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Una liebre entre las ovejas

El rebaño de ovejas ha irrumpido en los pastos donde la liebre buscaba alimento. Su reacción es quedarse inmóvil para intentar pasar desapercibida, pero no le funciona.


  una liebre entre las ovejas
una liebre entre las ovejas

Además de la velocidad que su cuerpo es capaz de alcanzar, la liebre confía en otro mecanismo de defensa ante potenciales peligros: su alta capacidad de mimetismo.

Podemos comprobar que la liebre no está encamada. Simplemente se ha amagado, quedado totalmente inmóvil pero preparada para propulsar su cuerpo en caso de necesitarlo, como sucede pocos segundos después.

La liebre, 70 km/h y unos regates frenéticos

Cuando el pastor se acerca demasiado, la liebre se siente descubierta y hace uso de esa velocidad de la que hablábamos. En las condiciones más óptimas, este pequeño animal, de apenas 50 centímetros, puede correr hasta alcanzar una velocidad de 70 kilómetros por hora. Esto la lleva a recorrer cien metros en pocos segundos.

Pero su flexible cuerpo le permite cambiar de dirección a velocidades tan vertiginosas, lo que le salva la vida en repetidas ocasiones cuando es perseguida, ya sea por depredadores naturales, como las rapaces, zorros, mustélidos y un largo etcétera, como por los galgos más veloces.

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La agilidad de las liebres les permite, en ocasiones, escapar de los ataques de las águilas reales. Aquí te mostramos las imágenes que prueban los reflejaos y los recursos que usan ante las garras de las grandes rapaces.

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