146 kilos de jabalí cazado junto a sus podencos
Abaten un impresionante cochino de más de 145 kilos el día de la apertura de veda del conejo en una zona hortícola en la que estaba ocasionando graves daños.
El propietario de los cultivos solicitó la ayuda de los cazadores para que le libraran de esta pesadilla que destrozaba árboles frutales y sembrados.
Valientes podencos frente a un impresionante jabalí
El excepcional animal fue abatido por dos podenqueros malagueños que acudieron a la llamada del agricultor con su cuadrilla de perros de las razas orito y podenco andaluz. Este les facilitó la tarea a los cazadores, ya que en numerosas ocasiones había seguido sus huellas y sabía perfectamente su lugar de encame. Aprovechando la autorización del acotado para abatir cochinos en esta época del año, bien temprano se dirigieron adonde tenía la cama habitualmente, pero allí no estaba.
Esta foto nos permite comprobar el lugar donde impactó el disparo del cazador.
Había detectado su presencia, ya que los podencos con sus portentosos olfatos, rápidamente detectaron su rastro. A más de un kilómetro y a únicamente a 300 metros de los árboles frutales, lograron pararlo. Se inició una lucha desigual entre los valientes podencos y el imponente jabalí. Al llegar al lugar los cazadores, el animal se refugió en un tupido cañaveral, donde plantó de nuevo cara a los perros.
El cazador se la jugó por sus podencos
En una de las ocasiones en las que asomó fuera de las cañas persiguiendo a uno de los canes, con la intención de rajarlo con sus afiladas navajas, uno de los cazadores lo hirió al dispararle con su escopeta del calibre 12. El jabalí se refugió de nuevo en la maleza. Pugnaba con los perros mientras oían el sonido del entrechocar de sus colmillos.
El podenquero no se lo pensó dos veces y, anteponiendo la seguridad de sus perros a la suya propia, conocedor de la peligrosidad de un jabalí herido, penetró en la maleza para, de un certero disparo en la cabeza, derribar al cochino de 146,8 kilos.
El portentoso animal no tenía una boca que hiciera justicia a su tamaño. Uno de sus colmillos estaba roto fruto de las batallas entre machos.
Por enésima vez, los cazadores acuden en ayuda de los agricultores para solucionar los problemas que otros parecen ignorar o que realmente poco les importa.
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