Van a cazar perdices y les sorprende este enorme jabalí con impresionantes colmillos alunados
Cazadores alicantinos estaban disfrutando de una buena jornada de caza de perdices cuando un gran jabalí con colmillos larguísimos apareció de repente.
La Sierra del Ventós, en la provincia de Alicante, se caracteriza por sus quebrados y pronunciados cerros. Pero esto, lejos de convertirse en obstáculo, lleva a los cazadores de la zona a aumentar la pasión por la caza de especies como la perdiz o el jabalí. Y en alguna ocasión, como esta, ambas ponen a prueba a los cazadores en la misma jornada.
Caza de perdices con gran sorpresa final
Nos lo cuenta Sergio, responsable de la cuenta de Instagram Cazadores de Alicante. Su cuadrilla llevaba toda la mañana tras las perdices hasta que los perros, cinco podencos andaluces de un compañero comenzaron a ladrar frente a una carrasca.
La experiencia de los cazadores les llevó a predecir lo que estaba a punto de suceder, y rápidamente cambiaron la munición de sus escopetas por cartuchos de bala maciza.
Así nos cuenta uno de los protagonistas el apasionante lance vivido:
-“El domingo vino a cazar un compañero con cinco podencos el cual no suele acompañarnos. Llevábamos ya tres perdices cobradas cuando los podencos empezaron a achuchar una carrasca y a ladrar. Rápidamente cambié los cartuchos de la escopeta. Los compañeros hicieron lo mismo y cargaron cartuchos de bala. Junto en ese momento arrancó de repente este jabalí, pasando cerca de mi posición y de la de otro compañero.
El jabalí arranca a correr
Le disparamos los dos y frenamos su carrera. Había caído, pero seguía con vida. Recargué muy nervioso solo un cartucho de bala más en la recámara y me acerqué corriendo cuando vi esos enormes colmillos. No lo pensé y le disparé otra vez a bocajarro, ya que los perros estaban empezando a atacarle y acercarse más de la cuenta.
Un colmillazo de esos puede acabar con la vida de tu perro, y no me lo pensé dos veces. Después de abatirlo, llegó mi compañero también corriendo, preguntando por los perros y le tranquilicé. Ya había pasado el peligro. El jabalí estaba completamente inmóvil, pero le dije que tenía que ver una cosa.
Y cuando se acercó casi se le cae la escopeta de la mano. No lo creíamos. Pensé que estábamos soñando.
Después de todo, echamos unas fotos y quedaba lo más duro: bajar el bicho hasta el coche. Pero poco a poco lo conseguimos”.
El resultado de esta apasionante jornada de caza fue de tres perdices cobradas y un gran jabalí con colmillos largos y curvados, conocidos comúnmente como ‘alunados’.
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