El albaceteño José Julián Aroca se proclama campeón de Castilla-La Mancha

El cazador albaceteño José Julián Aroca Plaza, en representación de la sociedad de cazadores de Villalgordo del Júcar (Albacete), se ha proclamado campeón autonómico de caza menor con perro en Castilla-La Mancha.


 Foto: Juan Carlos Cañaveras Hidalgo.
Foto: Juan Carlos Cañaveras Hidalgo.
 Foto: Juan Carlos Cañaveras Hidalgo.
 Foto: Juan Carlos Cañaveras Hidalgo.
Aroca se impuso en un disputado campeonato autonómico, que se decidió por los tiempos de entrada en el control de llegadas, al cazador conquense Ismael Mora Pastor, de la sociedad de cazadores Setter Laverak, después de que ambos lograran abatir el mismo número de piezas de caza durante las horas que duró el campeonato. Tanto Aroca como Mora lograron abatir 1 perdiz, 13 conejos y 1 liebre que les permitieron sumar un total de 5460 puntos, por lo que, el campeonato se decantó por el cazador que en primer lugar logró llegar al punto de control. Tras José Julián Aroca e Ismael Mora se clasificó en tercer lugar el también cazador toledano, Ignacio del Pliego Garzón, de la Sociedad de cazadores ‘El Tomillo’, que logró abatir 2 perdices, 11 conejos y 1 liebre, para sumar un total de 5310 puntos. En total, los cazadores participantes en el campeonato, que se celebró en el coto de caza de Torrenueva (Ciudad Real), lograron abatir 17 perdices, 124 conejos y 16 liebres. La prueba estuvo marcada por dos factores importantes, por un lado, la alta densidad de conejos que registraba el cazadero, y por otro, por las altas temperaturas que tuvieron que soportar los cazadores durante el desarrollo de la prueba. El campeonato se caracterizó también por la gran deportividad y el magnífico comportamiento de los cazadores y jueces. El presidente de la Federación de Caza de Castilla-La Mancha, Juan de Dios García, destacó al finalizar la prueba las buenas condiciones que para la práctica de la caza presentaba el cazadero elegido este año para la celebración del campeonato autonómico. García subrayó que los dos primeros cazadores clasificados lograron el cupo de piezas de conejo que se había establecido, lo que, «fue una clara muestra de la abundancia de caza».
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