Turquía

Un gran jabalí que se escondía entre la hojarasca

La caza de jabalíes con perro de rastro depara inesperados y emocionantes lances como el vivido por estos dos trailleros. Un perro detecta la presencia del jabalí en un arroyo cubierto de hojas secas. Y esto es lo que sucede a continuación.


 jabalí escondido entre la hojarasca
jabalí escondido entre la hojarasca

El jabalinero turco de la ciudad de Bursa, situada al noroeste del país otomano, Ali Ozcan, publica en su perfil de Facebook uno de los lances vividos la pasada temporada. Cazadores turcos y sus valientes perros se enfrentan a diario a jabalíes gigantes que en muchas ocasiones superan los 200 kilos de peso.

El jabalí se ha ocultado entre la hojarasca

Uno de los perros recibe las emanaciones desprendidas por un jabalí oculto entre las hojas. Los cazadores, atentos a la consecución del lance, se sitúan en una zona elevada a pocos metros del can. De manera inesperada, sale de entre la hojarasca un enorme cochino. El traillero, con gran acierto abate al jabalí de un certero disparo. El impacto le hace caer rodando al cauce del arroyo del que procedía.

Caza con perros atraillados

Hace dos décadas la caza del jabalí en España con perros de rastro atraillados, modalidad que consiste en la localización del encame de los cochinos con la ayuda de un perro de rastro atado con una cuerda, únicamente se practicaba en las comunidades autónomas del norte. En los últimos años, esta apasionante modalidad de caza está en plena expansión. Se han sumado a su práctica monteros de muchas autonomías.

El perro, protagonista

En el desarrollo de la jornada de caza los protagonistas son los perreros y sus perros. Son los encargados de localizar los rastros que los cochinos han dejado durante la noche con las primeras luces del alba. Una vez detectado un rastro, comienza el trabajo de los perros. Estos deben indicarnos la dirección en la que se mueven los cochinos. El traillero debe cerciorarse que el sentido elegido por los canes es el correcto y no el contrario. La manera más efectiva es fijarse en las huellas de sus pisadas.

Una vez localizado el lugar en el que lo jabalíes se han internado en una zona boscosa en la que pueden tener su lugar de encame, habrá que comprobar, rodeando la mancha, si hay salida de los suidos. En el caso de que se encuentren dentro de la zona, podemos concluir que tenemos emplazados a los jabalíes.

El siguiente paso es colocar a los tiradores en las posibles rutas de huidas de los cochinos. Cerrada la mancha, se procederá a la suelta de los perros, que se encargarán de desencamar a los marranos e intentar que sean abatidos por los monteros.

La jornada de caza del traillero no acaba con el abatimiento de las reses. Una vez finalizada la batida, procederá a la recogida de canes. La colocación de collares GPS facilita su localización. Antes de popularizarse este dispositivo entre los cazadores, invertían tiempo y esfuerzo para recuperar a los perros.

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