El CIC celebra su Consejo en Madrid

El pasado 8 de noviembre el Consejo Internacional de la Caza y Conservación de la Fauna (CIC) celebró una reunión de máximo órgano de administración en Madrid, en la Torre de Cristal de Mutua Madrileña que amablemente ofreció su espectacular auditorio para este acontecimiento.


En la víspera de dicha reunión tuvo lugar una cena de bienvenida organizada también por la Delegación Española en la que participaron además de los cargos de dirección del CIC a nivel internacional numerosos miembros de la Delegación Española. Este acto fue una ocasión para que los miembros españoles del CIC conocieran mejor la institución, su misión en favor de la caza, sus hábitats y la conservación de la biodiversidad, además del reconocimiento expreso a la relevancia de la Delegación Española en la institución y, en general, al mundo de la caza española. La reunión estuvo presidida por Bernard Lozé, presidente del CIC, Tamás Marghescu, director general del CIC y Luis de la Peña, presidente de la delegación española del CIC. También estuvieron presentes varios vicepresidentes y jefes de delegación de más 20 países. Además de Luis de la Peña, por parte española asistieron al Consejo José Argüelles, el duque de Linares, Javier Roca de Togores, Estanislao Carvajal, Beltrán Cotoner, Javier Mira, Jorge Bernad, el marqués de Valdueza, Nicolás Franco y Juan del Yerro. Entre los acuerdos adoptados destaca una declaración a favor de la implantación de mecanismos severos de control de aquellas prácticas de manipulación genética encaminadas a obtener mejores trofeos. El CIC se muestra diametralmente contrario a todo tipo de manipulaciones artificiales como los cruces entre especies animales distintas, la hibridación de subespecies, la inseminación o la implantación de embriones en animales salvajes con fines cinegéticos. En palabras de Bernard Lozé esta resolución ha sido «muy pensada, meditada y discutida, aprobada por unanimidad sobre la manipulación genética de animales salvajes y consideraciones sobre la caza ética». En definitiva, se trata de evitar que se mezclen genéticamente distintas especies y se pierdan las especies puras, una medida que ya se está llevando a cabo en España con el ciervo ibérico, para preservar la especie. Para el CIC está resolución es importante porque se va a favorecer la conservación de los hábitats, la permanencia de las especies en cada región con su ADN específico y la ética en la caza evitando que se vean trofeos «completamente antinaturales o anormales» y fomentando de esta manera la caza de acuerdo con principios éticos. Esta declaración viene dada porque «el CIC promueve la caza sostenible y la sostenibilidad de los espacios naturales». Para el CIC la caza mayor en España goza, en general, de buena salud y consideran que se está haciendo muy buen trabajo con especies como el macho montés que ha crecido notablemente en los 50 últimos años y cuya gestión es un ejemplo de sostenibilidad. En otro orden de cosas, el CIC va a abrir su organización a empresas, tanto públicas como privadas, para que colaboren con la vida salvaje y con la biodiversidad. Además el CIC ha querido dejar patente, una vez más, que la caza es un recurso económico y un creador de riqueza que debe fomentarse. El CIC es un organismo con influencia creciente en los foros internacionales de conservación y gestión de recursos naturales. Así, el CIC es miembro colaborador de IUCN —la entidad más relevante a nivel mundial en esta materia— y está previsto que pronto pase a formar parte de su comité de dirección. La presencia del CIC en estos organismos garantiza y fomenta la consideración de la caza como herramienta imprescindible en el uso sostenible de los ecosistemas.
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