Lugo

Dos perros pastores dan la vida por el rebaño que protegían

El reinado de terror del lobo continúa en la comarca lucense de La Mariña Occidental. Las últimas víctimas del ataque de los lobos han sido dos perros que protegían una explotación ganadera.



 Ataque lobos
Ataque lobos

Los seis perros que guardaban a las 25 vacas de esta modesta ganadería habían sido capaces, en anteriores ocasiones, de repeler el ataque sin sufrir bajas. Esta vez no fue posible. Según el ganadero, una manada formada por varios lobos mató y despedazó a dos de los perros pastores.

La economía rural gallega se tambalea ante los continuos ataques de lobos y osos

Una manada de lobos atacó el jueves por la mañana, justo antes de amanecer, una ganadería en el municipio gallego de Orol, situado en la Comarca de La Mariña Occidental. La localidad lucense está únicamente a 14,8 kilómetros de Viveiro, lugar donde en las últimas fechas han matado y devorado los lobos varios perros a las puertas de las viviendas.

Modesto es el propietario de esta humilde ganadería compuesta por 25 vacas de la raza gallega de montaña. Los bovinos se encuentran en extensivo durante el día mientras que la noche la pasan en un prado cercano a la vivienda del ganadero. La vacada está protegida por seis perros de diferentes razas. Dos de los canes son cruces de mastín leonés, dos de pastor alemán, un beagle y un cruce de foxterrier. Un variopinto pero efectivo grupo de perros pastores. En el último año habían repelido varios ataques de lobos sin sufrir baja alguna entre perros y vacas.

Los lobos atacaron el ganado al amanecer

María Carmen, hermana de Modesto, visitó el jueves por la mañana bien temprano a su hermano. Ambos, desde el interior de la vivienda, oyeron los perros ladrar. En un primer momento pensaron que ladraban a los jabalíes que acudían a diario a unos castaños cercanos. Modesto tenía que hacer un curso y dejó sola en la casa a su hermana y, mientras estaba en la cocina, vio cómo llegaron asustados cuatro de los perros a la casa. La hembra de beagle se refugió entre sus piernas mientras que los otros tres canes no paraban de temblar debajo de una mesa.

Cuatro de los perros pastores salvaron la vida refugiándose en el interior de la vivienda

Extrañada por lo sucedido, salió a un prado situado frente a la casa. Llamó a los dos perros que faltaban. Al ver que no venían comenzó a buscarlos en las cercanías de la vivienda. Encontró los restos del cruce de mastín y lo que habían dejado los lobos del cruce de jackterrier a pocos metros de la edificación. La manada de cánidos salvajes lo había despedazado. Dejaron de él la cabeza y los extremos de las patas.

Los perros pastores habían logrado evitar que los lobos mataran a las vacas que protegían. En esta ocasión, el que la vacada resultara ilesa le costó la vida a dos de ellos. Los cánidos salvajes le habían llegado a matar hasta seis terneros en la misma temporada antes de tener los seis perros.

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