Este impresionante jabalí había atacado a una mujer en su finca
El cazador acudió a la llamada de auxilio de los propietarios de una finca agrícola de Gandía. Los jabalíes, además de arruinar sus cosechas, habían comenzado a atacar a los propietarios.
“Esto ha pasado de sobrepoblación a hiperpoblación”. Con esta frase resume la situación que atraviesa la zona de Gandía con respecto a los jabalíes. Y la dice el presidente del acotado local, Francisco. Está presente cuando hablamos con Miguel Escribá, el veterano cazador que, en la noche del pasado miércoles, día 29, disparó al jabalí de mayor trofeo que ha cazado en su dilatada trayectoria como cazador.
Un gran esperista
Hablamos de alguien que ha tenido rehala, apasionado de la batida y de la espera, aunque cazar con los amigos es su mayor pasión. Pero una rodilla delicada le ha empujado a pasar más tardes y noches en la sierra levantina. Sobre todo, desde que los agricultores no dejan de llamar a la sociedad para pedirles que reduzcan el número de jabalíes.
El trofeo de este jabalí. A la derecha, Miguel junto a Vicente Soler, alias el marqués de Caballeros, un entusiasta de las esperas y gran compañero.
Un jabalí agresivo que atacaba a la gente
Francisco nos cuenta que en la finca en la que fue abatido este impresionante navajero, los propietarios no se atrevían a salir de la casa. Se habían encontrado con el jabalí en más de una ocasión y habían tenido que correr para escapar de sus embestidas. “Por eso, cuando conocimos el caso, enviamos a nuestro mejor cazador. Sabíamos que Miguel resolvería el problema”, nos cuenta orgulloso el presidente de los cazadores de Gandía.
De la sierra a las huertas: comida fácil para los jabalíes
El abandono de buena parte de las huertas en la zona ha tenido un efecto llamada en los jabalíes. Bajan de la sierra porque aquí encuentran más comida, más sabrosa y más fácil de conseguir. “Los que bajan, ya no vuelven a la sierra a levantar piedras para comer raíces”, cuenta Francisco, que incide en el daño que están ocasionando los cochinos en la huerta de naranjos: “los frutos que caen al suelo no les gusta. Prefieren erguirse y coger las naranjas de los árboles y pelarlas para comerlas. Si vieras lo bien que las pelan, no lo creerías”, explica.
200 jabalíes en pocos meses
Los cazadores llevan abatidos más de 200 jabalíes en las huertas en lo que va de temporada. Esos terrenos están fuera del acotado, pero ante los destrozos ocasionados, la Consellería concede permisos que los agricultores agradecen. Se organizan batidas y esperas, y Miguel nos cuenta que hay tardes que a las 17 horas entran piaras de jabalíes y no paran hasta bien entrada la madrugada. El cazador, de 58 años, ha apuntado 36 jabalíes en su listado de ejemplares abatidos en solo tres meses. Pero el pasado miércoles quedará en su memoria siempre por el navajero al que consiguió dar caza.
Seis horas de espera que merecieron la pena
Dese las 18 horas estuvo sentado en el puesto de aguardo. En las cámaras que hay colocadas por el acotado había quedado grabado un buen macho que, aunque no era de gran tamaño, sí que lucía unos colmillos sobresalientes. Pero Miguel no sospechaba que eran tan impresionantes.
No fue hasta las 24 horas que el jabalí entró al puesto. Pero enseguida corrió de nuevo al monte. Algo no le olió mal, aunque no demasiado, porque poco después volvió y se puso a tiro. El cazador no lo desaprovechó y le colocó el disparo en el codillo de forma mortal instantánea.
Jabalíes únicos cazados por Miguel
Cuando se acercó a comprobar la calidad del trofeo del animal que había conseguido engañar, quedó impresionado: “Mira que he cazado jabalíes buenos, algunos medalla de oro, pero este los deja a todos pequeños”.
A su mente le vinieron imágenes de un gran jabalí de 147 kilos que abatió no hace mucho. Aquel animal no contaba con testículos, algo que lo convierte en una rareza.
Este jabalí pesó 147 kilos y carecía de testículos.
También recordó aquel macareno único que lucía un colmillo de 37 centímetros. Sin duda, todos estos recuerdos prueban que estamos ante un cazador curtido en mil esperas, que lleva desde los 19 años cazando jabalíes, pero empezó a los 7 años a acompañar a su padre, que fue quien le inculcó la pasión por la caza desde muy pequeño. Pero ninguno de estos rivaliza con el espectacular ejemplar que acababa de abatir.
Este jabalí cazado por Miguel tenía 37 centímetros de largo en uno de sus colmillos.
Un ejemplar de unos siete años, según confirma Miguel, “Teniendo en cuenta el desgaste de las amoladeras”, que pesó ‘solo’ 65 kilos. “Es muy largo, pero estaba delgado”. Quizás era un recién llegado de la parte alta de la sierra de Gandía, aquerenciado por la madurez de las naranjas, y que tanto daño estaba haciendo a la cosecha, a punto de ser recogida.
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