Ourense

Colmillazos en los troncos de los árboles y grandes huellas: así se sigue el rastro de un gran jabalí hasta conseguir cazarlo

Acompañamos a un cazador especializado en el aguardo nocturno en la caza de un gran jabalí. Así consiguió abatirlo tras un mes de intentos infructuosos.


  Caza jabalí espera 100 kilos
Caza jabalí espera 100 kilos

El esperista observó por primera vez los rastros de un gran jabalí y las marcas de los colmillos en los troncos de los árboles del acotado hace un mes. Durante tres semanas desapareció de la zona hasta que hace escasos días el cazador volvió a encontrar sus huellas. El viernes decidió realizar una espera que le permitió hacerse con sus espectaculares navajas.

Media vida cazando a la espera y al rececho

Juancho Fernández es un esperista y recechista nacido en Orense hace 50 años. El cazador es un apasionado de la caza del jabalí en espera, modalidad que practica hace más de dos décadas. El esperista cuenta en su haber con más de dos decenas de jabalíes de notables trofeos y de un impresionante tamaño. La otra modalidad de caza que le quita el sueño al cazador es la caza al rececho de ciervos, corzos y cabras montesas entre otras especies.

La última de sus grandes capturas se trata de un enorme jabalí. El macareno fue abatido después de más de un mes siguiente su pista.


Grandes jabalíes cazados por Juancho Fernández.

Abate un gran jabalí en un robledal

El cazador había observado sus pisadas en numerosas ocasiones en un robledal y un castañar de la zona. El suido llevaba semanas alimentándose de las bellotas y castañas caídas en el suelo. Juancho tenía que elegir el lugar donde realizar la espera. Una difícil elección. Pero finalmente decidió por aguardar al jabalí en el robledal.

El esperista se ubicó en el lugar elegido a las 17 horas para intentar ganar la partida al solitario. El astuto cochino ya le había vencido en seis ocasiones. A las 18:30, unas pisadas rompieron el silencio de la noche. La experiencia del cazador le decía que se trataba de un ejemplar de gran porte.

El corazón le latía muy deprisa ya que intuía que podría ser el macareno que llevaba más de un mes buscando. Minutos más tarde el jabalí entró en plaza y se dispuso a alimentarse de las bellotas caídas. Tembló sus nervios y apuntó a la silueta del animal. La luz de la luna le permitía efectuar un disparo seguro.

Juancho apretó con suavidad el gatillo de su rifle de la marca Sako modelo Carbon Worlf del calibre 7 mm Remington Magnum. La bala impactó en el codillo del animal. Por fin había logrado abatir al macareno. El recuerdo del lance permanecerá por siempre en su memoria.

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