Caza de jabalíes al salto con perros
Este vídeo nos permite vivir en primera persona el lance en el que se abate un gran jabalí gracias a la valentía y el trabajo de los perros.
La caza al salto de jabalíes desata pasiones entre sus adeptos debido a la dificultad de los lances, en la mayoría de las ocasiones consecuencia de la orografía del terreno y de lo arriesgado y peligroso de la modalidad de caza.
Valientes perros se enfrentan al jabalí
Estas espectaculares imágenes acelerarán el latir de los corazones de aquellos amantes de las grandes emociones. El equipo de perros detecta la presencia de un cochino en el interior de un matorral. El jabalí se hace fuerte y planta cara a los canes en la espesura. Las embestidas del animal provocan las continuas carreras de los perros para evitar ser alcanzados.
Cada vez que uno de los cánidos abandona la vegetación, el cazador encara el arma, una escopeta semiautomática, esperando que al jabalí su soberbia le cuesta la vida si renuncia a su ocultación para perseguir a los perros. Uno de los dos cazadores le dice a su compañero que se ubique en una de las posibles rutas de huida del cochino.
El cazador se la juega para poder dispararle al jabalí
El jabalinero que se queda junto a los perros se aproxima al mato para tratar de disparar a la bestia y así salvaguardar la vida de sus perros. Cuando la ocasión se lo permite y no corre peligro alguno la integridad de los cánidos, efectúa un disparo. Esto pone en escape al cochino.
Tras la detonación, se produce una alocada carrera que lleva a los perros detrás del jabalí y al cazador siguiendo a ambos. A escasa distancia, podemos escuchar un segundo disparo realizado por el compañero del cazador, que se había colocado estratégicamente para impedir la huida del cochino.
El jabalí embiste en numerosas ocasiones a los perros
Los canes pisan los talones del jabalí durante más de cinco minutos, sucediéndose las embestidas cada vez que logran pararlo. El cazador contempla el lance en la distancia como espectador de excepción, mientras intenta aproximarse al lugar donde se produce la batalla para abatir al cochino y así evitar que pueda herir a algunos de los perros.
Para el jabalinero, pese a que el corazón en algunos momentos parece que le va a estallar, no son impedimento alguno ni la irregular orografía del terreno ni la maleza existente.
Finalmente, logra llegar exhausto al sitio donde canes y jabalí se enfrentan por enésima vez para, de un certero disparo, abatir al animal mientras pretendía huir de nuevo.
Un lance que el cazador difícilmente podrá olvidar.
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