En vídeo

Caza y análisis de un corzo con rasgos atípicos

El cazador y naturalista Pablo Ortega, presidente honorífico de la Asociación del Corzo Español, comparte con Club de Caza los vídeos de la caza y posterior análisis del trofeo de un corzo con rasgos que pueden sorprenderte.


 Caza corzo trofeo atípico
Caza corzo trofeo atípico

El animal, de aproximadamente siete años de edad, como nos confirma el cazador, portaba en su cabeza un impresionante trofeo de 30 centímetros de longitud. El singular corzo luce diferentes rasgos no muy comunes en su cráneo que el experto corcero analiza a continuación.

Abatimiento del corzo y posterior análisis de su cráneo

El corzo fue abatido esta temporada por un amigo del corcero al que guio y acompañó en este mágico momento en el que de un certero disparo después de varios minutos de tensa espera, se pudo hacer con el ansiado trofeo.

Un trofeo atípico

Una vez cazado el ungulado efectuó la preparación del trofeo. Al realizar esta tarea, se vio sorprendido por varias características atípicas del animal.

No te lo pierdas, aquí tienes la explicación:

Presentaba en su dentición caninos, comúnmente llamados colmillos. Según Pablo, un hecho singular en la especie que exhibe un pequeño porcentaje de los corzos abatidos. Se trata de un carácter arcaico, vestigio de épocas ancestrales y evolutivamente menos desarrolladas de la especie.

Sus astas, de 30 centímetros de longitud, nacían de dos impresiones rosetas en tejado, recurrentes o caídas, que delatan la longeva edad del corzo. Este hecho lo confirma el cazador en su análisis mostrando en un vídeo explicativo el notable desgaste de su dentición. En uno de sus cornetes nasales, estructura que se encuentra en el interior de las fosas nasales, había una conformación ósea que prácticamente ocupaba el orificio en su totalidad.

Junto a estas singularidades, el impresionante animal veía coronaba su cabeza por dos gruesas astas de color oscuro que lucían un bonito perlado.

No te lo pierdas

Una corza y perdices en el mismo vídeo

A qué cazador no se le encoge el corazón al oír a escasos metros el sonido de la arrancada de un bando de perdices que irrumpe el vuelo en la espesura. Y si lo hace mientras disfruta de la visión de una corza, convierte el momento en algo difícil de superar.

Pulsa en la imagen para saber más:

Comparte este artículo

Publicidad