Murcia

Tras múltiples esperas, este jabalí baja la guardia en un comedero para perdices

Un cazador abate un gran jabalí de manera inesperada en un comedero para las perdices. Llevaba más de dos años intentando ganarle la partida en múltiples esperas.


 caza un gran jabalí en un comedero de perdices
caza un gran jabalí en un comedero de perdices

La astucia del viejo cochino le hacia burlar a los cazadores una vez tras otra en los pasos y sembrados que lo esperaban.

Una astuto y viejo jabalí

Juan López es un cazador de La Unión, municipio murciano situado en la comarca de Cartagena, aficionado a la caza menor con perros de la raza podenco canario, modalidad que comparte desde el año 2007 con la apasionante caza del jabalí en espera.


Aquí vemos el escenario de la espera durante el día

Supo de la existencia de un animal de semejante tamaño en el acotado el día que pudo ver sus huellas y las marcas de los colmillos en los escasos árboles que pueblan el terreno que gestionan. Hace más de dos años de aquello. Les ayudaron las imágenes en algunas de las cámaras de vigilancia y gestión ubicadas en el coto, que captaban al animal entrando a comederos.


El gran jabalí abatido por el cazador en una imagen captada por su cámara trampa.

El cazador ha intentado en numerosas ocasiones engañar al astuto jabalí, pero el macareno siempre detectaba su presencia o parecía estar avisado de que iban a esperarlo. «Nunca entró a las bañas, ni pasó por veredas que frecuentaba o entró a comer a las siembras o comederos del coto los días que lo aguardábamos. Su astucia era digna de elogio», reconoce Juan a Club de Caza.


Este es el espectacular trofeo del jabalí abatido por el cazador.

El esperista vio sus huellas en un comedero para la caza menor

Pero un día cometió un error que le costó la vida, como relata el cazador. «La fecha que detecté que iba a comer trigo con regularidad a un punto de alimento para las perdices. Había aprendido a golpear el bombo con su jeta para extraer el grano de su interior. Allí lo esperé, oculto a 70 metros del comedero. Entró nada más oscurecer, sin percatarse de mi presencia, confiado en poder alimentarse del trigo.

Al verlo por primera vez a tan corta distancia pude comprobar que se trataba de un impresionante ejemplar con una formidable boca. Contuve los nervios. Pensaba que ojalá no pudiera oír el sonido de los latidos de mi corazón, porque parecía que se me iba a salir del pecho. Apreté el gatillo del rifle que uso en esperas, un monotiro del calibre .308 de la marca Ardesa.

La bala impactó en el corazón, al eviscerarlo aún estaba incrustada en el interior del órgano. Eso llevó al solitario a derrumbarse al instante. Por fin lo había logrado. Le había ganado la partida».


Juan posa orgulloso con el jabalí que tantas noches le llevó al monte a intentar su caza.

Efectuadas las mediciones pertinentes y después de su homologación ha obtenido una puntuación que le otorga una medalla de plata.

 

Colaboración de Eusebio Ezquerra, administrador del grupo de Facebook Solo Jabalí.

Comparte este artículo

Publicidad