Perros de caza

Un milagro antes de Navidad: la hija de un cazador recupera su podenca robada hace seis meses

Tras cinco meses de infructuosa búsqueda, Agustín y su hija Aroa, de tres añitos, lograron reencontrarse con su podenca Blanqui, que había sido sustraída de su vivienda el pasado mes de junio.


 Podenca robada
Podenca robada

Blanqui es una preciosa podenca andaluza de manto blanco inmaculado. Ha sido criada a biberón por nuestro amigo Agustín, con la inestimable ayuda de su hija Aroa. Pero el pasado mes de junio alguien entró en su propiedad y se la llevó. La robó. Desde aquel día, Aroa ha derramado muchas lágrimas por ella.

Eran inseparables, y ahora vuelven a serlo

Aquel que roba un perro causa un daño enorme en el entorno familiar, una herida emocional difícil de olvidar, como nos relata está familia. Nunca dejaron de buscarla. Activaron las redes sociales, avisaron a su entorno, a todos los conocidos, a todos los compañeros cazadores.

A veces los milagros se producen

Blanqui fue sustraída cuando tenía sólo siete meses. Agustín y su familia no han parado de buscarla, pero Blanqui no aparecía por ninguna parte. Hace unos días, un compañero camionero de Agustín fue a hacer un porte a una finca de la localidad. Al llegar allí, el casero de la finca le preguntó si quería una perra que había aparecido en el cortijo más de un mes atrás.

Este hombre había sorprendido a un furtivo en sus tierras. Este delincuente llevaba a Blanqui con él. Al ser descubierto, huyó a toda prisa, dejando atrás a la podenca.

El compañero de Agustín rápidamente identificó a la perra y lo llamó. Se encontraba en Jerez de la Frontera, municipio cercano a Arcos de la Frontera, donde reside este gran compañero y amigo.

Aroa, la más feliz

Le pidió que le enviara una foto para asegurarse de que se trataba de su compañera canina. En cuanto vio la imagen, se la enseñó a su hija. La pequeña no pudo contener su alegría y su padre nos cuenta que se le saltaron las lágrimas.

Pusieron camino a Arcos, padre e hija, para reunirse cuanto antes con Blanqui.

Un reencuentro entre lágrimas

Cuando llegaron al cortijo, Aroa y Agustín empezaron a llamar a Blanqui. Esta los reconoció rápidamente, a pesar de haber transcurrido cerca de siete meses.

Al verlos empezó a saltar y se lanzó sobre ellos. La pequeña Aroa se abrazó a ella y no paraba de reír. Ahora Blanqui se encuentra junto a los suyos, felizmente en su casa.

Siguen produciéndose milagros antes de Navidad.

Agustín nos envía un vídeo de su hija y Blanqui cuando esta era más cachorra.

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