Palencia

De animalista convencida a cazadora y pescadora

Es el viaje que ha realizado esta joven madrileña desde el día que gracias a un grupo de amigos cazadores conoció la realidad de la actividad cinegética y abrió los ojos al engaño que había sufrido hasta ese momento.


 Ana Martín de animalista a cazadora
Ana Martín de animalista a cazadora

Es una apasionada de la fotografía y del dibujo de las diferentes especies de la fauna que puebla nuestros campos. Desde este artículo quiere reivindicar al cazador del siglo XXI. Gente culta y preparada. Amante de los animales y la naturaleza. No un inculto y paleto casposo que sale cada domingo al campo a disparar su arma, como retratan muchos colectivos contrarios a la caza.

 Ana Martín
Ana Martín

La cazadora ha adoptado un perro que iba a ser abandonado.

De anticaza a defensora de la caza

Esta activa defensora de la actividad cinegética es la madrileña afincada en Palencia Ana Martín. Una mujer moderna, acorde a los tiempos que vivimos, que ha cursado un grado en Comercio y Marketing y uno en Relaciones Laborales y Recursos Humanos, junto a la titulación de Técnico Superior en Comercio Exterior. Actualmente, ostenta un cargo relevante dentro de la empresa familiar, fundada por su abuelo, un concesionario oficial Renault de vehículos industriales, Renault Trucks, Aupasa Camiones. Como dice Ana, «no soy una cateta que caza».

 Ana Martín

Además de cazadora, Ana es una gran apasionada de la pesca.

El sectarismo animalista la tenía engañada

El único cazador en su familia fue su abuelo, Alberto, del que oía historias de caza cuando era muy pequeña. Debido a la avanzada edad de este y la corta edad de Ana, nunca pudo acompañarlo de caza. Su percepción de la caza cambió, como le ocurre a la inmensa mayoría de las nuevas generaciones, el día en que una serie de personas y colectivos utilizaron todos los medios a su disposición para distorsionar la imagen de la actividad cinegética para así hacer ver, según ellos, lo negativo de su práctica a la sociedad. El odio y el desconocimiento de los anticaza puso su semilla dentro de ella.

 Ana Martín

Ana es una enamorada del lobo, como muestran sus dibujos, pero apoya su control cinegético.

Convivir con cazadores y conocer la verdad de la caza

Todo esto cambió el día que comenzó a tirar al plato junto a un amigo, a los 25 años. Allí encontró un grupo de personas que también practicaban la actividad cinegética y le explicaron lo confundida que estaba. El amor que profesaban, como ella, por el campo y la naturaleza.

La caza no es sólo coger un arma y disparar, como algunos le habían querido hacer creer. Junto a ellos, asistió a varios recechos, en los que pudo comprobar que la caza es selectiva y que no se dispara al primer animal que se sitúe frente al cañón de tu arma. La mayoría de los días, el recechista regresaba a casa sin abatir ninguna pieza, pese a haber visto numerosos animales. Así es la caza.

 Ana Martín

Sus primeros pasos en la caza

Pocas fechas más tarde obtuvo la licencia de caza y participó en su primera montería, celebrada en una finca de León. Le tocó en suerte un espectacular puesto en una traviesa, situado en una cantera abandonada. Frente a su postura pasaron varias reses a las que Ana no disparó, ya que no eran las piezas a abatir en esa jornada de caza.

La cazadora, también gran apasionada de la caza menor, a pesar de que prefiere la mayor, jamás podrá olvidar su primera pieza, una paloma torcaz, que abatió en la media veda mientras surcaba el cielo en un vertiginoso vuelo impulsada por el viento.

Su primer jabalí tuvo que esperar un tiempo, ya que la diosa Diana no le había favorecido hasta la fecha. En enero del año 2020 se hizo novia en una montería en abierto celebrada en León, cuando abatió un jabalí a la carrera y en una mancha de pinos. Lo hizo tras un efectivo disparo a 40 metros con su rifle Browning MK3 del calibre .30-06.

Hasta a la fecha, ha abatido ciervos, corzos, jabalíes y diferentes especies de caza menor. Su deseo es la caza de una cabra montesa, proyecto que tuvo que posponer el pasado año por la pandemia que hemos sufrido y que, si nada lo impide, cumplirá esta temporada.

 Ana Martín

Defensora de la fauna salvaje y propietaria de una perra adoptada

La cazadora es una defensora, como otros muchos cazadores, del control mediante la caza selectiva, de una forma lógica y sostenible, de las poblaciones de lobos, pese a que es una enamorada de la especie. «Es necesaria la caza más que nunca para extraer los animales conflictivos en el caso de no poder reintroducirlos en otras zonas donde no exista ganado doméstico», nos dice totalmente convencida.

Ana convive desde hace tres años con una perra adoptada, de la raza Carlino, de nombre Jara, que acogió después de que un vecino no pudiera seguir atendiéndola.

Ana quiere mostrar su agradecimiento a la cuadrilla de cazadores Club Peña Robledo que, junto a César, Rafa y Jaime, fueron sus mentores en la caza, por su infinita paciencia en sus primeros pasos en la actividad cinegética, ya que le permitieron abrir los ojos y conocer la verdad de la caza.

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