, en otros puntos de España, la recuperación del conejo sigue un camino lento, llegando a ser nulo en algunas zonas peninsulares. Quizás esto sea un inicio a la esperanza. Una esperanza que lleve a España a convertirse de nuevo en «Tierra de abundantes conejos», como así la denominaron los romanos.
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