Investigadores solicitan en Nature una solución urgente al conflicto entre buitres y ganaderos en España

Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la Universidad de Berna y técnicos de la administración de Navarra publican una carta en la revista Nature alertando del difícil conflicto que existe en España entre los ganaderos y los buitres en relación a los ataques al ganado y los cebos envenenados que están poniendo en peligro especies amenazadas.


 Fotos: Antonio Atienza.
Fotos: Antonio Atienza.
En el norte de España hubo 1165 denuncias en 5 años de ataques al ganado y se documentaron 243 casos de envenenamientos a buitres leonados
Así, ponen de manifiesto que «en el norte de España, entre 2005-2010 hubo 1165 denuncias de ataques, de las cuales cerca del 70% fueron desechadas, lo que supuso un reducido coste medio anual estimado en 44 000 € en indemnizaciones». Sin embargo los investigadores señalan que «la falta de datos científicos y la magnificación del problema han creado una alarma social que urgentemente requiere el diálogo entre científicos, ganaderos y administraciones para establecer las directrices que permitan solucionar este conflicto emergente». Los investigadores mencionan que durante este mismo periodo, en el conjunto de España se documentaron «243 casos de envenenamientos de buitres leonados» algunos de ellos específicamente dirigidos intencionadamente contra buitres leonados. «Los efectos colaterales del uso ilegal de cebos envenenados en otras especies amenazadas como el quebrantahuesos o el alimoche constituyen una importante amenaza para la conservación de estas especies», explica Antoni Margalida, primer firmante de la carta. España alberga el 95 por ciento de la población europea de aves carroñeras (buitre leonado, buitre negro, alimoche y quebrantahuesos), siendo la población de buitre leonado con cerca de 26 000 parejas, la más abundante. Estas especies, durante milenios han ofrecido servicios a los ecosistemas al eliminar los cadáveres que podrían constituir focos de infección y enfermedades, siendo verdaderos aliados de los ganaderos. Sin embargo, en 2001 el brote de encefalopatía espongiforme bovina (o enfermedad de las vacas locas) provocó que la Unión Europea prohibiera dejar estos cadáveres en el campo y obligara a destruirlos o reutilizarlos en instalaciones autorizadas. La medida tuvo un gran impacto en la población de buitres, causando un déficit de alimentación que tuvo consecuencias demográficas y comportamentales importantes. Uno de los efectos atribuidos por la mayoría de ganaderos es que la falta de comida ha propiciado un «cambio en el comportamiento» de los buitres lo que ha redundado en el incipiente incremento de denuncias. Sin embargo los investigadores destacan que las causas pueden ser múltiples y complejas y su identificación requiere abordar la problemática desde una aproximación científica rigurosa.
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