Una liebre se cuela en un canódromo y es ignorada por los galgos
Insólito

Una liebre se cuela en un canódromo y es ignorada por los galgos

Lo lógico es que los perros hubieran dejado de perseguir el señuelo mecánico y se centraran en la liebre, pero ocurre todo lo contrario y no prestan atención alguna a su presa natural.


Estos perros son unos atletas condicionados por el señuelo que han aprendido a perseguir. Desde el momento en que se abren los cajones para dar inicio a la carrera, sus sentidos están centrados en la ‘liebre’ mecánica que avanza a una elevada velocidad por un carril interior y que se mueve con una ventaja inicial de unos 20 metros, lo justo para despertar el afán persecutorio de los galgos.

Los perros pasan de la liebre

Los galgos van ataviados con una prenda ligera de un color vivo y un número bien visible, lo que permite a los asistentes y apostantes localizar a su perro favorito con facilidad.

Tan solo uno de los lebreles realiza un ademán de lanzarse sobre la liebre real, la de carne y hueso, pero enseguida vuelve a direccionarse hacia los señuelos y finalmente la rabona, que se ha colado en un lugar muy peligroso para ella, sale indemne y continúa su particular carrera para salir del canódromo.

No te lo pierdas: la liebre que sí arruinó una carrera de galgos

En otra modalidad de carrera de galgos, esta vez en el exterior, una liebre protagonizó la misma situación. Los galgos seguían al señuelo arrastrado por una cuerda cuando el lepórido cruzó justo por delante de ellos. En esta ocasión, el instinto de caza sí prevaleció sobre el adiestramiento de los perros y estos galgos comenzaron a perseguir al animal que más les gusta acosar.

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